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Este capítulo contiene lenguaje explícito, por lo que si no te gusta lo puedes pasar.

Finn leía la lista que le había preparado Sadie, la partió en dos y le dio la otra parte a Gaten.

Ambos habían ido al supermercado para comprar todo lo necesario para la fiesta de cumpleaños que le iban a preparar a Millie todos sus amigos.

Leyó la lista una última vez y se dirigió hacia el pasillo de las fiestas, metió en el carrito serpentinas, guirnaldas y varios platos. Finn vio una banda en la que ponía: Hoy cumplo años; y una corona, que también metió en el carrito.

Se reencontró con Gaten en la caja, donde cada uno pagó con el dinero que habían puesto todos y el rubio condujo hasta casa de Noah, donde Sadie, Caleb y Noah estaban envolviendo los regalos de la chica.

—Joder —se quejó el moreno mientras se masajeaba los dedos—. No había envuelto tantos regalos en mi vida —sus amigos se rieron y los dos chicos dejaron las bolsas de compra en el suelo para ayudar a los chicos.

—Todavía no nos has contado lo que pasó en el cine —al azabache se le plantó una sonrisa en la cara al instante.

Millie se miró en el espejo mientras se aplicaba un poco de pintalabios. Era un nude que le había regalado su madre, perfecto para la ocasión.

—Ya ha llegado —le avisó su madre con una sonrisa. La morena agarró el bolso que había dejado sobre la cama y salió por la puerta, seguida de su madre—. Es muy guapo. Me gusta —Millie se atragantó con la leche que estaba tomando y su madre le dio pequeños golpes en la espalda para que dejase de toser. 

—¡Mamá! —Su madre rio y Millie salió lo más rápido que pudo de su casa, mientras intentaba que no se notase lo avergonzada que estaba.

—Hola —le saludó el chico con una sonrisa. Millie le devolvió el saludo con otra sonrisa y besó su mejilla. Él condujo hasta el cine y ambos salieron del coche.

Cada uno compró su entrada, en la fila de arriba del todo, y fueron a comprar las palomitas.

—Lleva mucho tiempo la película en cartelera —dijo el de rizos cuando estaban entrando en la sala—, así que seguramente no va a haber casi nadie.

Cuando comenzó la película vieron que el chico tenía razón. No había ninguna persona en la sala, lo que les gustó a ambos.

Por la mitad de la película Finn pasó su brazo por los hombros de la chica y Millie apoyó la cabeza en su hombro, lo que le sorprendió.

La morena sintió los labios del chico en su pelo y eso le provocó una sonrisa y sintió algo en su barriga que no había sentido nunca.

Era un calor que le extendió por las piernas y el pecho. No le gustaba esa sensación.

Se apartó de él e intentó que se le pasase, sin éxito. Se sorprendió más cuando miró a su acompañante y su mirada se fue directa a sus labios, los cuales les parecieron muy apetecibles.

Finn la miró extrañado cuando ella se comenzó a acercar a él poco a poco y se sorprendió aun más cuando sintió los labios de la chica sobre los suyos. Le pasó los brazos por el cuello de ella, acercándola más a él.

Millie intensificó el beso y tiró levemente del pelo del chico, provocando un pequeño jadeo al chico, que se perdió entre sus labios. Dejó el cuenco de palomitas en el asiento de al lado y se subió al regazo del chico.

—Vámonos a casa —el azabache la miró todavía más sorprendido.

—¿Estás segura? —Ella asintió y eso fue lo único que necesitó para levantarse con ella todavía agarrada a torso. La bajó cuando salió de la sala y los dos caminaron agarrados de la mano hasta el aparcamiento.

Millie se paró delante de una farmacia y le dijo que la esperase. Cuándo salió se metió algo en el bolsillo de su chaqueta y continuaron su camino.

No tardaron mucho en llegar a casa de la chica y cuando lo hicieron esta tiró de él dentro de su hogar.

Cerró la puerta y apoyó al chico en la puerta para continuar besándole salvajemente.

Finn colocó sus manos en la baja espalda de la chica pero, poco a poco, comenzó a bajar hasta sus muslos, los cuales agarró impulsando a la chica. Ella enrolló las piernas alrededor de la cadera de él y el de pelo rizo comenzó a subir las escaleras sin dejar de besarla.

Cuando llegaron a la habitación de ella la tiró en la cama mientras se quitaba la camiseta.

—La persiana —dijo ella entre jadeos mientras él le besaba el cuello. Finn se acercó a la ventana y corrió la persiana, para después volver a acercarse a Millie, quien se había quitado la chaqueta.

El chico pasó sus manos por toda la espalda de la chica hasta que encontró la cremallera del vestido. La comenzó a bajar mientras Millie le desabrochaba la hebilla del cinturón.

El vestido calló al suelo, seguido del pantalón del chico. Finn se acercó hasta estar a horcajadas encima de la chica.

Le besó el cuello y bajó por su vientre hasta llegar a sus muslos, los cuales comenzó a lamer, provocando pequeños gemidos de la chica.

Millie se mordió el labio para no gritar cuando sintió la mano de Finn acariciando su sexo por encima de su ropa interior.

—Joder... Joder —Finn acercó su cara a la de la chica y dejó caer un poco de su peso sobre ella, provocando que su erección rozase la cadera de la chica.

Con un rápido movimiento el de rizos desabrochó el sujetador de Millie. Bajó su mirada hasta el pecho de la chica y lo miró con deseo.

Bajó con besos hasta este y lo comenzó a succionar, provocando gemidos fuertes de parte de Millie.

—Finn, no puedo más —le dijo con la voz entrecortada. El chico le hizo caso y besándola le preguntó.

—¿Tienes condones? —Ella asintió y le señaló la chaqueta. Se acercó hasta este y sacó dos condones del bolsillo. Cogió uno y se volvió a acercar hasta la chica, quien ya se había quitado la única prenda que le quedaba.

Finn se bajó su boxer y se colocó el condón rápidamente.

—¿Eres virgen?

—No —Finn asintió y se enterró en ella de una. Millie gritó mientras enterraba las uñas en la espalda de Finn. El chico se comenzó se comenzó a mover, primero lento y después rápido.

Millie agradeció que su madre no estuviese en casa, porque estaba segura de que sus gemidos se podían escuchar hasta en la casa de Sadie.

Comenzó a sentir un cosquilleo en su barriga que se le extendió por todo su cuerpo y acabó explotando en el orgasmo más fuerte que había tenido.
Finn no tardó más de cinco segundo en llegar al orgasmo él también.

Ambos se tumbaron en la cama exaustos. No hablaron hasta que sus respiraciones se calmaron.

—¿Te aparece echar otra? —Le preguntó Millie. No hizo falta que dijese nada más, ya que Finn se tiró a sus labios.

—Finn —le llamó Gaten, regresándolo a la realidad de golpe—, ¿estás bien? Te hemos preguntado que ha pasado más de tres veces.

—Estaba pensando, perdón. —Se aclaró la garganta y continuó hablando— No pasó nada importante, vimos la película hablamos el camino de vuelta y la dejé en su casa.

—¿No hubo ningún beso? —Le preguntó Sadie decepcionada.

—Ninguno —le mintió. Sus amigos dejaron el tema y siguieron envolviendo regalos.

Finn no sabía lo que eran Millie y él, pero estaba extremadamente feliz después de haber pasado la noche con ella.

Estaba enamorado de Millie.

Bad Game ||Fillie||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora