Nerviosa y con ansiedad eran un par de emociones que tenía por haber accedido. Si había sido difícil "convencerme" lo que era el doble de complicado era decirle a mi madre que me mudaría con un amigo; para ella era sola o con pareja, una amiga tal vez sería adecuado pero nunca un amigo.
Esa mañana llegué a casa y todo parecía tranquilo. Mi madre había salido a desayunar con Mavis y todo estaba en silencio, el necesario para poder darme una ducha y descansar por un rato. Al cabo de dos horas o tal vez tres, las escuché entrar y me preparé mentalmente un discurso convincente sobre "mi nuevo departamento".
Bajé las escaleras y sentí el fresco aire que entraba por la puerta aún abierta y miré a mi hermana entrar con bolsas de supermercado con un semblante molesto, propio de cada chica de su edad a la que obligan a ayudar.
-Hay mas bolsas en el auto- gruñó Mavis. Sonreí mirando mis piernas y pies descubiertos para excusar que no podría salir así para ayudar. Como si realmente lo lamentara.
Saludé a mi madre que ya estaba en la cocina guardando las cosas que Mavis le llevaba, parecía estar de buen humor y definitivamente usaría eso a mi favor. Le sonreí a cada cosa que decía aún si no era del todo divertida, tal vez eso había sido demasiado obvio ya que no tardó mucho en mirarme arqueando un poco las cejas y entrecerrando los ojos mirándome a la expectativa y después preguntó si tenía algo.
-Encontré un departamento- sonreí mordiendo una manzana que acababa de lavar mientras la observaba sentada en la barra del desayunador.
-¿Y por eso tanto nerviosismo? No es muy diferente a aquella vez que me dijiste que te mudarías con Hans- bromeó mi madre pero eso solo advirtió en mi un semblante más serio mientras mordía con más precaución la manzana.
-¿Qué no me estás diciendo, Elsa?- mi madre me miró de frente, justo como lo hacía en mis días de adolescente.
-Compartiré el departamento con un amigo- solté de golpe continuando con la misión de terminar mi manzana para evitar pensar en el regaño que estaba por venir.
-¿Amigo? ¿No una amiga?- sonrió Mavis sentándose a mi lado escribiendo en su celular.
-Si...- gruñí mirándola por el tono sugestivo que había utilizado -No tiene nada de malo- agregué mirando ahora a mi madre.
El sermón había comenzado. Odiaba ser yo la culpable de que el buen humor de mi madre desapareciera, pero sabía que después de haber dicho lo que le molestaba se tranquilizaría y sería más amigable... O eso esperaba.
Y así fue, su tono de voz se tranquilizó poco a poco pero volvió a alterarse cuando le dije que no era ningún amigo que ella conociera por lo que creo que pensó aún lo peor y comenzó de nuevo. Mavis intentaba no reír mientras ocultaba su rostro en su taza de café y el celular. Concluyó con un "no dormirás con pijamas así en cuanto entres a ese departamento" me miró por lo que me hizo reír.
Me observe de arriba a abajo con una sonrisa boquiabierta mirando mi pijama ligera, corta y satinada con detalles de encaje -¿Qué tiene de malo?- reí cómplice con Mavis.
-Vivirás con un hombre que no es tu novio, no seas provocativa- gruñó mi madre sirviéndose una taza de café.
Ahogué una risa un poco más traviesa. Si mi madre supiera que su miedo de que me acostara con él era en realidad una afirmación de algo que ya había sucedido seguro que ahí mismo le daría un ataque al corazón.
-Que venga a la comida de mañana- ordenó antes de beber mirándome un poco molesta.
-Madre, por favor...- estaba apunto de negarme.
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Espirales
FanfictionElsa es una exitosa diseñadora, bonita, trabajadora... Tal vez demasiado trabajadora. Su vida perfecta y llena de éxito cambia al recibir una noticia totalmente inesperada que rompe su corazón y la coloca rápidamente un espiral de emociones y sentim...