Capítulo XXV: Un Fénix Siempre Renacerá de las Cenizas

112 10 3
                                    

__ Después de Kanon de Géminis, Ikki de Leo, el legendario caballero de bronce quien pudo heredar la armadura de Fénix, la cual había sido ansiada desde tiempos mitológicos, es el más fuerte en esta guerra santa.

__ ¿Un Dios conoce mi existencia? – bufó confiado.

__ Por supuesto, aquella myth cloth que portaste, la hice yo mismo y fue solamente usada en la primera guerra santa de todos los tiempos, contra Ares.

__ "¿Ares, el Dios de la guerra violenta?" – se cuestionó el imponente.

__ Pero, sabes que ahora la constelación que te protege, no porta las propiedades de su antecesora, ¿verdad? – lo miró desafiante a lo que Ikki sudó levemente. – Si mueres portando la armadura del sagrado León dorado, no has de revivir, caballero Ikki.

-

__ Este es un desafío nuevo para Ikki, ya que su poder ha incrementado, pero a la vez se ha limitado. – expresó preocupada Saori. – Tengo un mal presentimiento.

__ ¿Con respecto a Fénix? – preguntó Hugo.

__ No, no es Ikki. Hay algo que no estoy considerando en esta batalla, pero qué... - golpeó con ambos puños la mesa.

__ "¿Cómo puede ser? Esta mujer está cambiando demasiado... en tan poco tiempo sus palabras, manera de actuar y pensar son de una persona diferente."

__ ¿En qué estás pensando, caballero de Copa? – el hombre se puso nervioso.

__ Nada, mi Diosa.

__ Es hora de que se retiren tú y el caballero del reloj a la batalla, consideren dejar un poco de la medicina divina en cada casa del zodíaco. Zephyr, si usas tus habilidades junto a Hugo, podrás corregir fracturas graves, deben explorar sus poderes.

__ Sus palabras son órdenes, Atenea. – ambos se estaban marchando con la máxima rapidez posible.

__ Y por favor, activen el laberinto.

__ ¿La herencia de Afrodita de Piscis? ¡Pero eso nos va imposibilitar a nosotros también de socorrerla!

__ Por favor, hazlo.

__ "¿Qué está planeando?" – se preguntó Hugo. – En seguida.

-

__ ¡Talon, lárgate de aquí!

__ Sabes perfectamente que Kanon te acabaría solo, Aquiles.

__ Parece que me subestimas demasiado. – lo miró fastidiado.

__ Muy bien, mejor llevarme dos pájaros de un solo tiro.

__ ¿¡Qué!? – contestó fastidiado el herrero de la Sarisa.

__ ¡OTRA DIMENSIÓN! – el hombre de larga cabellera Azul oscura lanzó su ataque.

__ ¿Qué es esto? – preguntó Tekko.

__ ¿Acaso eres idiota? Nos está lanzando a otro universo. ¡AHHHH! – empezó a gritar por el impulso de con una energía cósmica, aquella vara antigua de ataque se clavó al suelo.

__ ¿¡Qué!? – no podía creerlo géminis.

­­­­__ Mi lugar es la tierra, no quieras mandarme a otro lado.

__ ¿¡Cómo...!?

__ Las armas hechas por nuestro mismísimo Dios, no son nada más y nada menos que herencia terrestre. Por eso su espíritu está apegada a esta.

Saint Seiya I. La Saga de HefestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora