Habían pasado dos semanas desde que Hans me había botado, dejado, echado, ignorado, torturado y terminado. Quería estar bien y de verdad lo intentaba, incluso había vuelto a mi rutina de ejercicios pero había algo que no podía dejar de hacer aparte de retener mi impulso de ir a su casa y preguntarle mil y un cosas que seguramente me dejarían más perturbada; no podía dejar ir al mismo café al que él iba todas las mañanas antes de su clase.
Me gustaba espiarlo, había algo en verlo de lejos que me hacía meditar el resto de la tarde sobre el mismo problema una y otra y otra vez: ¿Qué había salido mal?. Aparentemente no era la rutina pues que él seguía llevando su vida con el mismo ritmo que cuando estaba conmigo, entonces debía ser algo más.
Aquella mañana invité a una de mis mejores amigas solamente con la intención de que la gente del lugar no me viera como una loca solitaria stalkeadora de chicos. Comenzaba a avergonzarme de mi misma así que porqué no avergonzarme en compañía de alguien más.
-Creí que nos veríamos en un lugar más cerca de la casa de tu madre- rió Rapunzel mientras agregaba algo de azúcar a su café.
-Este está cerca de la oficina- divagué mirando el reloj y buscando detrás de ella ese rostro conocido.
-¿Cómo te ha ido? No debe ser fácil para ti esto después de todo lo que viviste con él.
Sonreí con tristeza aún buscando detrás de ella cuando por fin lo vi entrar y como acto te auto preservación, tapé mi cara con la carta esperando que no viera aún si ni quiera volteaba hacia la mesa en la que nos encontrábamos. Rapunzel no tardó nada en darse cuenta de mi extraña actitud y se giró un poco encontrándose también con su rostro, "¿Es en serio, Elsa?... "¿Desde cuando lo espías?" me gruñó con voz baja para que él no nos escuchara.
-Dos semanas y dos días...- respondí con vergüenza.
Rapunzel no se podía creer lo que me veía hacer. Yo jamás había sido así, sin importar las circunstancias jamás espiaba a un chico, además no tenía una razón para hacerlo, de antemano sabía quién era, a que NO se dedicaba, sus costumbres, gustos, informalidades, mal genio y aires de superioridad.
-Creo que ya tocaste fondo...- suspiró mi amiga volviendo a concentrarse en su café.
Yo solamente pude mirarla con algo de frustración y después volví a perder mi mirada en Hans que sonreía mientras hablaba por teléfono esperando su latte. Me comenzaba a preguntar si en algún momento yo lo había hecho sonreír de esa forma.
Ahora me sentía culpable.
-Elsa creo que necesitas de verdad salir con alguien- suspiró Rapunzel.
-¿No te parece que es muy pronto?- dije algo molesta volviendo a ocultar mi rostro mientras Hans caminaba hacia la salida.
-Salir con alguien, no acostarte con alguien. Hay una gran diferencia, ve a Hans; te superó aún durmiendo contigo, no veo porqué no podrías hacerlo tu.
-Punzie, no me estás ayudando en nada.
-En algún momento te lo vas a encontrar o tendrás que hablar con él y no creo que quieras que él te vea así, como una adolescente emocionada por el chico que le cedió el paso en la entrada.
Rapunzel tenía razón, sería inevitable tener que tratarlo o verlo con el paso del tiempo, el círculo que nos rodeaba era mutuo, empezando por las amistades. Incluso ella era amiga cercana a él, seguramente en alguna reunión ella lo invitaría o su novio y ahí tendríamos que vernos.
-Tienes esa fiesta de gente artística en medio mes ¿No? Pienso que será una buena oportunidad para conocer a alguien totalmente diferente a Hans.
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Espirales
FanfictionElsa es una exitosa diseñadora, bonita, trabajadora... Tal vez demasiado trabajadora. Su vida perfecta y llena de éxito cambia al recibir una noticia totalmente inesperada que rompe su corazón y la coloca rápidamente un espiral de emociones y sentim...