17: Lylith-Uan

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— Sergio, ¡despierta!— Exclamó Uan-Zher

En la mente de Sergio transcurrieron algunos minutos solamente —Pero en realidad fueron semanas— Sus ojos comenzaron a abrirse de manera lenta y torpe, tras unos breves instantes, de experimentar una visión parcialmente borrosa, por fin, pudo abrirlos por completo...

—¿Qué pasó?— Preguntó Sergio aturdido —Me quede dormido un momento.

—Si, bueno, llegamos a la nave— Le dijo Uan inexpresivo.

Sergio se reincorporó del sillón donde se encontraba recostado, se quitó los "audífonos extraterrestres" y los colocó a un costado, entonces se puso de pie.

Al hacerlo, se dibujo la silueta de la puerta en la esfera, la misma silueta que se trazó la primera vez cuando abordaron en la Tierra.

El acceso se desprendió y la rampa se colocó nuevamente. Uan-Zher iba delante de el para guiarlo, ambos bajaron.

Sergio quedó muy sorprendido ante lo que vio en ese momento.

Estaban en una especie de muelle o hangar, se podía ver el espacio exterior, pero no les afectaba ya que una enorme burbuja de plasma, o quizá un campo de fuerza, los protegía.

Miles de otras esferas, similares a la que utilizaron, estaban ahí. Algunas ya tenían tiempo de haber llegado y no había nadie en su interior; otras, se abrieron justo al mismo tiempo que la suya.

Pasajeros terrestres de diferentes nacionalidades descendieron de muchos de los dispositivos, pero lo que captó todavía más la atención de Sergio fue el hecho de ver seres de "otras partes" descender de las esferas...

—¿Y todos esos seres?— Preguntó Sergio muy sorprendido.

—¿Creías que la Tierra era el único planeta que albergaba vida o que?—Contestó Uan con una pregunta retórica utilizando un tono por demás burlón e irónico.

—E...Este, pues si— Respondió Sergio con un dejo de pena y visiblemente abochornado.

—Te sorprenderías— Dijo Uan palmeándolo amistosamente —Vamos, acompañame.

Ambos caminaron por el enorme muelle donde se encontraban. Había mucha actividad, los "guías" como Uan, iban y venían con sus "acompañantes" provenientes de diversas partes del Cosmos.

Conforme avanzaron, Sergio pudo percatarse de por lo menos unas treinta diferentes "especies" o razas, aunque quizá pudiesen haber sido muchas más de las que el alcanzó a contabilizar.

Otro hecho interesante para el fue que de la raza que más individuos veía era, precisamente, de los terrestres —"Debemos ser muy importantes"— Se dijo para sí.

El trayecto fue largo, el muelle parecía no terminar jamás, la cantidad de "personas" o "sujetos" —por llamarles de alguna manera— era demasiada, lucía abarrotada, como estación de metro en hora pico.

Luego de seguir caminando por algunos minutos más, se aproximaron a lo que parecía ser un andén o algo similar.

Una especie de portal de enorme tamaño estaba delante de ellos.

En este punto realizaron una pausa forzada, puesto que para ingresar debían formarse en tres filas. A pesar de la numerosa multitud, avanzaron a buen ritmo.

La parte frontal del portal estaba fuertemente resguardada por numerosos seres que hacían labor de vigilancia y escrutinio.

Una serie de preguntas, una revisión aleatoria, eran parte de la rutina para después hacerlos pasar por el una especie de "gel" semi cristalino que abarcaba todo el portal de acceso a manera de cubierta.

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