*ROBERTA*
No pude dormir en toda la noche, lo único que hice fue dar vueltas una y otra vez, junto a los miles de pensamientos que se venían a mi mente sobre, Mía.
Necesitaba hablar con mi mejor amiga, así que me levante de la cama y me dirigí a su habitación. Estaba profundamente dormida, observo la hora del despertador que está en su mesa de noche, eran las 8:00 am. Lupita suele despertarse más temprano, pero hoy al parecer está haciendo la excepción.
No puedo seguir con ésto en mi mente, necesito hablarlo, así que con toda la pena del mundo saltó a su cama y la despierto.
-¡Lupita despierta!- no había ninguna respuesta, así que me siento en su espalda y doy pequeños saltos- Anda, despierta.
-Sal de mi habitación, idiota- me río cuándo dice eso y se tapa la cara con la almohada.
-Esta bien, si no quieres saber que le dije a Mía que la amo, esta bien, iré a trabajar...
-¡¿Que tú qué?!- grita y se sienta en la cama haciéndome reír- ¿Lo juras?.
-Te lo contaré todo pero quiero que te levantes, tomes un delicioso baño y salgamos a comer afuera.
-¡Hecho!- sonríe feliz y se baja de la cama- ¿Tú ya estas lista verdad?.
-Sí mi Lupe, te esperó en la sala.
Me sentía triste, desesperada, pero feliz, debo reconocer que soy una persona realmente masoquista y el saber que Mía aún me ama, me hace sentir estúpidamente feliz a pesar de las circunstancias.
Era como una montaña rusa, subía y bajaba al son de mis sentimientos. Habían momentos en los que sólo quería llorar, y otros en los que sólo me salía sonreír y saltar. No me entiendo, tampoco la entiendo a ella a decir verdad.
Una hora después, una reluciente Lupita llegó a mi encuentro en la sala de estar. Ambas tras una sonrisa y varías miradas cómplices salimos de nuestra casa. Caminamos con exactitud media hora, ya que de dónde vivimos quedaba cerca absolutamente todo, así que no era necesario buscar un taxi o viajar en cualquier medio de transporte.
-¿Entramos a desayunar aquí?- pregunté frunciendo el ceño viendo el lugar.
-Se ve interesante- dice tomando mi mano.
El lugar era hermoso, parecía ser un restaurante nuevo, en la entrada había un cerdo enorme por lo que me recordó a una muy burlona Roberta.
-Si volviera a esos años del elite way, diría que éste cerdo es mínimo el hermano de Celina.
-¡Que barbara!- se ríe- ¡Tú no cambias Roberta!.
Ambas nos reímos a carcajadas y entramos al lugar entre bromas, sintiendo a la vez golpes en el brazo por parte de Lupita, quién al reírse suele siempre atacarme de ésta manera.
Nos sentamos en una muy pequeña mesa, parecía que el lugar no era tan buena idea después de todo, hacía un calor de los mil demonios, y la gente que trabajaba en el parecían mal humorados por lo que intimidaban un poco.
-Les dejo la cartilla- nos dice el mercero dejando la cartilla- ¿Qué quieren de beber?- pregunta de mala manera.
-Yo quiero un colado de fresa, y puede ser una ensalada con pollo- responde mi amiga sin mirar tan siquiera la cartilla.
-Yo quiero una gaseosa de toronja y una hamburguesa de jamón y queso- pedí entregando las dos cartillas a la vez.
Sin decir nada el muy odioso chico se retira dejando un aire a pésima atención al cliente.
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LOVE ❤️ REBEL
FanfictionLectores, les traigo lo que es mi nueva historia "Portiñon", algo diferente, ya que en este caso no serán "Anahí" o " Dulce", si no... "Roberta y Mía"... Lo único igual a la novela serán los nombres de los personajes, las actitudes de las chicas y...