Capítulo XII: Adiós, Caballero de Bronce.

164 11 5
                                    

__ Madre. – él hizo una reverencia. – Deseaba que me dieras tu bendición en este matrimonio.

__ ¿Qué dices? – La bella Diosa, de ojos marrones y pelo castaño miró a su hijo en señal de disgusto y después dirigió su mirada hacia Atenea. – Así que realmente os vais a casar. Bueno, finalmente así nos deshacemos de dos estorbos de un tiro.

__ ¡Cómo puedes hablar así de tu hijo! – Atenea saltó ante la mirada sorprendida de todos. – Lo abandonaste y ahora ¿osas humillarlo? ¿Pero quién te has creído?

__ Atenea... - él puso su mano en su hombro. – Está bien, ella es así.

__ No me gusta que la bastarda me dirija la palabra.

__ Hera. – cambió su tono de voz Hefesto. – Puedo permitir que me insultes, me humilles, me denigres y hables mal de mi persona, pero con MI ESPOSA no te metas. O realmente vas a conocer el rencor que he tenido por ti muchos años.

Ella se volteó ofendida ante tal declaración.

__ No me interesa lo que hagas con tu vida, si has de casarte no es de mi incumbencia.

__ Aun así... Con tu indiferencia y crueldad a mi persona. Sólo puedo decirte como últimas palabras... - Hera se sorprendió ante el hecho de que él contestaría. – Gracias por darme la vida, yo... soy feliz con lo que tengo. Nunca más he de molestarte, tendremos un matrimonio bueno, te lo aseguro.

El Dios de la forja se fue tomando la mano de su Diosa de la Guerra.

__ ¿Diosa mía, por qué es tan cruel con el muchacho? – Hera miró apenada lo que había hecho.

__ No es de mi agrado. – se volteó para marcharse.

-

__ ¿¡Qué dices!? – entró en pánico Seika. - ¡Yo no soy del grupo de ellos!

__ ¿Deberíamos empezar por la chiquilla ruidosa? – preguntó Lemnos.

__ Helena, me parece una medida muy extrema el tomar la vida de estas personas. – respondió Hari. – Si Atenea se enterase de esto, probablemente sufriríamos un castigo severo por parte de nuestro Dios.

__ Hari, ¿no temes que ella sólo finja ser un ángel y en realidad esté atentando contra nuestro Dios Hefesto? Es sospechoso que a pesar de que ella prometió cerrar el vínculo con sus caballeros hasta casarse, ellos estén precisamente en este lugar, ni siquiera sabemos cómo obtuvieron esa información.

__ No me hace feliz matar a los débiles, se supone que los protegemos. – respondió el caballero del Shakram.

__ ¡Piensas mucho, Hari! Sólo hagámoslo de una vez. ¡PÚAS CÓSMICAS!

El poder de Lemnos era una infinidad de púas que se penetraban en la piel del oponente, haciendo que el dolor sea insoportable y no pueda sentir sus articulaciones.

__ ¡Ban! – gritó desesperado Jabú.

__ Tus últimas palabras, caballero debilucho.

__ ¡Bombardeo del León! – gritó lanzando un ataque que lastimó levemente al Guerrero del Fuego.

__ ¡Galope de Unicornio! – Jabú golpeó a Lemnos haciendo que se sienta más furioso. – ¡Ustedes, no se metan, quiero acabarlos yo solo! – dijo apuntando a sus compañeros de armas.

Saint Seiya I. La Saga de HefestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora