Sé que la parte favorita de todos es cuando la chica va directo al grano y cuenta esa parte en la que la botan y comienza su nueva vida. Pero también sé que todos saben que una chica jamás va a ir directo al grano sin antes explicar lo anterior a la "tragedia", porque cuando las cosas pasan de forma dolorosa una no puede entender en que falló, si dio mucho o si dio muy poco.
Así que mi camino comienza hace ocho años cuando conocí a Hans Strand; yo aún era estudiante en mi último año de preparatoria y él un joven emancipado que aparentaba tener una gran visión sobre lo que haría en su vida. Tenía grandes dotes de exquisitez, sensible y adorable en público, rudo y directo en confianza y apasionado en privado.
Para una chica como yo que jamás había tenido tanta suerte conquistando o por lo menos llamando la atención de chicos como él fue fácil que pronto me sintiera completamente enamorada de él y de la idea de que yo era la chica a la que él quería. No es que yo fuese fea, muchos decían que era la más bonita de mis hermanas, pero rara vez les creía por completo.
En realidad, hasta ese punto siempre me había considerando una mujer ordinaria. No tenía un estilo propio pero me gustaba ir en contra de las modas convencionales, era demasiado risueña, infantil, distraída, espontánea y con mucha imaginación. Si en ese momento alguien me hubiera dicho que esas serían las cosas que me harían la diseñadora que soy ahora me hubiese burlado de ellos.
Hans, ahora que lo pienso, al final no fue ni la mitad de hombre que aparentaba querer ser. Es decir que a pesar de haberse emancipado a corta edad, no podía durar en ningún trabajo; aún si se trataba del mejor con las mejores prestaciones, él simplemente lo dejaba como si pudiese conseguir otro sin tener sus estudios terminados. Y mientras estaba loca y completamente enamorada de él no me importó, intentaba alentarlo y ayudarlo a conseguir otro empleo o a durar en otro pero al final siempre terminaba renunciando.
No tenía ningún problema con su inestabilidad laboral hasta que poco a poco fui yo la que se hizo cargo de todos los gastos de ambos, así que tras siete años juntos y viendo que bien podía mantenernos a ambos sin ningún inconveniente, decidimos mudarnos juntos.
Habíamos elegido una pequeña casa de dos plantas y un jardín en el que a él le gustaba hacer reuniones familiares o con amigos cercanos. Hubo una cosa muy inteligente que él hizo en ese momento y ésto fue poner el contrato de aquella casa a su nombre siendo que era yo la que la mantenía. Supongo que fue en ese momento en el que comencé a tomar más en serio mi trabajo y a concentrarme un 101% en el y no en mi relación.
No me había dado cuenta, pero mi vida se había convertido en monótona, aburrida y patética. Coexistía todo el tiempo junto a él, siempre preocupada por saber que opinaría sobre cualquier cambio y siempre preocupada por los momentos en los que ambos bebíamos de más. Pienso que vivía en una relación tóxica pero me daba tiempo dejar a la única persona que me había considerado hermosa en momentos difíciles.
Eso es lo que pasa cuando tienes una relación destructiva: no sabes que estás en una y si lo sabes prefieres fingir que eres ignorante de tus circunstancias.
Pero por otro lado, estaba el hecho de que yo realmente lo amaba. Lo amaba tanto que podía pasar por alto tantas cosas que en otra persona detestaría, lo amaba tanto que cuando las discusiones comenzaron a hacerse más frecuentes comencé a dejar de cuidar de mis plantas. Lo amé tanto que no pude darme cuenta de que en el susurro de nuestros "buenas noches, mi amor" se escondía un "ya no puedo más" entre sus pestañas y otro "te amo" falso en sus labios que tanto amaba besar.
Un par de meses antes de su partida, me había pedido de mi apoyo para tomar un curso de alta repostería y cafetería porque esta vez estaba seguro de poder y querer poner su vida laboral en rumbo fijo para ser un equipo. Accedí como tantas veces antes y me alegró saber que aún después de dos semanas él seguía interesado en asistir y me relajé un poco para seguir haciendo lo mío con tranquilidad; en mi trabajo mientras mas relajado y concentrado estés, mejor puede irte con tus clientes y jefes. Ya me iba bien, pero quería más... Soy algo así como una adicta por las buenas cosas y el arte, y éste cuesta.
Mi "hora de llegada" a casa después de trabajar en teoría no era tan tarde, y bajo la misma teoría yo estaría ahí antes de que Hans volviese de sus clases, pero a veces pasaba más tiempo en mi oficina trabajando o con mi equipo creativo discutiendo sobre ideas o revisando sus diseños antes de autorizarlos y llegaba a casa una o dos horas después. Fue en ese momento que nuestras discusiones comenzaron a ser mas fuertes, directas y obvias.
Peco de ser una persona egoísta a veces, así que cuando volvía a casa con nada más que con ganas de una rica cena a domicilio junto a él mirando películas y el comenzaba a hablarme sobre sus inconformidades me molestaba y le decía: "estoy muy cansada para esto, ¿Podemos discutirlo mañana?" y me iba a acostar. Esta misma frase se hizo común aún cuando queríamos hablar de otra cosa y el sueño literalmente me vencía dejando a medias la conversación.
Pienso que fui yo la primera en romper su corazón, y ahí estuvo a la vista durante tanto tiempo pero jamás pude darme cuenta. Lo siento tanto por él ahora, de verdad lo lamento, debió ser difícil para Santiago estar decaído viviendo con la misma persona que lo hería continuamente con su indiferencia.
Aquella mañana habíamos discutido por una cuenta sin pagar y un par de cosas más que ya no logro recordar. Salí de casa y conduje olvidándome del caso sabiendo que por la noche las cosas estarían nuevamente "bien", o eso creía.
El día fue común y curiosamente rápido. Por primera vez volvía a casa a tiempo y como una ofrenda de paz llevaba conmigo comida japonesa de nuestro lugar favorito, quería solucionar las cosas y tal vez con un poco de suerte después de unos meses tener algo de diversión el resto de la noche.
Nada podía estar más alejado de la realidad cuando al llegar a casa no encontré a nadie...
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Espirales
FanfictionElsa es una exitosa diseñadora, bonita, trabajadora... Tal vez demasiado trabajadora. Su vida perfecta y llena de éxito cambia al recibir una noticia totalmente inesperada que rompe su corazón y la coloca rápidamente un espiral de emociones y sentim...