Capítulo Diecinueve: Estos son Jennett, Beclan y Dordan

3.3K 306 94
                                    

—¿Estos vaqueros me hacen el culo gordo?

—No.

—¿Esta camiseta va con mis ojos?

—No.

—Si te matara, ¿me lo echarías en cara?

—No.

—¿Me estás escuchando siquiera?

—No.

—Naomi...

Levanté las manos con exasperación.

—Bueno, ¿qué esperas? ¿Que te escuche divagar sobre probarte ropa?

—Sí, Naomi —dijo Jordan, cruzándose de brazos—. Sí, lo espero.

Justo después de que nos echaran del teatro por culpa de nuestra guerra de palomitas, los cuatro decidimos ir al centro comercial. El centro comercial no era como cualquier otro centro comercial. Era el centro comercial. Hay muchos centros comerciales en la ciudad, algunos pequeños, otros grandes, unos locales... Pero el centro comercial, que es el West Central Mall, es el principal donde todos van. Es el más grande, el más popular, el de las mejores tiendas, la mejor comida, y el mejor servicio. Tanto como si quieres comprar el regalo perfecto, como si quieres actualizar tu armario o solo quedar con amigos y comer. Todos van ahí. Los niños quedan ahí, compran ropa nueva ahí, holgazean ahí, roban ahí, todo. Normalmente, cuando ya están satisfechos después de hacerme bullying, vienen a este centro comercial o solo se saltan el bullying y vienen directos a comprar algo. Así que a veces el centro comercial es mi héroe.

Obviamente no tengo deseos suicidas. Nunca he venido aquí sola. Y si alguna vez voy de compras con mis padres vamos al más pequeño que haya cerca. E incluso si van ahí, casi nunca los acompaño, solo me quedo en casa. ¿Por qué arruinar todo el gran trabajo que me ha costado esconderle a mis padres sobre el bullying yendo a un centro comercial lleno de chicos armados esperándome? Además, no tengo ninguna razón para ir a este centro comercial, hay muchas otras tiendas por la ciudad. Aún así, había mirado en la web oficial y había visto los restaurantes de comida y las otras tiendas (aparte de las de ropa). E, incluso si quisiera ir, no podría ni podré. Me gusta vivir, muchas gracias.

Pero eso cambia ahora que tengo a los chicos. Bennett había aparcado el coche en el aparcamiento del centro comercial, donde le dieron un billete que registraría nuestra estada en el centro comercial. Si sobrepasábamos el límite de dos horas, tendríamos que pagar por eso. No ese pagar por eso- petándose los nudillos y preparándose para una paliza -me refiero a unos cuantos dólares. El aparcamiento era gigante, de unas cinco plantas, a lo mejor incluso más. La única cosa de la que me preocupo sobre los aparcamientos grandes es olvidarme de dónde he aparcado. Pero esta preocupación se olvidó con otra.

¿Cómo iba a sobrevivir a estas compras?

Normalmente, cuando voy a comprar con mis padres o yo sola (en tiendas pequeñas que no son populares pero tienen buen gusto), compro lo que quiero y me voy. La mayoría de la gente, me temo que la mayoría chicas, se pasan horas solo probándose ropa. Escogen un montón de ropa que es mona, cara o ambas. Y, prácticamente, todo el tiempo que pasan en el centro comercial se lo pasan en los probadores probándoselo todo, seguramente sin intenciones de comprar nada. Es una pérdida de tiempo, probarse toda esa ropa cuando te las puedes probar en casa. Si te gusta algo solo cómpralo y te vas, ve a la siguiente tienda. Pero era inútil intentar decirle eso a Jordan.

—No sé qué escoger —musitó Jordan—. ¿Debería coger la camiseta roja o la azul?

Miré hacia arriba y vi a Jordan aguantando dos camisetas idénticas. La única diferencia es que una era roja y la otra azul.

TRADUCCIÓN: The Good Girl's Bad Boys: The Good, The Bad and The Bullied.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora