Al Carajo el Jinete

551 73 30
                                    

Christopher dejó el auto a mitad de la calle, sin importar que llegase la policía a multarlo. Las dos casas junto a la de los Warren, estaban en llamas, y las ambulancias aún no llegaban. Los dos detectives llegaron detrás de Christopher y Amanda, dejando el auto igualmente en medio de la calle. Los cuatro entraron echando una carrera hacia la casa, sin importar el vencedor. La puerta no abría, por lo que Christopher tuvo que tumbarla, dejando a la vista de todos, el feroz ataque que continuaba en la cocina.

―Creo que necesitaré ayuda. ―dijo Christopher.

―¡Papá! ―gritó Katherina al ver por su ventana, los autos fuera de casa. Christopher puso atención a los golpes que provenían desde arriba―. Ayuden aquí, yo subiré.

Ambos agentes se dirigieron a Demian y Daniel, quienes peleaban con gran furia, esculpiendo las paredes de la cocina con la sangre de ambos, como si de titanes se tratara. Mientras tanto, Amanda prestaba ayuda a Melany.

Christopher subió las escaleras, encontrando a su esposa terminando por tumbar la puerta del cuarto de su hija.

―¡Charlotte! ―gritó él cuando la vio entrar, corrió hacia la habitación observando la espalda de su esposa―. Charlotte, está no eres tú. ―dijo él con cautela, acercándose sigilosamente, mientras ella giraba su cabeza en 90° dirigiéndose a él. ―Mira quién es. Es nuestra hija. Es Katherina.

―Dame el sello. ―ordenó una voz saliendo por los labios de Charlotte.

―¿Cuál sello? ¿Amor de que hablas?

―Papá, dudo que, lo que habla sea tu amor.

―Sé que lo tienes, entrégalo y te dejaremos en paz. ―añadió la voz nuevamente.

―Si sabes que lo tengo, entonces, ¿por qué no me lo quitas? ―desafió Katherina, a lo que el espectro se quedó en silencio por un momento, pero no duró mucho cuando, decidido en el cuerpo de Charlotte fue hasta la chica. Christopher se lanzó hacia ella cayendo ambos al piso. Acto seguido, aquel dentro del cuerpo de Charlotte, se levantó lanzando a Christopher hacia otro lugar enfrentándose nuevamente a la chica.

―Dame...el sello. ¡Ahora! ―ordenó.

Todo o nada, Katherina. Se decía ella, aun rogando que, lo que estaba pensando funcionara.

―¿Te refieres a este sello? ―dijo entonces, y giró el anillo del primer jinete provocando un gran dolor en la cabeza de Charlotte, para luego sacar el sello de su bolsillo y alzarlo frente a su madre.

En este, se encendió una gran luz formando el símbolo, que no era solo uno, la luz mostraba dos símbolos unidos en un solo sello. Charlotte comenzó a gritar, cayendo de rodillas al suelo del cuarto, un dolor punzaba su cabeza al mismo tiempo en que comenzaba a vomitar algo.

Los gritos comenzaron a resonar en la casa, cuando Melany despertó vomitando también, lo mismo pasó con Demian y Daniel.

El jinete fuera de casa, estaba listo para atacar, pero viendo a través de los ojos de Charlotte, un brillo dorado encandiló la visión que tenía, el cual también le transfirió el punzante dolor en la cabeza, pero sí logró notar algo: el anillo de su hermano, manipulado por Katherina.

Charlotte soltó el llanto, y con él llegaron las arcadas, una seguida de la otra; hasta que logró botar de su organismo una larga, asquerosa y negra larva.

―¡Iiug! ―exclamó Katherina con repudio a punto de comenzar a vomitar también.

―¡Christopher! ―gritó Amanda desde el primer piso. Pero él, tomó a su esposa y la llevó al baño para que se limpiara, Katherina bajó al primer piso, observando que los demás copiaban lo que su madre había hecho segundos atrás. Tanto Demian, como Daniel y Melany, estaban vomitando la misma larva.

El Susurro del Diablo Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora