Makoto, después de un tiempo de privacidad que le dio al castaño, se atrevió a subir y ver cómo estaba.
__ ¿Recordaste algo?
__ Ellos, ¿quiénes son ellos?
__ ¿También los olvidaste?
__ Se me hacen familiares. – el joven suspiró.
__ Eran tus mejores amigos.
__ ¿Eran mafiosos igual que yo?
Makoto fastidiado, se cogió la cabeza y se contuvo de golpear a Seiya para que reaccionara.
__ ¿Quién te dijo esa idea loca de la mafia?
__ Mi hermana.
__ No Seiya, no eras mafioso. Pero sí asesinaste gente.
El castaño se sintió apenado y confundido ante las declaraciones. ¿A quién debía creerle? Cada quien daba una historia diferente.
__ Ya no sé quién soy.
__ Seiya, necesito mostrarte algo.
De pronto una extraña energía cubrió el cuerpo del chico, Seiya estaba asustado pensando que era un poder mucho más allá de su alcance. Pasaron unos segundos y Makoto estaba cubierto de una armadura.
__ ¿¡Qué acaba de pasar, qué tienes puesto!?
__ Es una armadura de bronce.
__ ¿Y por qué tiene formas tan extrañas?
__ Significa la constelación que me protege: El pez dorado.
__ ¿Constelaciones? ¿De qué me estás hablando?
__ Seiya cálmate. – se acercó el joven. – Te contaré toda la verdad que te fue escondida.
-
__ Hermosa, ¿por qué no vienes?
__ Para, Aquiles. – respondía Helena. – No querrás que te dé una golpiza.
__ Ya tienes 20 años, por qué no nos divertimos un rato.
__ Ella dijo que pararas. – se acercó delante un joven de ojos verdes y cabello castaño.
__ ¿Qué me va a hacer un mocoso como tú, Paris? – respondió Aquiles.
__ Soy más fuerte de lo que crees. – respondió el nombrado.
__ Basta, Aquiles. – Apareció Helén.- No te metas con mi hermana.
__ Siempre arruinan la diversión. – se volteó para irse, pero paró a declarar una última cosa. – Helén algún día te mataré y tomaré tu lugar. Yo soy más fuerte que tú y merezco ser la mano derecha de Hefesto.
__ Sabes que perderías, Aquiles. – desafió Helena.
__ Suficiente, Helena. No hables por mí. – se interpuso Helén. – Ya retírate, si no quieres que le hable a nuestro dios de los inconvenientes que estás creando.
__ Como sea. – se fue fastidiado.
__ ¿Estás bien? – preguntó Paris a Helena.
__ No tenías que ayudarme, pero muchas gracias, Paris. -El joven se sonrojó y siguió su camino.
ESTÁS LEYENDO
Saint Seiya I. La Saga de Hefesto
FanfictionTras ir en contra de los Dioses, Atenea recibe un castigo a manos de Zeus donde Seiya pierde la memoria y ella se convierte en humana. La única manera de recuperar sus poderes estará en manos de su prometido: El Dios del fuego, Hefesto. Mientras tan...