"Bienvenida al Instituto público de Seúl situado en Corea del Sur."
Antes de entrar, debes tener muy claro algo... y es qué, en este Instituto, hay siete chicos que tienen el control de todo el lugar.
Éstos, se separan en dos bandas diferentes, en B...
Abro los ojos y lo primero que veo es al líder de los Bullies.
Tiemblo al imaginar todo lo que se supone que ha ocurrido en mi vida y que hasta hace unos días he recordado, mi dudoso pasado, uno que aún no tengo muy claro de haber vivido pero que sin duda, parece más real de lo que lo es mi existencia actual.
—¿Cómo te sientes? —Me sorprende escucharle, por un momento puedo ver algo de alivio en su rostro, entonces cierra los ojos. Algo demasiado peligroso y doloroso se escapa de sus labios.—¿Tú eras esa niña?
Trago saliva, ¿he hablado mientras dormía y recordaba todo lo que pasó ese día?
Sin dar rodeos decido contestar sabiendo que evadirle tan sólo complicaría todo un poco más.
—Sí.
La decepción clara en su expresión.
Sin decir nada sale de la habitación. Me siento sobre la cama y paso mis manos por mi cara, para de alguna forma, despejarme.
No puedo aguantar y en menos de un minuto cálidas lágrimas mojan mis mejillas, me giro en alerta cuando escucho la puerta del pequeño cuarto de hospital donde me encuentro.
Mi... ¿madre?
—¿Por qué no me lo dijiste? —Hablo sin rodeos.
Quito mi manos para enfrentarla, al principio parece no entenderme.
—¿De qué hablas?
—De mi adopción.
Su cara se vuelve pálida. No reacciona.
—Hija, todo lo que he hecho ha sido por tu bien.
—Y no te lo niego, pero esconder mis raíces no me ha beneficiado, en vez de haber construido un escudo a mi alrededor, deberías haberme enseñado a enfrentar mi origen y haberme hecho recapacitar de muchas cosas que cuando era pequeña no hubiera podido comprender. Aunque hasta hace poco mis sospechas eran mínimas, ahora sé la verdad. Aún así no quiero que nuestra relación cambie, respetaré el cómo tu y papá habéis sobrellevado esto, pero yo necesito asimilarlo aún.
—En ningún caso es necesario que corra la misma sangre para ser familia. Tu eres mi hija y eso no cambiará.
Respiro hondo y decido no decir más al respecto. Después de todo, lo que más me ha sobrecogido es recordar todo lo que ya viví con... Namjoon. Ese pequeño que tanto me defendió sin importar nada.
Sé a la perfección que tras el haber sabido que yo fui la desagradecida que le dijo aquello a la hora de la despedida, hará que me lo haga pasar peor. Estoy segura.
Y quizá... me lo merezca.
Porque después de ese día, me olvidé de todo. Del orfanato, del niño y de todas las atrocidades que se cometían en ese lugar.
Me empeñé en dejar todo lo que me atormenta a atrás y ser feliz con una familia perfecta, pero falsa, porque los de fuera podían ver que todo en casa era perfecto.
Pero al final, yo resulté ser una niña vacía ansiosa por felicidad.
Mi padre un estafador.
Y mi madre una perfecta fingidora de sonrisas.
Después de todo, nada tiene sentido.
Todo complicado, ¿qué puedo hacer al respecto?
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Maratón 1/2.
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En el siguiente capítulo Hye, volverá al Instituto... y alli...
