Capítulo 33 - Daimus

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Daimus

-          Me alegra que ya estén todos reunidos, Lólindir ya conoce el motivo de esta reunión pero el resto no, así que dejaré a Lúthien que les explique.

Huor no despegó la mirada de la ventana, pero jamás se siente un aire de superioridad o algo parecido… simplemente así es Huor. Lúthien camina hasta quedar detrás del escritorio, tomando asiento y mirando a todos los presentes a los ojos antes de comenzar a hablar.

-          El motivo de tenerlos aquí el día de hoy es por dos razones en particular, en primer lugar les haré entrega de sus Daimus, estos los deben portar en todo momento dentro y fuera del credo, también con esto ganan el libre acceso a los sectores amarillos o aquellos que requieren un permiso especial. El lugar que más frecuentaran será el campo de entrenamiento uno y dos en donde continuaran con su entrenamiento de manera colectiva sin descuidar su entrenamiento individual.

Su voz era suave y tierna como siempre, pero con firmeza y seriedad. Sostuvo la mirada a cada uno mientras hablaba, incluso a mí, no parecía haber ningún cambio en su semblante, como si lo que hemos pasado jamás hubiera ocurrido.

-          Como es costumbre, se asignará a alguien con experiencia y con un rango alto que funcionará como el líder del grupo. Lólindir ¿aceptas el cargo que se te es encomendado?

-          Acepto.

Su voz firme y totalmente militarizada crea un ambiente con un poco de tensión. Lúthien toma el anillo frente a ella y se lo entrega en su mano abierta. Todos querían ver con mayor detalle ese anillo pero nadie lo hacía para no parecer unos niños inquietos. Era un poco extraño porque a pesar de tenerlo a mi lado y de poder ver todos los objetos sobre la mesa, no lograba identificar los detalles, si tenían algo grabado en ellos, su forma exacta o algo similar, solamente podía ver el objeto que era y nada más. Manchas con forma de algo era lo que nos entregaban.

-          Finrod, por favor toma tu Daimus.

Lúthien le entrego la hebilla del cinturón y así fue con cada uno. Para Fëanáro el collar, Merenwen el arete, Nindë con la gargantilla.

-          Galdor, te entrego tu Daimus.

Lúthien me entrega un prendedor y a pesar de tenerlo en mi mano y querer observarlo, solo era una mancha difusa, sin detalle ni contraste, solo estaba ahí.

-          Por favor, todos colóquense sus respectivos Daimus para poder activarlos.

Todos acatan la petición un poco incrédulos excepto por Lólindir que parecía muy familiarizado con el proceso. Lúthien se pone en pie extendiendo su mano hacia todos nosotros y cerrando los ojos lentamente. No fue necesario usar mi ojos para ver como brotaba de sus dedos unos delgados hilos tan livianos como el aire mismo y de un rosa inconfundible. Cada dedo con cada hilo fue directamente a cada Daimus, dejando el anillo de Lólindir fuera de esto. Poco a poco los objetos tomaron forma, detalle, peso, presencia y color, los hilos que se conectaba a Lúthien cambiaron de color lentamente, el mío paso a ser plateado, el resto eran de tonos azulados, rojizos, cafés y violeta. Seguido a eso, Lúthien junta sus dedos para lanzar un sexto hilo de color amarillo bastante familiar que voló hasta el anillo de Lólindir y repitiendo el mismo protocolo, cambió de color hasta ser verde. Por último, Lúthien regresa su mano a su costado, rompiendo los hilos entre sus dedos y los Daimus, estos recogen lentamente el restante del hilo para crear otro puente con el anillo de Lólindir que absorbe una pequeña parte del hilo.

-          Por mi parte sería todo, sus Daimus ya se encuentran activados y sincronizados. Con su permiso me retiro.

Lúthien parecía ansiosa de salir, como si algo la incomodará, además cierto cansancio se podía leer en su rostro.

-          Espera Lúthien, aun no te retires por favor.

Huor voltea para dale la indicación a Lúthien. Ella, un poco frustrada, toma lugar detrás de todos nosotros, evitando a toda costa hacer contacto visual. Parece que la activación la ha dejado agotada… ¿Por qué Huor no la dejó irse a descansar?

-          La segunda razón para convocarlos es para informar que ustedes seis trabajaran en equipo, la selección se ha hecho a partir de su manejo de sus habilidades y como se complementan con los demás. Como lo dijo Lúthien, Lólindir será su líder por el tiempo que ha estado en el credo y por demostrar ser alguien de confianza para nosotros, espero que se integren rápidamente ya que al final de esta semana saldrán de estas paredes para cumplir con una labor.

¡QUÉ! Ahora tendré al enanito a mi lado y no solo eso, ¡como mi superior! No tengo problema con los demás… aunque Merenwen me da un poco de miedo teniendo en cuenta nuestro último encuentro.

-          Por ahora es todo, pueden retirarse si lo desean.

Huor giró sobre si para estar frente a su ventana mientras que todos salían lentamente de la habitación. Simplemente no podía moverme, había mucho que entender y aun no sabía si me darían respuestas, pero prefería intentarlo.

Al cerrarse la puerta intenté hablar, pero fui interrumpido por Huor.

-          Tienes algunas preguntas, ¿no es así?

-          Si, ¿qué ha sido todo esto?

-          Una reunión para darles la información necesaria.

-          Obviamente…

-          Entonces para que preguntas.

En ocasiones Huor es capaz de sacarme de mis casillas y no poder decir nada… odio cuando tiene razón.

-          ¿Qué son los Daimus?

Pregunté tratando de calmarme y no explotar por las aparentes provocaciones de Huor.

-          Lúthien puede explicarte mejor.

Giré sobre mi silla para mirar directamente a Lúthien, pero ella no parecía feliz con la situación. Inhaló profundo y me dirigió la palabra.

-          En términos simples, es una protección que tendrás para tus entrenamientos y cuando estés fuera del credo. Son creados a partir de tu propia energía y forjados con la esencia del credo mismo.

-          ¿Una protección?, ¿de qué me protegerá?

-          Evitará que mueras… dentro de lo posible.

Sus palabras crearon un hielo irrompible sobre toda mi espalda.

-          Los entrenamientos colectivos no solo tratan de integrarlos como equipo, también son más intensos y deben usar sus habilidades al máximo.

-          Es decir… que si la habilidad de alguien es la lucha, debe luchar con todas sus fuerzas.

-          En efecto, es por eso que portan los Daimus, si en dado caso te encuentres a punto de morir por alguien de tu propio equipo, este lanzará en sello que impedirá tu muerte.

Esto es algo que no esperaba, me imaginaba que el entrenamiento se volvería más fuerte conforme progresara… pero tener la posibilidad de morir dentro del credo no es algo que me agrade mucho. Y teniendo en cuanta mí nula capacidad de pelear y defenderme… creo que en este momento soy el miembro más débil de todos.

-          ¿Por qué estoy dentro de este equipo?

-          Eso lo puedo responder yo.

Huor retiró la vista de la ventana y tomando asiento frente a su escritorio. Con la cabeza la indicó a Lúthien que podía retirarse, ella no esperó más y salió de la habitación. El cerrarse la puerta el ambiente de tensión creció más al sentir la mirada de Huor sobre mí.

El Credo - IniciaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora