Las visitas fueron y vinieron, los mismos de siempre entraban para bromear con Hiccup y su estado, aprovechando ese tiempo volví a casa para darme una ducha y llevar algo de ropa para cambiarme en el hospital. Al llegar sonreí cuando vi a Hiccup discutir con Patán sobre sus cosas y como cuidar de Chimuelo.
Y entonces, recordé... El día anterior había quedado con Dagur, se suponía que pasaría por mi a la oficina para ir a cenar. Debía disculparme.
-Hola, Dagur... Lo sé, lo lamento... Tuve una emergencia en casa con Hicc... Claro, te veremos mañana- terminaba de hablar por teléfono con él y entré a la habitación ya vacía. Hiccup parecía estar dormido por lo que me esperaba un largo rato de aburrimiento.
Acomodaba una mesita a su lado y me detuve mirando sus manos. Lucían fuertes, me preguntaba que tanto de diferencia habría en tamaño con las mías.
-Lamento haber sido la emergencia que impidiera tu segunda cita- me asustó hablando de golpe.
-No es gran cosa- sonreí acomodando sus cobijas.
-¿No lo es?
-Dagur no es... Bueno, es que es raro- sonreí nerviosa sentándome en el reposet que estaba a un lado de su cama.
-Está loco- rió Hiccup abriendo los ojos.
-Eso particularmente- suspiré.
-Perdón por llevarte hasta ese punto de salir con él- me sonrió.
-Planeo hacer la dinámica de las cinco citas, después de eso veremos que pasa- expliqué mientras amarraba mi cabello.
-Ya veremos que pasa...- suspiró mientras su sonrisa se desvanecía.
-Quise contactar a tus padres pero Astrid me dijo que tardarían más en llegar que en lo que salías de aquí- sonreí acercándome más.
-Mis padres son raros, descuida, los llamaré por la mañana. Supongo que Astrid ya habló con mi madre y estará ansiosa de saber que me pasó.
-Se enojará cuando sepa que estás aquí por descuidado- reí jalando de la palanca del asiento para poder descansar mis piernas y poder recostarme un poco.
-Siento pena que duermas ahí mientras que yo estoy en esta cómoda cama- me miró con un gesto de dolor mientras se giraba de posición para verme más cómodamente.
-¿De verdad es cómoda?
-Al mal tiempo, buena cara- sonrió.
Comenzamos a hablar nuevamente como casi siempre por las mañana sobre el trabajo y nuestra vida cotidiana, por momentos eramos interrumpidos por una o dos enfermeras que revisaban su temperatura y presión. Parecía que mejoraba aunque el dolor abdominal y las náuseas hacían presencia de vez en cuando haciendo que nos levantáramos rápidamente para entrar al baño.
-No creo que el tratamiento esté funcionando- me dijo después de enjuagar su boca y volvía a recostarse.
-No llevas ni ocho horas en tratamiento, ten paciencia- lo reprendí ligeramente por jugar con las pequeñas mangueras intravenosas por las que estaba siendo hidratado.
-¿Irás a casa?
-No, me quedaré aquí a dormir en un incómodo reposet para evitar que hagas una locura con estas cosas- me dejé caer en el asiento y lo miré. No pude evitar sonreír lastimosamente.
Se veía que realmente lamentaba haber comido ese pescado un día antes, por lo menos la fiebre había cesado. Tal vez había sido mi imaginación, pero él me miraba también; no era verme u observarme buscando una broma que hacer, era algo más. Su sonrisa era distinta, al igual que aquella atmósfera entre los dos.
-Vamos a dormir...- suspiró estirando su mano para tomar la mía.
Me puse un poco nerviosa, ¿Cómo debía tomar aquel gesto? No, no podía ilusionarme. Estaba enfermo, y sin nadie realmente cercano a él debía sentirse asustado y solo, por muy pequeña que fuese su infección, el simple hecho de estar en un hospital ya debía ser aterrador.
Me quedé dormida sin soltar su mano. Era cálida y fría, difícil de explicar si lo recuerdo así por lo nerviosa que me ponía o por lo mal que estaba, pero era lindo. Creo que jamás, ni siquiera con Hans había dormido de esa forma con alguien sin sentir hostigamiento. Él era el que estaba siendo medicado pero era yo la que se sentía alucinante, hasta llegué a soñar que mientras dormía así de esa forma el me miraba y decía "te ves más linda cuando estás conmigo". ¿Quién diría que un sueño en el hospital sería más placentero que en casa?
Los dos días siguientes fueron demasiado pesados pero se compensaban con los ratos divertidos que teníamos cuando volvíamos a quedarnos solos jugando algún juego de mesa o leyendo artículos de revistas de farándula imitando voces. Sus nauseas habías cesado al igual que la fiebre y dolor abdominal, solo esperábamos que el doctor lo considerara lo hidratado suficiente para salir de ahí y volver a casa.
Dagur había estado ahí un día antes del alta pero su visita parecía que era más relacionada a mi que a Hiccup. Había insistido en que salieramos a comer algo, pero no podía, no quería dejarlo ahí solo, aún si ya no se sentía tan mal. Tal vez estaba equivocada y probablemente al final la herida volvería a hacer yo pero no podía evitar sucumbir a mis emociones, en esos días todo parecía girar en torno a Hicc.
-Bien, todo parece en orden. Pediré que te den el alta- sonrió el doctor revisando los registros de Hiccup en un folder.
-¡Por fin! Me estoy volviendo loco- suspiró el castaño estirando sus brazos.
-No te emociones, aún deberás tener cuidados en casa- lo regañé dándole su medicina.
-Oh, lo olvidaba. Ahora eres mi enfermera personal ¿No?- me guiñó el ojo.
Rodé los ojos como gesto de molestia, pero me encantaba. En esos tres días había aprendido a manejar sus malestares, dolencias que probablemente él hubiera preferido mantener como privadas pero no había podido evitar que fuera yo la que lo ayudara. Pobre, no podía ni imaginar lo que hubiera pasado si todo hubiera ocurrido viviendo solo.
Despierta, Elsa... Simplemente hubiera llamado una ambulancia. No es tan tonto.
Ese pensamiento me rondaba cada vez que imaginaba cosas, porque una mujer por muy encaprichada que esté con alguien no puede pasar por alto nada, ni siquiera la parte que en el futuro podría romper tu corazón.
*¿Qué tal, eh? Dos capítulos en un solo día, me siento eficiente, jajajaja. Espero que les haya gustado!!! Muchas gracias por leer y sus comentarios!!!*
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Espirales
FanfictionElsa es una exitosa diseñadora, bonita, trabajadora... Tal vez demasiado trabajadora. Su vida perfecta y llena de éxito cambia al recibir una noticia totalmente inesperada que rompe su corazón y la coloca rápidamente un espiral de emociones y sentim...