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Millie dejó caer la última caja sobre su cama. Miró su nueva habitación con una mueca. Suspiró y agarró su bolso antes de bajar hasta el salón, donde su madre se encontraba colocando todas sus cosas.

—Mamá, voy a salir para investigar un poco la ciudad. —su madre asintió y dejó la caja en el suelo.

—Necesito que vayas a hace la compra, mientras y trabajaré en la casa —le tendió dinero y una lista, continuó sacando las cosas de las cajas.

Millie cerró la puerta y miró el barrio en el que estaba su casa. Era realmente bonito, pero no tanto como el anterior.

Paseó por las calles, poniendo atención a cada pequeño detalle.

Cuando pasó al lado de un parque el grito de una chica la detuvo. Miró a la dirección de la que había vendo el sonido.

Allí había dos chicos. El chico agarraba a la chica por la cintura, levantándola del suelo. Ella gritaba mientras reía. Millie se acercó un poco más a la pareja.

El chico era bastante alto. Desde donde estaba Millie se podían ver sus rizos.

La chica, en cambio, era baja y tenía el pelo bastante largo y pelirrojo.

En cuanto ambos chicos comenzaron a comerse la boca Millie se dio media vuelta y salió de allí lo más rápido posible.

Le recordaba demasiado a Jacob y a ella.

Buscó su móvil en el bolso y marcó el número de su mejor amiga.

—¡Mills! —sonrió en cuanto oyó la voz de su mejor amiga.

—¡Alex! —la saludó de igual manera. Siguió caminando hasta llegar a lo que parecía ser un supermercado.

Sacó la lista de su bolsillo y comenzó a buscar todas las cosas de la lista mientras hablaba con su amiga.

Pasó por el pasillo en el que estaba la pintura. Eligió una y la dejó en el carrito para después ir a la caja.

—¿Has visto a algún chico que esté bueno? —le preguntó la chica, Millie rodó los ojos.

—¡Llegué hace dos horas! ¡Obvio he visto chicos que estén buenos! —le respondió obvia. La señora que tenía delante se giró y la miró curiosa. Millie la saludó con la mano y esta se dio la vuelta sonrojada.

—Ha llegado mi madre. Tengo que dejarte, luego hablamos. —Millie se despidió de la chica. Guardó el móvil en el bolso y esperó a que le tocase el turno. Pagó todo y con dificultad cogió las bolsas.

Iba por el parque cuando la bolsa en la que llevaba las cosas se rompió. Soltó un bufido y metió la mayoría de cosas en su bolso.

—Vaya mierda de día —gruñó. Iba a agarrar el bote de pintura cuando una mano se interpuso en su camino. Miró hacia el frente y se encontró a un chico delante de ella—. Gracias —le agradeció cuando le pasó el bote.

Se levantó y se colgó el bolso al hombro.

—¿Eres nueva? Nunca te había visto en la ciudad —le dijo metiendo sus manos en los bolsillo de su sudadera. La chica aprecio que es un poco más alto que yo.

—Mi madre y yo hemos llegado hoy a la ciudad. Soy Millie —me presento extendiendo la mano.

—Noah —se presenta de igual manera el chico. Nos apretamos las manos.

—Adiós —se despide siguiendo su camino.

«Random». Piensa mientras continúa mi camino a casa. Rebusca en su bolso, buscando las llaves y resopla cuando se da cuenta de que las dejó dentro de casa.

Bad Game ||Fillie||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora