Capítulo VI: ¿Soy un Caballero del Zodiaco?

231 10 1
                                    

Makoto, después de un tiempo de privacidad que le dio al castaño, se atrevió a subir y ver cómo estaba.

__ ¿Recordaste algo?

­­__ Ellos, ¿quiénes son ellos?

__ ¿También los olvidaste?

__ Se me hacen familiares. – el joven suspiró.

__ Eran tus mejores amigos.

__ ¿Eran mafiosos igual que yo?

Makoto fastidiado, se cogió la cabeza y se contuvo de golpear a Seiya para que reaccionara.

__ ¿Quién te dijo esa idea loca de la mafia?

__ Mi hermana.

__ No Seiya, no eras mafioso. Pero sí asesinaste gente.

El castaño se sintió apenado y confundido ante las declaraciones. ¿A quién debía creerle? Cada quien daba una historia diferente.

__ Ya no sé quién soy.

__ Seiya, necesito mostrarte algo.

De pronto una extraña energía cubrió el cuerpo del chico, Seiya estaba asustado pensando que era un poder mucho más allá de su alcance. Pasaron unos segundos y Makoto estaba cubierto de una armadura.

__ ¿¡Qué acaba de pasar, qué tienes puesto!?

__ Es una armadura de bronce.

__ ¿Y por qué tiene formas tan extrañas?

__ Significa la constelación que me protege: El pez dorado.

__ ¿Constelaciones? ¿De qué me estás hablando?

__ Seiya cálmate. – se acercó el joven. – Te contaré toda la verdad que te fue escondida.

-

__ Hermosa, ¿por qué no vienes?

__ Para, Aquiles. – respondía Helena. – No querrás que te dé una golpiza.

__ Ya tienes 20 años, por qué no nos divertimos un rato.

__ Ella dijo que pararas. – se acercó delante un joven de ojos verdes y cabello castaño.

__ ¿Qué me va a hacer un mocoso como tú, Paris? – respondió Aquiles.

__ Soy más fuerte de lo que crees. – respondió el nombrado.

__ Basta, Aquiles. – Apareció Helén.- No te metas con mi hermana.

__ Siempre arruinan la diversión. – se volteó para irse, pero paró a declarar una última cosa. – Helén algún día te mataré y tomaré tu lugar. Yo soy más fuerte que tú y merezco ser la mano derecha de Hefesto.

__ Sabes que perderías, Aquiles. – desafió Helena.

__ Suficiente, Helena. No hables por mí. – se interpuso Helén. – Ya retírate, si no quieres que le hable a nuestro dios de los inconvenientes que estás creando.

__ Como sea. – se fue fastidiado.

__ ¿Estás bien? – preguntó Paris a Helena.

__ No tenías que ayudarme, pero muchas gracias, Paris. -El joven se sonrojó y siguió su camino.

Saint Seiya I. La Saga de HefestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora