Capítulo IX: El Amor del Ofiuco

198 9 8
                                    

__ ¿Qué crees que haces? – apareció una imponente presencia atrás de un joven de apariencia elegante. - ¿Piensas que puedes cambiar el destino?

__ Eres astuto al haber llegado hasta aquí, hermano mío.

__ Humano ignorante, no uses el poder que te fue dado en nuestra contra, somos parientes.

__ ¿Parientes? – Volteó con sarcasmo el millonario. – Estuve enamorado de Saori Kido por años y ¿esto es lo que recibo? Exijo que anulen el compromiso.

__ Tú no pudiste manejarla a tu tiempo, Poseidón.

__ Mi poder no está completo, puesto a que no soy la reencarnación del Dios de los Mares, soy su elegido de esta época, pero puedo dominar a Atenea ahora.

__ No eres más que un juguete que el hermano de mi padre está usando, ¿por qué habría de hacerte caso?

__ ¿Me estás declarando la guerra? – amenazó con su tridente Julián.

Apolo con su magnánimo poder, apuntó a Solo decidido a acabar con su vida ante tal ofensa.

__ ¡Detente! - Se adelantó Sorrento y Tethis delante de su protegido. - ¿Tienes idea de a quién estás amenazando?

__ ¡Aunque seas su hermano no permitiré que toques a nuestro Dios Poseidón! – gritó la sirena. - Apolo frunció la mirada.

__ Insignificantes. – los mandó a volar lejos de ahí.

A pesar de estar intimidado, Julián no retrocedió ni un paso.

__ Tienes mucha suerte que no puedo tocarte, no sería de mi conveniencia que mi tío batallara conmigo. Sólo te advierto que dejes de entrometerte en las decisiones del Olimpo.

__ Te arrepentirás de no haber acabado conmigo el día de hoy, hermano del sol.

El Dios de la razón se fue, insatisfecho por tal declaración, giró para marcharse. A lo que Sorrento atrás de él, un poco herido se acercó.

__ ¿Qué está planeando, mi señor?

__ Sólo estoy tratando de corregir mis errores. No pienso permitir que los Dioses hagan lo que se les antoje. – miró determinado Julián. – Va a haber una guerra muy sangrienta, más vale que estén listos.

-

__ ¿Dónde has estado, Seiya?, te busqué mucho tiempo.

__ ¿Qué quieres de mí, Shaina? – miró amenazante Pegaso

__ ¿Seiya?

__ No voy a permitir que trates de dañarla nuevamente. – El castaño lanzó un puño de luz hacia ofiuco, la cual recibió sólo un rasguño por haber reaccionado a tiempo.

__ ¿¡Qué haces, acaso estás loco!?

__ Trataste de matar a Saori y a mí.

__ Ya veo, no recuerdas todo, ¿verdad?

Una ráfaga de luz cubrió la mente del caballero de Pegaso.

*flashback*

De repente vio cómo la amazona se lanzó delante de él, obteniendo una herida de gran magnitud en su espalda, su sangre caía y estaba sin máscara.

Saint Seiya I. La Saga de HefestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora