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Millie dejó de lado su libro de historia y se concentró en las pequeñas manchas que habían quedado en las paredes de su habitación.

No se podía quitar de la cabeza a Jack y a la relación que tendría con Finn.

Recordaba haberlo visto en un una foto en la casa del chico. Le había sorprendido verlos a ambos con instrumentos y sonriendo a la cámara.

Nunca recordaba haber visto a ese chico en el instituto, pero cuando Finn llegó con los botes de palomitas para todo el grupo se olvidó de preguntarle. 

Su móvil vibró debajo de su mano y lo desbloqueó extasiada. Realmente esperaba que fuese Finn. 

El avión del chico iba estaba por aterrizar y Finn había quedado en enviarle un mensaje cuando ya hubiesen pasado todos los controles para que Caleb les llevase en el coche de sus padres. 

Sonrió cuando leyó el mensaje de Finn en la pantalla. Ya habían llegado, así que agarro su abrigo y llamó a Caleb para que fuese saliendo de casa. 

Cerró la puerta de su puerta con llave y fue hasta casa de Sadie. Llamó a la puerta y esperó a que alguien le abriese la puerta. Pasaron los minutos y nadie le abrió, así que Millie llamó molesta a su amiga. 

—Sads, ¿dónde estás? Sabes que Finn vuelve hoy, te dije que estuvieses pendiente porque iba a llamar a tu puerta cuando ya aterrizase—Millie oyó un resoplido por parte de su amiga y ropa moverse detrás de ella. 

—Salí porque me tenía que comprar un pijama nuevo. Ya le digo a Caleb que pase a por mí en el centro comercial—Millie se sentó en el escalón fuera de su casa.

—Caleb ya está aquí, nos vemos en unos minutos—ambas se despidieron y Millie se subió en el asiento del copiloto, el cual había quedado libre. Gaten estaba sentado en la última fila de la furgoneta.   

 —Sads está en el centro comercial, tenía que comprar un pijama.—Caleb asintió y condujo hasta casa de Noah. Cuando llegaron Noah los esperaba fuera.

 —Hola chicos—Noah se sentó al lado de Gaten en la última fila de la furgoneta, así que lo quedaban dos asientos en el medio para Sadie y para Finn. 

El centro comercial quedaba bastante cerca de la casa de Noah, por lo que no tardaron mucho en llegar. 

Los chicos buscaron a Sadie con la vista desde el coche pero no la encontraron por ninguna parte. Millie frunció el ceño y la llamó. 

—Sadie, estamos fuera del centro comercial, ¿dónde estás?—Millie oyó con la chica jadeaba mientras se oía al viento.

—Le pedí a mi madre que viniese a por las bolsas de la compras. Aparcó demasiado lejos, estoy corriendo. Estaré allí en unos cinco minutos—Millie se despidió de su amiga y les contó todo lo que le había dicho a los chicos. 

Se giró en su asiento para mirar a sus amigos. Gaten tenía la mirada perdida y Noah miraba por la ventana a un punto fijo. Caleb miraba el volante como si fuese lo más entretenido del mundo.

—¿Os pasó algo?—Caleb miró a la morena y negó con la cabeza. No convenció a la chica, quien se volvió a girar para mirar a sus amigos— Gaten—el chico miró a su amiga y sonrió falsamente—, ¿estás así por Nikki?

—Pensé que me quería y solo me estaba usando—Millie extendió la mano y le tocó con mucha dificultad el hombro del chico. Gaten le sonrió y posó su mano sobre la de su amiga. 

—Vendrá alguien que te quiera tanto como tú quisiste a Nikki. Solo espera un poco.—Le dio un último apretón en el hombro a Gaten y miró a Caleb.

Bad Game ||Fillie||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora