- Capítulo 6 -

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En una historia "normal" se diría que durante el vuelo logramos conocernos mejor, reír y concretar una cita para vernos en casa y así dar inicio a algo nuevo... Pero no, en realidad el resto del viaje fue callado y un poco incómodo. No logramos cruzar ni una sola palabra que no fuese "gracias, con permiso" y al llegar al aeropuerto lo perdí de mi vista.

Fue como jamás haberlo conocido y eso me agradaba, era un desliz del que nadie debía enterarse.

Pronto olvidé aquel bache en mi vida personal y continué con mi rutina de una forma extrañamente más tranquila, por lo menos ya no espiaba a mi ex ni esperaba encontrármelo en algún sitio que yo continuara frecuentando. Tuve la corta oportunidad de mensajearme con él solamente para indicarle donde debía pagar los servicios de la ahora SU casa. Eso seguía pareciendo una estupidez.

Con el paso de los días aprendí a re conectar con mi madre y hermanas de una manera que antes no se daba con tanta facilidad. Era divertido estar dentro de una vida familiar nuevamente y llenaba algo en mi interior cuando recordábamos a mi padre entre risas en algunas comidas. Mi vida con Hans parecía ya ser algo menos importante y de hecho algo como un obstáculo que me hizo cortar lazos con ellas.
Pero nada dura, esa es una de las cosas más ciertas y tristes de la vida.

Un día durante el trabajo como cualquiera comenzaba, volvía de comprar mi café y pensaba en mi siguiente reunión cuando me lleve una sorpresa un tanto incómoda.

-Elsa, el arquitecto del proyecto de hace unos meses está aquí, al parecer hubo un error- me dijo mi asistente mientras caminaba a mi oficina.

-¿Aquí? ¿Dónde me espera?- sonreí mirando mi teléfono.

-Dentro de tu oficina, ¿Aplazo tu cita con los jefes?

-No, no tardaré... Pero como consejo, no dejes entrar a nadie a mi oficina hasta que haya llegado, Vil- sonreí.

Al entrar a mi oficina me quedé un poco estática; ahí estaba de nuevo mirando por la ventana, Hiccup.

-Me gustaría decir que me da gusto conocerlo pero eso ya pasó- suspiré cerrando la puerta.

-Hola, ¿Señorita Snow?- sonrió girándose para mirarme.

-Creo que podemos saltarnos las formalidades- caminé hasta mi escritorio quedando frente a él.

-Supongo, pero... Esto no es precisamente una habitación de hotel ¿O si?

¡¿Cómo se había atrevido a decir algo como eso?! Y con ese semblante serio, arrogante, como si no hubiese sido consiente del significado y el sentido de sus palabras. Parecía tan tranquilo, esa tranquilidad solo daba paso a esa pesada realidad que seguramente el ya vivía con su problema. No lo había olvidado; atravesaba una situación parecida a la mía y por su rostro se podía decir nada marchaba tan bien.

Solo alguien tan triste y decepcionado podía hablar de esa forma tan desinteresada sobre un tema lo suficientemente íntimo con alguien más.

Mi silencioso disfraz de suposiciones tuvo que ceder cuando volvió a hablar retomando su sonrisa simple que bien disimulaba su desánimo "No pienso quitarte el tiempo, solo quería que revisaras un error para corregirlo" dijo estirando uno de los diseños que yo misma había boceteado antes, y en efecto, tenía un error.

-Lo lamento debí estar muy distraída esos días. Lo corregiré tan pronto como pueda- sonreí débilmente ante mi error y sin darme cuenta ya estaba a su lado.

Un escalofrío recorrió mi espina cuando al mirarlo me volvió a sonreír. Era esa misma estúpida sonrisa con la que me había seducido durante la fiesta y no estaba segura de si ese frío que recorría mi cuerpo era por incomodidad o por ese recuerdo de una noche de copas.

Seguía sin poder negar que era lindo, pero de eso a cualquier otra cosa era totalmente absurdo. No lo conocía y no tenía planeado hacerlo. Él era ese odioso cliente que me había mantenido ocupada cuando se suponía que debía estar deprimida como cualquier otra chica al final de una relación.

-Bueno, en ese caso, confío plenamente en ti- dijo separándose de mi de golpe y suspiró con alivio.

Podría ser que no solo yo viera las cosas de esa forma.

Nos despedimos como cualquier otra relación hacia un cliente, me había dejado su número personal y por una razón no del todo laboral yo le había dado el mío. Comenzaba a actuar de forma estúpida, y era eso justamente lo que me había llevado hasta donde estaba ahora.

Puse los ojos en blanco al verlo marchar llamando la atención de un par de trabajadoras tras de él. Típico. La decepción perfecta, seguramente él disfrutaba de esas atenciones o suspiros robados.

Como forma de reprimenda hacia una razón que solamente yo podía entender, postergué la corrección del diseño un par de semanas más, al cabo de las cuales Hiccup comenzó a escribirme; al principio con paciencia y después con cierta frustración. Decía cosas como "lamento presionarte pero solo es un error pequeño y necesito el diseño para presentar mi proyecto", sonreía mucho cuando al final agregaba algo como "de verdad que eres una mujer complicada, pero descuida, te comprendo. Es bueno conocer a chicas como tú" ¿A caso el me coqueteaba con una baja sutileza?

No, claro que no. Era lo que yo imaginaba porque extrañaba que mi teléfono sonara por las noches cuando ya no habían mensajes de trabajo o recordatorios. Era una loca fantasía mía que me divertía.

Pobre Hiccup, si en ese momento hubiese sabido lo que mi retorcida mente de chica herida maquilaba para entretenerse, seguramente me hubiera despedido.

Una mañana llegué con una nube de nostalgia arrastrando por donde me moviera. Era un día malo de muchos recuerdos y poca motivación para olvidarlos.
Miré y aún no habían muchas personas, el clima nublado y lluvioso seguramente retrasaría a más de uno que viajase en colectivo.

Entré a mi oficina y me dejé de juegos infantiles, comencé a trabajar en la corrección del diseño y para medio día lo tenía nuevamente impreso y en modo digital. Perfecto para entregar.

Aún no había mucha gente en el lugar, y pensé por un momento enviar el trabajo por mensajería pero necesitaba salir de ese ambiente tan solitario, aunque fuese solo por más trabajo.

"Debo estar loca... Estoy loca" dije para mi misma mientras enviaba un mensaje a Hiccup para citarlo en una cafetería para entregar el trabajo y revisarlo nuevamente si es que requería algún otro cambio. Su respuesta fue extrañamente rápida con un simple, seco y egoísta "ok". Me sentía ridícula.

EspiralesWhere stories live. Discover now