Capítulo IV: Encaminando un Sendero

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__ ¡No, cómo vas a irte si no recuerdas nada!

__ No trates de detenerme, si quieres que te encuentre nuevamente no te vas a mover de aquí. – decía imponente.

__ ¿¡Hermano, a dónde vas!?

__ ¡Lo siento Seika! – El joven corrió y ella trató de alcanzarlo.

__ ¡Seiya...!

De pronto paró en seco, estaba recordando un momento de su vida, lo estaban sacando de un orfanato en un carro negro. Él era un niño de no más de 5 años y estaba llorando mientras estiraba su manito a la luna trasera, viendo a su hermana mayor correr atrás de él.

"¡Seiya!, ¡Seika!"

Los nombres cuyos gritos se oían eran de los mismos hermanos. Oía una campana en su mente, veía como lo forzaban a irse. El joven cayó sentado al ver la imagen en su cabeza.

__ Hermana, ¿nos separaron de pequeños?

La joven se sorprendió, se dio cuenta que él estaba recordando aquel feo episodio de sus vidas.

__ Sí, nos separaron del orfanato, mas yo te encontré nuevamente y no pienso perderte.

Seika abrazó a Seiya, mientras sentía tranquilidad en los brazos de su hermano.

__ ¿Quién me adoptó?

La sorpresa inundó los ojos de la joven, había sido todo culpa del anciano Kido y su nieta mimada. Sentía rabia, pero no podía decirle quiénes eran, él averiguaría tarde o temprano todo si ella se descuidaba.

__ Era una organización de la mafia.

__ ¿Mafia?

__ Sí, hiciste cosas muy malas, por eso no quiero que las recuerdes.

__ Yo... ¿maté gente hermana?

__ Sí, pero eso quedó en el pasado.

__ ¿Soy... un asesino? – las lágrimas caían del rostro del joven.

__ No llores hermano, deja ir esas cosas malas, ahora te redimiste y tienes una nueva vida.

__ No... Seika. Quiero saber todo lo que he vivido. – el joven agarró su maleta y decidió irse.

__ ¡Seiya no te vayas, te pueden matar!

__ ¡Correré el riesgo!

__ ¡Seiya!

Ella decidió ir atrás de él pero no pudo alcanzarlo, el joven se fue. Cayó arrodillada, sintiéndose muy desesperanzada, quizá se lo merecía por mentirosa y egoísta... La conciencia la comía día a día, pero no podía permitir que arruine todo lo que había luchado.

-

Una joven se estaba exprimiendo el agua restante de su cabellera en una pequeña cascada. Se había tomado un baño relajante después de lo difícil que era sobrellevar sus sentimientos y su misión. De pronto escuchó unos pasos, pero no se inmutó porque ya estaba vestida.

__ ¡Qué bella cascada hay en este lugar!

Era Seiya quien había llegado sin percatarse de la presencia de ella. Saori no quiso hablarle, porque deseaba observarlo unos instantes. Definitivamente él era más guapo que cuando lo había conocido, había crecido bastante también y se veía más fuerte. No obstante, su emoción de verlo se redujo cuando lo vio con una maleta en su hombro.

Saint Seiya I. La Saga de HefestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora