Capítulo XXIX: El Amor es Egoísta.

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__ Te estaba esperando, vaya que has tardado. – el joven de alas doradas estaba apoyado en la columna de la pared.

__ ¡Tú, qué irrespetuoso...! – gritó Promet.

__ Váyanse.

__ Dios Hefesto... - trató de hablar Helén.

__ Aunque haya tenido bajas, la única sangre que me interesa es tuya, el causante de la revolución divina y de esta guerra santa. ¡VÁYANSE!

Ante las fuertes palabras de su Dios, voltearon el rostro y se fueron.

__ ¡Asegúrense de traer a Atenea con vida!

__ ¡No, Saori! – gritó Seiya tras tratar de detenerlos.

__ ¿¡SAORI!? ¡ELLA ES UNA DIOSA, DESUBICADO! – le lanzó su martillo divino pero esté solamente rozó el rostro de Seiya, dejándole un hilo de sangre.

__ No me asustas. – se paró desafiante.

__ Por supuesto, el matadioses está respirando en total calma... ni siquiera estás pensando en lo que pueda pasarte, tu mente está en otra parte...

-

__ ¿Diosa Atenea? – una voz se escuchó atrás de ella.

__ Zephyr, Hugo.

__ ¿Qué hace usted aquí? ¡Está muy lastimada! – se preocupó el caballero del reloj.

__ Vine a socorrer a los pequeños en peligro, pero veo que Hefesto se me ha adelantado. – unas lágrimas salieron de su rostro.

Al ver su tristeza, ambos jóvenes se voltearon nerviosos. Es un pecado ver la debilidad de tu Dios, sólo debían disimular.

__ Incluso en estos momentos, él sigue siendo más útil que yo...

Una risa incontrolable sacó a todos los presentes de sus casillas.

__ ¿Ahora te arrepientes?

Todos voltearon a ver de dónde provenía aquella voz. Y era una sombra apoyada en la columna de la esquina.

__ ¿Aquiles? – preguntó Saori.

__ Finalmente, las cosas saldrán como lo he deseado.

__ ¿Qué dices? – caminó un paso adelante Hugo, encontrando un charco de sangre.

__ Será mejor que corras de donde has venido, princesa Atenea.

-

__ Aún es posible salvar a tu discípulo, Shiryu, Se hizo justicia.

__ ¿Justicia? ¿Cuál puede ser la convicción de justicia de nuestro enemigo? ¿Cómo puedo creer que no eres igual a él?

__ Comprendo tu frustración, pero no es momento para pleitos. Después sigamos con nuestras riñas.

El dorado de Libra comenzó a concentrar su energía en las manos, formando la constelación del dragón con cada uno de sus puntos estelares.

__ Shiryu...

Hari volvió a formar con su cosmos el Shakram, su arma designada.

__ ¡Esperen! – se escuchó la voz de Valentín.

Saint Seiya I. La Saga de HefestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora