- Capitulo 11 -

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Aquel golpeteo en mi corazón al enterarme de la verdadera razón por la que Hans me había dejado y obligado dejar la casa poco a poco se fue atenuando a medida que pasaban los días y me obligaba a concentrarme más en mi trabajo y nuevos proyectos que me llegaban fuera de mi agencia. Sabía que si me daba el lujo de tener tiempo libre volvería a sentirme el doble de engañada y mi orgullo era demasiado grande para volver a pasar por eso. 

Bueno, en realidad, también me mantenía ocupada en mis días libres saliendo con Hiccup y sus amigos; resulta que me había convertido en otro integrante en su "noche de bobos" y un par de partidas de bolos el día que el departamento de Hiccup estaba en remodelación. En un par de ocasiones pude volver a comenzar con Merida y Jack quienes hacían una pareja bastante divertida a mi parecer porque siempre buscaban la manera de contradecirse el uno al otro para que al final Jack le provocara algo parecido a un ataque de enojo y risas a la vez.

El departamento era en realidad de Jack; él ya pasaba la mayor parte de los días y noches en casa de Merida así que cuando se enteró del rompimiento de Hiccup y que también había sido echado de su casa le ofreció quedarse ahí hasta que encontrara otro sitio. Pero al final Hicc lo rentó porque era el lugar con más espacio para él y Chimuelo.

Aún así sobraba mucho espacio a mi parecer. 


Aún siendo miembro activo de ese nuevo grupo de amigos, comencé a distanciarme un poco como de costumbre porque siempre existía esta idea en mi cabeza de que en algún momento algo malo ocurriría y prefería estar un poco apartada para evitar que pasara. Los demás parecían entenderlo bien, todos tenían siempre un lugar a donde ir o que hacer y sus vidas estaban apartadas de la mía, a excepción de Hiccup. Era cierto, ya no era solamente "mi arquitecto", era más como un amigo que me hacía sentir vulnerable y algo penosa cada vez que se me ocurría recordar el día que lo conocí, pero comenzaba a confiar en él más que en cualquier otra persona y eso también me asustaba.

Creo que esa fue la verdadera razón de que por momentos me apartara. 

Pero él no era tonto, sabía tal vez aún más que yo que el camino que tomaba era auto destructivo. Conocía mis incomodidades mejor que yo con solo escucharme hablar de algo. Tenía esa virtud de saber descifrar a las personas, aún si nadie se lo pide. 

"¿Vamos a comer algo? Quisiera comida china" era un mensaje bastante común que me hacía sonreír a mitad de reuniones o algo parecido, no por el mensaje en sí, si no porque Hiccup parecía calcular la hora exacta en que tenía muchas cosas que hacer y hambre para variar. Muchos de esos mensajes nunca los contesté para intentar alejarme de él un tiempo. Pero era bastante convincente, o perseverante debo admitirlo.


Estaba trabajando teniendo mil y un cosas en la cabeza yendo de un lado a otro que incluso había olvidado que mi único alimento había sido una manzana temprano por la mañana, hacía calor y la mayoría había salido a comer y refrescarse un poco, claro que yo no. No tenía tiempo, no quería perder tiempo; odiaba distraerme cuando tenía esa lluvia de ideas en mi cabeza. Eso me hacía feliz.

-¿Alguien ordenó comida china? Lamento tardar, no tenían esas cosas raras que te gustan... Sigo sin creer que solo sea pollo- escuché decir a Hiccup mientras entraba a mi oficina y miraba las bolsas que cargaba en sus manos.

-¿Qué haces aquí?- pregunté con media sonrisa mientras me concentraba en mi computadora.

-Los mortales deben comer...- sonrió dejando las cosas en la mesita que estaba a un costado de mi escritorio.

-Eso es lo que dicen...- lo ignoré un poco molesta por algo que comenzaba a complicarse en mi diseño.

-Eso te incluye a ti- dijo más serio girando mi silla para quedar frente a frente. 

EspiralesWhere stories live. Discover now