Lectores, les traigo lo que es mi nueva historia "Portiñon", algo diferente, ya que en este caso no serán "Anahí" o " Dulce", si no... "Roberta y Mía"... Lo único igual a la novela serán los nombres de los personajes, las actitudes de las chicas y...
Quisiera ser más como Vico, o como la misma Roberta, que pueden enfrentar cualquier cosa, que son capases de pensar en su bienestar y en el de los demás pero sin dejarse de lado a ellas. Para cualquier otra persona lo que me esta pasando con Miguel, es confusión pero juro que no es así, solo me cuesta demasiado ser yo y afrontar ciertas cosas. Por eso estoy aquí detrás de él sin que se de cuenta.
-Miguel...
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-Miguel- volví a repetir un poco más fuerte. Entre lagrimas el se voltea arrodillado y me abraza de la cintura llorando desesperado. Mi corazón se rompe solo un poco al verlo así, pero si no hago esto jamás estaré bien conmigo misma, ni con ella.
-Mía... vuelve conmigo, cambiare todo lo que no te gusta, seré alguien mejor para ti.
-No puedo- lleve mis manos a su cabeza y lo acaricie- Quiero tu perdón, no se si algún día lo logre, y más por lo que voy a decirte.
-¿Que me vas a decir?- se pone de pie y seca sus lágrimas.
-Está es la última vez que hablaremos en un buen tiempo- sus ojos se abrieron como si yo estuviera diciendo una locura- Miguel, la amo... amo a Roberta, tengo la conciencia hecha un lío por lo que te hice, pero esto es más grande que yo, ella esta un poco o más bien muy celosa con todo esto, y no puedo lastimarla más... de verdad lo siento, pero cuando las aguas se calmen quizás podamos ser amigos tu, ella y yo.
-¿Entonces no tengo ninguna esperanza?- esto lo dijo entre dientes, ya que se encontraba llorando nuevamente como un niño.
-Lo siento, de verdad perdón.
-No tienes que disculparte, por amor sería capaz de todo, incluso renunciar a ti por tu felicidad con alguien más.
Con dolor en el pecho me aleje de él, está vez definitivamente, sin remordimientos, ni cargos de conciencia, dispuesta a ahora si a demostrar al único amor de mi vida lo mucho que la amo.
Amo sus ojos cafés, amo ese cabello rojo que la hace ver única y preciosa, amo esas ojeras que se forman cuando se que no ha dormido bien, amo esa mirada de querer matarme antes de cerrar la puerta de un tirón cuando esta molesta conmigo, su risa y su sonrisa que son como música para mis oídos, la mejor de hecho.
Cuando ella sonríe muchas veces sacudo la cabeza para ver si estoy soñando, y finalmente he entendido que no necesito ser muy inteligente, o demasiado lista para darme cuenta que sin ella no puedo vivir, que ella es mi amanecer y anochecer, en ella vivo, muero sin poder evitarlo, sin poder hacer más que dejarme llevar por todo lo que me hace sentir.
Roberta, es inexplicable como todo lo que nos hace felices, va, viene, se detiene, ríe, me pide un beso, llora, se molesta y hace todas esas cosas bipolares que sin explicación me enamoran cada día más.
-Mía, estuve hablando con mi Roberta... y dijo que como siempre se han peleado.
-Almita, todo es por mi culpa, le he dado razones a ella para que dude de mi.
