33: Primer Verdad.

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Sin mucha confianza, pero en realidad no sabía como regresar, ni mucho menos donde se encontraba Uan-Zher, Sergio por fin contestó...

—Supongo que está bien. —Dijo ligeramente animado.

—Pues bien, permíteme presentarme... Mi nombre es Viithal. —Y extendió su mano para estrechar la suya de manera amistosa.

—Y me llaman... "Deshollinador", aunque esto es solo una metáfora de mi trabajo, porque, como ya te habrás dado cuenta... No hay rastros de hollín por ningún lugar, ja, ja, ja.

—¿Vital?... ¿Cómo de vida o vitalidad? —Preguntó Sergio entre dudas.

—¡N0!... Con doble "i" y "h" después de la "t" —Corrigió, luego reflexionó un momento y añadió:

—Aunque, ahora que lo pienso... Lo que mencionas tiene que ver con mi labor, pero bueno, de eso hablaremos después, antes la historia que acordamos.. ¿Ok?

—Ok —Contestó Sergio prestando atención.

—Bueno, no se vale interrumpir... ¿Entendido?

—Entendido.

—Bien —Dijo Viithal, inspiró un momento para iniciar con su relato...

—Todo comenzó hace ya algunas eras. Mi pueblo se encontraba sumido en una guerra interminable por el poder. Los recursos eran cada vez menos...

—El glicio, —versión de agua en el mundo de Viithal— se había convertido en propiedad privada del Orbno —Sinónimo de gobierno en este mundo —Y la vida había perdido su último aliento de libertad y reducido a una mercancía más de la cruel tiranía opresora.

—Fue entonces que se formo la Rebelión. Al principio, me negué a ser parte de ello. Mi alto puesto en el Orbno, así como la reputación que me precedía, las consideraba como tesoros invaluables, incluso por encima de la vida de los habitantes de mi planeta. —Expresó con vergüenza, e hizo una breve pausa.

—Me había convertido en un monstruo —continuó narrando con melancolía. —Al grado de poner en la guillotina a mi familia antes de siquiera pensar en perder mis privilegios.

—La ambición, el poder y un ego desmedido, se habían convertido en mi Dios y mi religión— Espetó con dolor.

—En mi vocabulario se había agotado el "nosotros" y solo existía el "yo" en su lugar.

—Una década en la comodidad del poder pasó. Pronto, la rebelión se fortaleció ampliamente, y aproveché todo ello para ofrecer mi alianza falsa y desleal hacia ellos. Doté a esté grupo de la información detallada para acabar con el tirano en unos cuantos meses, y por fin, culminar con una lucha que parecía eterna.

—Y fue entonces, que el día del ataque llegó, y mi líder fue derrocado, eso no me importó, pues bien era sabido que yo seguía en la línea de sucesión. —Exclamó avergonzado mientras reflexionaba en torno de lo que iba a decir a continuación...

—Una vez que obtuve el poder. Me encargué de aniquilar a la fuerza rebelde. Ejecuciones públicas, desmembramiento de cuerpos, tortura sanguinaria y el terror sembrado; fueron mis aliados para asumir un control total y absoluto sobre mi pueblo, una ilusión de poder basado únicamente en el miedo.

—Eso no era para nada un gobierno, ni yo era un líder en lo absoluto. —Expresó con tristeza...

—No se puede pretender ser un líder de un pueblo mutilado, entre ilusiones rotas y el espíritu hecho pedazos. —Declamaba con profundo sentimiento, después retomó...

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