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Dragones
- La tercera vez que entré aquí ¿fue por mi pelea contra Fëanáro?
Le pregunté a Faelivrin mientras seguía recostado en la cama de la enfermería.
- Así es, parece que empiezas a recordar todo lo ocurrido.
- No del todo, solo pequeños fragmentos.
- Bueno, entonces te cuento que antes de tu duelo continuaste con tu entrenamiento con Elrohir y también pasaste mucho tiempo en la biblioteca.
¿Qué abre estado buscando?
- Si no mal recuerdo, Huor comentó que podías ingresar dos objetos de tu elección para el combate.
Claro, dos objetos cualesquiera siempre y cuando no fueran armas. Cuando Huor lo comentó colocó su sonrisa habitual, no entendí si era una ventaja para mí o para Fëanáro, de lo que estaba seguro es que no desaprovecharía esa oportunidad. Me dirigí a la biblioteca.
- Hace tiempo que no vienes por aquí, ¿qué necesitas?
Me recibió el anciano con gran alegría.
- Quiero información sobre dragones y sus jinetes.
En ese momento más de 68 libros saltaron frente a mí. El anciano soltó una carcajada.
- Ya sabes cómo funciona esto, si quieres algo más específico debes decirlo.
Lo había olvidado.
- Quiero conocer las debilidades de los dragones y jinetes, su atributos, ventajas y cómo lidiar con ellos.
Muchos libros se retiraron a sus estantes con un movimiento que podría describir como tristeza, dejando solo a tres delante de mí.
- No te preocupes por ellos, les emociona que puedan ser leídos y cuando son descartados se deprimen un poco. Lo superaran.
Me dijo el anciano con dulzura en su voz. Tomé los libros y fui al escritorio más alejado de la entrada. No quería ser molestado en lo absoluto y solo entrenaría mi cuerpo cada dos días. Sentía que para vencer a Fëanáro necesitaba algo más que fuerza bruta.
El primer libro se titula “Como cazar grandes bestias” fui al apartado de dragones y comencé a estudiarlo todo. Al parecer un dragón no puede existir si no nace su jinete, este puede ser de cualquier raza y también es posible que nunca se conozcan. Uno es parte del otro, por tanto si el dragón o el jinete sufren alguna herida, su contra parte la sentirá igualmente aunque de manera proporcional y el daño dependerá de la condición del jinete y el dragón.
Es decir, que si el dragón cuenta con una gran resistencia a las quemaduras, su jinete tendrá la misma resistencia. Por tanto en una pelea contra ellos (si el jinete está presente) existen diversas estrategias de acción.
1.- Puedes separarlos para pelear solamente con uno: esto es efectivo si cuentas con el equipo necesario para derrotar solo a uno de ellos, al obtener la victoria, la otra parte caerá.
2.- Ataca a uno y defiéndete del otro: Si separarlos no es posible durante el combate, es mejor estar preparado con una armadura y arma adecuada. Si el jinete no es apto para usar hechizos, significa que solo tiene combate cuerpo a cuerpo. Lo mejor es usar protección para el fuego del dragón y tener la habilidad necesaria para derrotar al jinete con alguna arma corta. Con el curso de la pelea el dragón se debilitará junto con su jinete y sus ataques de largo alcance perderán fuerza.
3.- Golpea y escapa: Si el jinete ya tiene hechizos de largo alcance lo mejor es no acercarse para nada. Tendrás que usar algún medio para ocultarte, atacar y desaparecer. Es una estrategia tardada y muy larga, pero con cada golpe irás debilitando a la pareja hasta obtener la victoria (altamente recomendado para arqueros)
Una sonrisa nació en mí. Si logro realizar algún hechizo para paralizar a cualquiera de los dos tendría la batalla ganada. La cuestión ahora sería como realizar ese hechizo.
Dejé el libro abierto en ese capítulo y abrí otro que contenía información sobre los atributos mágicos de los dragones.
Decía que los dragones pueden ser inmunes a diversos hechizos dependiendo de la raza de dragón que sea. También afecta mucho si el jinete aplica algún hechizo sobre él ya que los beneficios que él tenga los tendrá su dragón.
Si Fëanáro sabe esto, entonces estoy casi seguro que los objetos que usará serán para eso. Algo más llamó mi atención sobre el tema. Los dragones poseen una gran reserva de energía para crear hechizos, pero son incapaces de realizarlos. En cambio los jinetes comúnmente carecen de gran energía, pero son capaces de construir vínculos con sus bestias para obtener su energía y usarlas a su conveniencia.
Entre más investigaba sobre estas criaturas, más entendía que no sería capaz de derrotarlos a menos que encuentre una oportunidad. El tercer libro contiene un apartado corto pero que me intrigó mucho.
Elladan es un objeto con la capacidad de absorber energía de cualquier hechizo ya lanzado. Su fabricación debe ser manual y por alguien con experiencia en la materia.
La única que viene a mi mente es Lúthien… aunque dudo mucho que quiera ayudarme con eso… también no pierdo nada con preguntar.
En general, fue toda la información útil que logré conseguir, después de eso fui… fui… no recuerdo que pasó después.
- ¿Qué más hacía antes de mi enfrentamiento con Fëanáro?
- Creo que fuiste a ver a Huor o a Lúthien, realmente no estoy segura.
Si fui con Huor seguramente no obtuve nada de él… pero si fui con Lúthien, quiere decir que me atreví a pedirle que me fabricara un Elladan.
- Solo sé que saliste del despacho de Huor bastante desilusionado.
No recuerdo eso. Mi cabeza empezó a doler, tapé mis ojos para evitar que la luz entrará.
- ¿Quieres descansar un poco?
- No, quiero seguir hablando.
- Entonces permíteme un momento.
Faelivrin colocó su mano e hiso desaparecer el dolor. Su habilidad es muy buena en verdad.
- Gracias.
- Para eso soy tu enfermera, dime ¿qué más quieres saber?
- ¿Cómo fue mi combate contra Fëanáro?
- Fue interesante, lograste resistir mucho, pero la diferencia en poder era clara. Aunque admito que quedé sorprendida al saber que nunca tuviste ninguna quemadura por parte de Idril.
- ¿Idril?
- Si, el dragón de Fëanáro.
El nombre me parecía muy familiar, también recuerdo una voz, pero nada es claro.
- Sus bolas de fuego son las más grandes de entre todos los dragones del credo.
Lo recuerdo, no sobre Idril, pero si lo que pasó en el despacho de Huor. Él no se encontraba pero Lúthien estaba ahí, me preguntó si estaba bien… me hubiera gustado no recordar esa conversación.
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El Credo - Iniciación
FantasyDesde los antiguos tiempos de la magia y la hechicería existieron diversos grupos que se reunían para practicar rituales secretos y así obtener algún beneficio para su gente. Estas agrupaciones eran llamadas de diferentes formas: tribus, hordas, cla...