"Bienvenida al Instituto público de Seúl situado en Corea del Sur."
Antes de entrar, debes tener muy claro algo... y es qué, en este Instituto, hay siete chicos que tienen el control de todo el lugar.
Éstos, se separan en dos bandas diferentes, en B...
Una de las cosas que me gusta hacer cuando me salto clases, es fumar en la azotea, así que velozmente subo las escaleras que me llevan a la misma con las manos metidas en los bolsillos de mi pantalón.
Al llegar, estoy apunto de encender mi cigarrillo cuando veo algo que me deja pasmado.
Corro hasta el lugar y tomo del cuello de la camisa al estúpido que siempre está al lado de Hye.
—¿Quieres morir acaso? —Casi grito por la adrelalina, joder eso ha estado cerca, sino llego no sé qué habría sucedido.
Una ladina sonrisa se dibuja en sus labios mientras yo le bajo a la fuerza de donde estaba subido, mi corazón galopa en mi pecho tras la versátil sonrisa, quizá por emoción o por sorpresa.
Es como si con ese gesto me diera a entender que le importa muy poco su vida y no me extraña después de lo que acabo de ver.
¿Dónde mierda queda el chico tímido que no puede llegar a decir más de dos palabras sin tartamudear? Ese chico tierno y temeroso parece haberse ido en este momento, y a cambio uno temerario y desesperado acaba de salir a la luz.
—Estoy cansado de ser el centro de las b-burlas, prefiero morir a seguir so-soportando todo esto.
Aprieto mi agarre y lo alejo finalmente del mortífero filo de la azotea del Instituto.
—Escúchame bien, puede ser que yo sea un jodido cabrón pero no permitiré que hagas esto.
Una risa se escapa de sus labios, la desquicia parece que se ha hecho con él.
—Suena d-demasiado amable de tu parte.
Y sin más ambos salimos del lugar y decidimos sellar en secreto lo que este chico ha estado apunto de cometer.
♡
Hye POV.
Busco preocupada a Hann, a mitad de la lección pidió permiso a la profesora para ir al baño y ya ha finalizado la lección, pero ella todavía no ha vuelto al aula.
Miro a todos lados sin éxito.
Respiro con tranquilidad cuando alguien toca mi hombro, espero con todo mi corazón que sea ella, sin embargo doy un respingo cuando veo quién, o más bien quiénes están frente a mí.
Mis ojos pasan de Suga a J-Hope. Sé que estoy en un lío cuando el segundo mencionado toma mi mano para obligarme a seguirle.
Mi garganta se seca, quiero pedir ayuda pero todos los presentes cuando ven a mis "acompañantes" rápidamente apartan con temor la mirada a otro lado.
Mojo mis labios y niego con mi cabeza cuando me doy cuenta de que quieren meterme en un aula vacía.
Me doy por vencida y obedezco para entrar.
Observo como Suga, cierra con llave y la mete en el bolsillo trasero de su pantalón.
—Yo... —me quedo sin palabras cuando uno de ellos comienza a acercarse a mí de forma peligrosa, en su mano algo que no consigo identificar.
—Siéntate. —La voz del de ojos negros y afilados me hace temblar, es fría y ronca.
Lo hago.
Entro en pánico cuando Suga rompe el espacio entre nosotros, ahora su rostro a escasos centímetros del mío. Su respiración chocando en mi mejilla derecha.
—¿Sabes lo que me gusta ver a los elegidos llorar?, tú no vas a ser la excepción.
Posa su dedo sobre mi frente y tira levemente mi cabeza hacia atrás.
Aprieto mi mandíbula al sentir dolor en mi cuello, ¿me está mordiendo?
—Mira lo que tenemos aquí Suga.
El mencionado deja de hacer daño a mi cuello y se gira con diversión al ver lo que tiene su amigo en sus manos.
Abro mis ojos en demasía cuando veo el trabajo hecho a mano que tanto me ha costado hacer.
En menos de dos segundos mi esfuerzo se ve hecho trizas, J-Hope lo acaba de romper sin compasión.
Con toda la fuerza que tengo, aparto al chico demente que acaba de dejar marca en mi cuello y como puedo tomo la llaves de su bolsillo, abro y salgo corriendo.
Sin embargo, no me dura mucho ya que en menos de un segundo me alcanzan.
Me arrebatan las llaves de mis manos y entre los dos me llevan a un baño de los gimnasios.
—L-Lo siento, no volveré a huir. —Digo al ver hacia donde me están llevando, quieren meterme dentro de las duchas.
—Haberlo pensado antes.
Pronto me encuentro en el suelo de una de las duchas, lágrimas empañan mi vista cuando agua totalmente fría empapa mi cuerpo.
Hiperventilo por el frío.
Mi mentón es tomado por Suga, que me hace girar mi cabeza para que le vea.
—Esto no es nada, vete acostumbrando.
Se pone en pie mientras sacude su mano mojada por haberme tomado del mentón y ambos del lugar tras cerrar el agua. No sin antes haber tirado a mi lado mi mochila.
Miro con dolor punzante en mi corazón como ésta se empapa, mis apuntes ya deben haberse estropeado.
Necesito cambiar esto, sea como sea. Pienso.
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