Capítulo 31.

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Tenía en mis manos dos objetos. El primero era una bolsa pequeña transparente sellada la cual contenía cierto polvo blanco que al instante supe lo que era -cocaína.-, la segunda cosa que estaba dentro del sobre era una pequeña carta con un mensaje escrito a mano y en letra cursiva, la cuál creí reconocer y estaba casi segura de que no me equivoqué. Leí lo que decía la tarjetita.

"Disfrútala, te veo en mi departamento como siempre. -Alonzo."

Y entonces sólo confirmé lo que creía, sabía que no era una simple incitación, era más bien algo así como una amenaza. No podía. Sólo no podía con la impotencia que sentía al no poder hacer nada, al no poder enfrentarlo porque sabía que a la menor provocación Alonzo le contaría todo a Harry y lo que menos quería era lastimarlo y alejarme de él, además de que si yo me atrevía a hacer algo en contra de él probablemente recurriría a Robert. Ni siquiera quería imaginarme que me haría si me encontraba. De tan sólo pensarlo me daban ganas de llorar, sentía una opresión en mi pecho, miles de imágenes aparecían en mi cabeza y en cada una de ellas estaba la peor de mis pesadillas: Robert. Obligándome a hacer cosas que no quería, golpeándome, humillándome, haciéndome sentir una basura.

De pronto, se escuchó que tocaban la puerta del baño sutilmente.

-Bella, ¿estás bien? -Harry. Por inercia, guardé el sobre en un bolsillo interno que tenía mi chaqueta, me paré rápidamente de la silla y salí del baño. Lo primero que vi al salir fue el rostro confundido de Harry que al verme se tornó más preocupado que confundido.- Dios, Bella ¿qué te pasa? -Dijo acercándose a mí mientras que con una mano acariciaba mi mejilla.

-Sí, lo estoy. -Mentí. Obviamente no me sentía ni un poco bien.

-Pero..., estás tan pálida, no luces para nada bien. Tenemos que ir con un doctor. -Fue más una orden que cualquier cosa. Estaba preocupado por mí. Me sentía una basura.

-Si, algo que comí me hizo daño pero estoy bien. Sólo necesito descansar. -Sonreí intentando darle un poco de confianza para que dejara de preocuparse por mí. Asintió y entonces retiró su mano de mi rostro para tomarme del brazo y comenzar a caminar hacia su habitación. Me detuve en seco al recordar que la carta de Alonzo aún seguía en mi chaqueta, pensé tantas cosas, en ¿que hubiera pasado si Harry hubiese ido a abrir la puerta? ¿que habría pasado si la carta hubiese caído en sus manos? ¡ni siquiera quería imaginarmelo!, me zafé de su agarre y en el instante él volteó a verme y la confusión inundó su rostro el cual dibujó una sonrisa nerviosa.

-¿Qué sucede?

-Quiero..., cambiarme de ropa, para estar cómoda, ¿puedo? -Casi susurré.

-De acuerdo, te espero arriba. -Se acercó y depósito un beso en mi frente. No dije nada, me dirigí casi corriendo a mi habitación; una vez dentro, saqué el sobre y lo puse en uno de los cajones de mi mesa de noche. No podía con la culpa que sentía, sabía que llegaría un momento en el que simplemente no resistiría y colapsaría o sólo iba a ser descubierta, porque las mentiras nunca son para siempre.

Me puse mi pijama y salí de la habitación para ir a la de Harry. Tenía la mente tan ocupada que ni siquiera pensé en tocar la puerta sólo la abrí.

"oh por dios..." pensé.

Ahí estaba Harry. No podía creer lo que veía. El chico estaba de pie frente a la cama, quitaba las almohadas y acomodaba las colchas, su cuerpo estaba cubierto sólo por un bóxer, dejando a la vista sus piernas marcadas al igual que sus brazos y abdomen, toda la tinta de su piel también salía a relucir y aunque ya había visto antes sus tatuajes por alguna razón el verlos con el distraído, hacía que se viera jodidamente sexi. Me encantaba.

Inmarcesible. | Harry Styles. TERMINADA -corrigiendo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora