Capítulo XXIV: El Arte de Vivir

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__ Te daré toda mi vida si es necesario.

Las palabras de Seiya le llenaban el alma, sentía una cálida sensación. Sonrío y acarició el rostro del castaño, feliz, correspondida.

 Sin embargo, se espantó cuando se percató que había algo detrás de él.

__ ¿¡Seiya!?

Unas bellas alas blancas brotaron de su espalda... Pero era una sombra que agarraba sus brazos con fuerza.

__ ¿¡Quién eres!?

__ No olvides quién eres y por qué estás aquí, Atenea.

__ ¡Ah! – dio un gemido por la falta de aire, después de quitar su cabeza de la armadura de copa. – Seiya... - se angustió.

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__ Kanon de Géminis, el que fue capaz de engañar a mi soberano tío: Poseidón.

__ Él mismo.

__ Traicionaste a Atenea, intentando matarla; por lo que fuiste encerrado en Cabo Sunion; después manipulaste al ejército marino para vengarte; y después blandiste tu puño contra aquel que te recibió en su armada. ¿Cómo puede la princesa Atenea recibirte después de todo eso?

__ Ella nunca dejó de tener fe en que regresaría al camino digno, a pesar de que le fallé tantas veces. Ahora sólo vivo para redimirme por mis pecados. Para acabar con todos los males de este mundo y después recibir el castigo que tengan los Dioses para mí.

__ Palabras honorables para un ser traicionero. – respondió Aquiles.

__ ¿Eres tú el más fuerte de esta armada?

__ Sí, yo he de acabar contigo, por burlarte de seres divinos.

__ Aquiles, tú eres muy impulsivo, no creo que puedas manejar esta batalla. – Helén le agarró el hombro.

__ ¡Quién te has creído! – lo agarró del cuello molesto.

__ ¡Suelta a Helén, ser inservible! – se molestó Helena.

__ Vaya, parece que no hay armonía entre tu ejército, Dios Hefesto.

__ Bien, Aquiles, te dejaré pelear contra Kanon.

__ ¿¡En serio!? – se emocionó el joven de ojos azules.

__ Por favor, no me defraudes.

__ ¡No lo haré, mi señor! – sonrió emocionado.

__ Prosigamos. – corrieron a la dirección que buscaban.

__ Superior Kanon, ¿va a dejarlos pasar? – preguntó Evan.

__ No tengo otra alternativa. Y bien... - cerró los ojos. - ¿Vas a atacarme tú también, caballero de Tekko?

__ ¡Son dos! – gritó asustado el caballero del can menor.

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Saint Seiya I. La Saga de HefestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora