"Bienvenida al Instituto público de Seúl situado en Corea del Sur."
Antes de entrar, debes tener muy claro algo... y es qué, en este Instituto, hay siete chicos que tienen el control de todo el lugar.
Éstos, se separan en dos bandas diferentes, en B...
No voy a mentir, no soy una chica que sobresalga por tener maldad o por ser ni mucho menos, intimidante. Sin embargo, la ocasión, lo merece.
Necesito sacar todas las "armas" que tengo, para que de una vez, hable. Quiero estar lo más pronto posible con Woozi, para cerciorarme de que está bien, y de que ese grupo de descerebrados, no le hayan hecho daño o al menos, no mucho.
Doy cinco pasos hacia atrás, una sonrisa plena se dibuja en los labios de mi contraria, seguro que cree que estoy retrocediendo por autodefensa y miedo. Pero lo que no sabe, es lo de lo que estoy apunto de hacer.
Cuando noto que tengo un pupitre cerca de mí, me giro y doy una gran patada a una de las sillas del aula. Estoy enfadada, pongo una cara de pocos amigos. Muerdo mi labio con fuerza, le miro a los ojos, mientras a tientas, tomo del suelo, la silla a la que he dado una patada.
Una vez que tengo el objeto en mis manos, miro desafiante a Gaan, ella parece no dar crédito a la escena, sin embargo, eso no detiene que otra socarrona sonrisa dance entre sus labios.
Doy otro paso, y ahora sí, comienzo a subir la silla, hasta el punto de quedar por encima de mi propia cabeza. Acorto la distancia entre ella y yo.
-Tienes cinco segundos para hablar. -Gruño casi fuera de mí.
-¿Vas a agredir a la presidenta de tu clase?, encima con una silla, ¿eres tan cobarde de no usar tus propias manos? -La burla clara en su tono de voz. Mantiene su semblante peligroso, serio y distante, pero ahora, yo le gano. Yo controlo la situación aunque ella no quiera.
Dejo caer la silla, un estruendoso ruido suena tras dicho acto.
-Está bien, tienes cinco segundos. -Noto cómo mira mi puño, ahora mis nudillos deben estar blancos por la presión que estoy ejerciendo en mi mano en este mismo momento.
-Bien, lo diré. El retrasado ha llegado hace unos minutos para hablar con la profesora por su falta, pero en la entrada, los Bullies le han frenado y le están haciendo añicos. -Una sádica sonrisa en sus labios, tras decirlo. Mi corazón late rápido, salgo de la clase chocando mi hombro con el de ella. Antes de salir algo sale de sus labios hacia mí.-Estás muerta.
Corro por el pasillo central, en algún momento casi caigo por lo rápida que quiero ir, mis piernas se mueven menos rápido de lo que yo quiero que lo hagan.
Pronto, ya estoy en mi destino, pero mi sorpresa es clara. No hay nadie.
Si quiera hay indicio de que aquí, haya habido una pelea, nada. Las personas no parecen estar afectadas porque en este lugar haya sucedido algo, todo está raramente en calma.
Inspecciono por si acaso con detalle el lugar, pero de nuevo, me encuentro con tranquilidad. Frunzo el ceño, solamente hay dos opciones:
Gaan me ha mentido y el grupo y Woozi, están en otro lugar.
O, esto es algún tipo de trampa que me ha tendido.
Ninguna de las dos parecen tener sentido en mi cabeza, no quiero pensar en que podría estar metida en una trampa. Doy un salto en mi sitio asustada, cuando algo comienza a sonar, me doy cuenta de que es mi teléfono.
Rápidamente descuelgo, y entonces, la sorpresa llena mis sentidos.
-Hye, s-siento mucho haber faltado hoy. -Es Woozi, sin embargo, parece estar tranquilo, desde aquí puedo percibir que no está dañado. El titubeo en él no es señal de peligro o nerviosismo. Él es tartamudo, y por eso, la idiota de Gaan y los demás, le llaman retrasado, cosa que nunca entenderé, ya que insultarle de esa manera por una enfermedad, me parece algo totalmente repugnante y despreciable.
-¿Dónde estás? -Pregunto.
-E-En casa, ¿p-por qué?, ¿estas bien? -Tomo una gran bocanada de aire, la tranquilidad ahora me inunda.
-Por nada, tranquilo. ¿Estás enfermo?
-M-Me he resfriado, p-por eso he faltado a clases. -Suena muy sincero, así que decido no seguir hablando.
-Está bien, mañana nos vemos.
-A-Adiós noona. -Se me escapa una pequeña sonrisa, aun no sé como son capaces de maltratar a un ser tan tierno.
Me despido y cuelgo. Un mal presentimiento llega a mí. Salgo por la puerta principal del Instituto, pero entonces, me doy cuenta de que tengo una mirada en mi espalda, me giro disimuladamente y mi ritmo cardíaco se hace irregular cuando veo a dos hombres vestidos de negro seguirme sin dismulo alguno.
Entonces las palabras que mi madre algún día me dijo, resuenan en mi mente.
"Hye Park escúchame bien, ten cuidado, cuida tus espaldas. Tenemos a usureros esperando para saldar las deudas que tu padre les dejó, y a ellos, no les importarán ir contra mí o contra ti, para saldar esas cuentas pendientes. Ahora tu padre está en la cárcel, pero nosotras seguimos afuera, lo que significa peligro."
Trago saliva, y comienzo a correr intentando huir lo más rápido posible de ellos. Aún así, no sé si seré capaz de deshacerme tan fácilmente de esos dos hombres que sin duda, vienen a saldar conmigo, las deudas de mi padre. .
¡Gracias por leer!
Tengo curiosidad, ¿desde dónde me leéis?
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