9; alpha.

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La tensión en el ambiente era obvia, todos cuidaban de no dar una respiración demasiado fuerte o parpadear de mas, se mantenían serios y firmes en sus asientos mientras veían la figura alta y poderosa de su jefe al final de la enorme mesa.

La manada del norte de Milán era la más poderosa de toda Europa. Y por un momento iba a lograr serlo de América. El no lograrlo era precisamente lo que tenía cabreado al imponente Harry Styles. Jefe de la manada y un alfa supremo. Sangre pura. Solo existían 3 alfas de ese rango y uno era su padre y el otro su mano derecha, estos comandaban Asia y Sudamérica. Pero Harry quería más, Harry buscaba tener el control de América del Norte donde un Alfa mediocre creía tener el poder.

Sin embargo, los miembro de su clan por no seguir las reglas, Harry perdió la oportunidad que tenía de quitarle a la dinastía intrusa el norte de New York, casi había podido saborear la victoria.

Sus colmillos asomaban por sus labios y su camisa de seda luchaba por mantener esos músculos resguardados. Su cabello corto estaba despeinado, muy poco común a como siempre estaba. Los ojos verdes lucían aterradores, con las pupilas dilatadss y solo buscando una pequeña excusa para saltar al primer idiota en hacer un movimiento en falso.

- ¡Son unos inútiles! - su voz alfa se hizo presente como nunca antes, que hasta los alfas que integraban su clan se encogieron de miedo.

- ¡Sólo tenían una maldita cosa que hacer! ¡Una! - todos se mantuvieron callados ante aquel arrebato de furia. Igual no podían hacer nada. No, si querían seguir manteniendo su cabeza pegada a su cuerpo.

Todo era silencio y cuando una beta había comenzado a soltar un sollozo la puerta doble de la habitación se abrió y el mayordomo con voz neutra y acostumbrado a ver cabreado a su señor se aclaró la garganta.

- Señor Styles.

Los ojos dilatados de Harry se dirigieron ferozmente a ese punto y soltó un gruñido que no inmutó al hombre de cabello blanco.

- ¿Qué quieres? - parecía apunto de saltar sobre el mayordomo, pero Trumman quedó tranquilo.

- El amo Horan ha pedido verlo.

Harry había asesinado, su temperamento era una bomba de tiempo, cualquier movimiento en falso y podías tener a ese hombre de casi dos metros sobre ti arrancando tu cabeza. Era el líder de su clan. Poderoso. Líder de negocios lícitos y otros no tanto. Era el jefe supremo. Fuerte y explosivo. Todo eso era Harry Styles. Todos le tenían miedo y tenían sus razones. Sin embargo, sólo existía alguien en ese mundo que nunca había sufrido de las actitudes déspotas del alfa. Por más loco que suene.

Ese alguien era el omega más hermoso y delicado. Todo un príncipe. Niall Horan.

Omega Ultimate. El último que quedaba en todo el globo terráqueo y el que tenía el corazón del alfa más temido.

Cuando Harry lo conoció, había caído de rodillas por esos ojos azules en el primer instante e hizo todo lo que pudo para tenerlo en sus brazos.

Niall era tan angelical que hasta el frío corazón del alfa había saltado de emoción cuando la sonrisa del omega apareció en su vista. Recuerda perfectamente aquel día en que fue a Inglaterra a una aburrida comida a la que su padre no había podido ir y él tuvo que sustituirlo.

Harry había escuchado de la familia Horan y como George Horan era un viejo amigo de su padre. Sin embargo nunca había tenido conocimiento de aquel pequeño omega de ojos grandes y cabello rubio cobrizo. Tenía grabado el instante en que la delgada mano de Horan había tocado la suya. Lo sintió en ese instante y supo que Niall era su destinado. Un punto para él, porque al ser así, George no pudo hacer nada más que aceptar su relación. Por su puesto que él no, pero Niall lo había puesto difícil. Era único y pasó casi un año de cortejo hasta que el omega lo aceptó.

ONE SHOTS; STYLAN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora