Espejismo Siniestro

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Habían pasado dos semanas desde el accidente y exactamente un mes desde que Kat había regresado al pueblo, luego de estar diez meses en New York, estudiando en la Universidad de Juilliard, exactamente en la carrera de Música. Pasa que la chica siempre tuvo una gran pasión por los instrumentos y principalmente el canto. Su padre le enseñó a tocar guitarra y piano cuando ella apenas era una niña.

Aquel día, era tarde, la nieve se había endurecido en las calles de Blaze Ville. Ella estaba sola en casa. Se había preparado una taza de café para pasar el frio. Y se dedicó unos instantes a contemplar la nieve inesperada que caía a principios de verano fuera de su hogar. Sus padres habían ido a investigar un caso de una familia que aparentemente era acosada por fantasmas en New Orleans.

Ella conocía muy bien los dones de su madre y las prácticas extrañas de su padre. El conocimiento adicional que tenía aparte de ser un "simple profesor de literatura inglesa". Por otra parte, Daniel, su novio, que la ha acompañado desde la infancia trabaja como pasante en el Blaze Ville Hospital. Realiza su práctica durante las vacaciones después de viajar desde Palo Alto, California. Daniel McCall estudia medicina en la universidad de Stanford. Logró esto gracias a su esfuerzo y ayuda de su madre.

El sonido de una llamada entrante al teléfono de Katherina la sacó de sus pensamientos inmersos en la ventana de su habitación. Miró la pantalla y era una llamada de Daniel.

Hola amor, ¿Cómo va todo en el hospital? ―preguntó ella.

Todo bien, de hecho, acabo de salir. ―respondió con euforia desde el otro lado del teléfono.

Con esa felicidad, puedo deducir que estabas desesperado por salir del trabajo. ―comentó.

―Sí y no. ―respondió Daniel―. Sophie llamó y habrá una fiesta en su casa, reencuentro de amigos. ―Kat hizo un mohín y guardó silencio.

Daniel resopló.

―Katie, sé que no te agradan estas cosas, pero es más como una reunión de amigos, nadie terminará en el suelo, ni vomitando en el retrete. Todo será sano y tranquilo.

Comentó Daniel tratando de convencer a su novia. Kat por su parte soltó un suspiro de resignación.

Está bien. Pero quiero volver temprano. ―sugirió la chica.

Ponte linda para esta noche. Pasaré por ti a las 9 pm

Está bien. ―respondió Kat.

Después de colgar la llamada, Katherina miró la hora en su teléfono y le quedaba exactamente una hora y media para arreglarse. Lavó la taza y algunas cosas que quedaban sucias en el lavabo de la cocina, y luego decidió darse una ducha de agua caliente antes de la fiesta.

Todo iba bien, mientras pasaba el jabón por su piel. Sus ojos cerrados; disfrutaba del agua caer en su rostro. El relajo se vio opacado por unas turbias imágenes en su mente. Una daga, el reflejo de su cara salpicada de sangre entre las trizaduras de un espejo. Sentía el placer desenfrenado al sentir la sangre de su víctima escurrir. Y enterraba, una y otra vez la daga en el corazón de aquel individuo que no pudo reconocer.

Abrió los ojos de golpe, con su respiración acelerada, a tal punto que entró en una crisis de pánico. Como pudo cerró la llave del agua y trató de salir de la ducha, pero resbaló.

―¡¿Qué me está pasando?! ¡¿Qué me está pasando?!

En susurros preguntaba al aire, al mismo tiempo en que se ponía en posición fetal en el suelo. Al poco tiempo después se levantó, pero su mente no estaba presente en el lugar. Se miraba en el espejó del baño y luego observó la pequeña hinchazón que comenzaba a formarse en su brazo derecho.

El Susurro del Diablo Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora