28-¿Quien es él?

1.2K 65 18
                                    

*ROBERTA*

-Mía, despierta- susurré en su oído, pero en vez de hacer caso sólo se movió para acomodarse más. Con una sonrisa de malicia decidí hacerle cosquillas, no sin antes acariciar su hermoso rostro que irradiaba tranquilidad. Tomé un mechón de su cabello y comencé a hacerle cosquillas en su oído. Estaba apunto de estallar de la risa, viendo como pasaba su mano tratando de quitar eso que le estaba robando la tranquilidad de hace un momento, no abría los ojos y ya me estaba comenzando a desesperar- ¡Amor!- grité en su oído entre risas. De pronto logré lo que quería, ella se volteó y me miró con un puchero adorable.

-¿Sabes lo malo que es para el corazón, que alguien te grité así mientras duerme?- me señala- Gracias a ti, me saldrán nuevas arrugas hoy, el no dormir causa ojeras, y eso se vería así, mal, ¡horrible!.

Volteé los ojos ignorando sus tonterías. Cuándo creí que Mía, iba a seguir su discurso me equivoque, ya que me empujó levemente he hizo que me acostara, apoyando su cabeza en mi pecho.

-Mía, ¡ya no soporto estar en ésta cama!- me quejé- ¡Hace calor!, vamos a desayunar por favor.

-Cinco minutos más, Roberto- sonríe y cierra los ojos- Debo terminar el sueño maravilloso que tuve.

-¿Que estabas soñando, mi amor?.

-Algo pervertido- se separa de mi.

-¿Así?- le di una sonrisa picara y algo maliciosa. Enseguida caí sobre ella tomándola por sorpresa. Con mis manos moví un poco su cabeza y comencé a besarle el cuello- ¿Qué tal si lo terminamos ahorita?.

-Buenos días, ¡hora del desayuno, hoy madrugue!... niñas- la puerta se abrió dejando ver a mi sonriente madre que segundos después cambio el rostro a descomposición- ¡Ahhh!, ¡ahhh!... ¡por Dios!.

Salté fuera del cuerpo de Mía, que por suerte estaba tapada con la sabana, yo no lo estaba pero para mi buena suerte, cuándo finalizamos de hacer el amor, me medio vestí con un cachetero y una blusa blanca de tirantes.

-¡Ay!, no- se tambalea un poco y pega contra la pared- A mi me va a dar, me va a dar algo...- lleva su mano a la cabeza- Mi niña, hermosa- se sigue quejando con el rostro descompuesto- Ésto que vi, fue sólo producto de mi cansancio mental y físico.

-¡Mamita, no exageres!- reí bajándome de la cama, omitiendo que Mía estaba bajo la sabana muerta de la vergüenza- Amor, sal de ahí, mi madrecita santa... nos tiene el desayuno abajo.

-¡No!- gritó desesperada- ¡No puedo verte la cara, Alma!- sonreí negando con la cabeza.

-Roberta Alejandra María- dice con la mano en el pecho- Tú estas logrando, que terminé de enloquecer.

-¿A poco?- alcé las cejas sonriendo- Creí que ya lo estabas, mira mamita, ¿por qué no bajas y ya casi te alcanzamos?- arrastré a mi madre por la puerta, y una vez afuera volví a entrar y cerré la puerta con seguro- Barbie, sal de ahí, ya la saqué.

-¡No!- gritó nuevamente- ¡Mi glamour se acaba de ver seriamente afectado!, ¡¿no entiendes?!.

-¡Mía!- volteé los ojos tomando la sabana y descobijando su desnudo cuerpo- Amor- mis ojos la recorrieron con malicia y al llegar a los suyos la encontré con un rostro muy chistoso.

-¡Ya deja de verme así!- se queja. Se baja de la cama y comienza a caminar hasta el baño de mi habitación- No podre verle nunca más la cara a tú mamá, Roberta Alejandra María.

-¡¿Quieres por favor, no llamarme tú así?!- grité frustrada- Ya con mi madre tengo.

-¡Ay, no me grites!- se cruzó de brazos- ¿No ves que estoy sensible?- se mira en el espejo que esta frente a ella y pega un grito que me toma por sorpresa provocando en mi un pequeño salto- ¡Sal de aquí!- fruncí el ceño confundida, ¿que demonios le pico ahora?, está loca.

LOVE  ❤️  REBELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora