Samhain

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La mañana había llegado, y el silencio apaciguaba el miedo y perturbación de todos los habitantes que yacían en casa de los Warren. Tyler se levantó cuando algunos rayos de sol se asomaban por su ventana con vista al patio. Luego de un baño, se puso la misma ropa rota y sucia que llevó puesta desde que el demonio lo poseyó.

Alguien llamó a su puerta.

―¡Tyler! ―preguntó la voz de Melany abriendo la puerta, sorprendiéndose al ver a Tyler de pie frente al espejo, observando con desgana su aún apagada y perturbadora apariencia― ¿Por qué te has levantado? Deberías seguir descansando ―dijo la chica de ojos celestes, acercándose a él, quien no le daba la mirada todavía.

Con delicadeza llevó su mano hasta la barbilla del muchacho, para girar su cara hacia ella.

―Descansa, Tyler. No han sido buenos días para ti.

Tyler desvió la mirada y se tomó su tiempo antes de intentar hablar.

―No debería estar aquí. ―habló Tyler.

―No te preocupes por eso, ya sabes que los padres de Kat son personas muy bondadosas, no tienen problema con que te quedes aquí.

―No, no lo entiendes, Melany. Yo...debería estar muerto, eso era lo justo. Lo que debieron hacer para acabar con Valak.

―¡No! ¡Tyler, no digas eso! ―puso sus manos en el rostro del muchacho―. Eres nuestro amigo, eres importante para todos nosotros.

―He asesinado personas, Mel. Cada noche, él... ―sus ojos se cristalizaron― ...me hacía ver como los asesinaba. Me obligaba a beber la sangre de sus víctimas. Soy un asesino. Kat debió matarme cuando se lo pedí.

Melany tomó su mano para sentarlo en la orilla de la cama, así mismo, ella siguió el movimiento.

―Eres parte de nuestras vidas, Ty. ―vaciló antes de continuar―. Eres importante para mí. ―concluyó mirándolo con ternura y tristeza a la vez―. ¿Te gustaría ser mi acompañante para la fiesta de esta noche? ―preguntó después.

―¿Qué fiesta?

―Hoy es 31 de octubre, ¿recuerdas?, la fiesta de Samhain en el pueblo. ―contestó Melany. Él no comprendía, inmerso en sus pensamientos, como había pasado tanto tiempo. Ni siquiera sabía qué día era y el tiempo que desapareció.

―Ni siquiera sabía en qué mes estaba. Creí que era agosto. ―habló desganado.

―Ahora solo hay que intentar olvidar. Todos estaremos contigo para soportar esto, ya...prácticamente somos una familia. ―dijo ella. A lo que Tyler sonrió ligeramente.

―Tienes razón, así que iré contigo a esa fiesta.

Melany esbozó una amplia sonrisa y tomó su mano para llevarlo al primer piso para que tomara desayuno junto a todos en el comedor.

―¡Miren quién tiene mejor cara! ―anunció Melany frente a todos en el comedor.

―¡Tyler! ¿Cómo te sientes? ―preguntó Christopher preocupado, al mismo tiempo en que todos se levantaban de las sillas.

―Un poco mejor de lo que merezco. ―respondió, y su rostro comenzó a mostrar desesperación al no saber que hablar frente a ellos. Tyler sentía que era causante de todo lo malo―. Yo...yo quiero pedirles perdón.

Christopher se acercó a él y le dio un fraternal abrazo.

―Estamos aquí Tyler, y te cuidaremos siempre. Este o no tu padre cerca de ti, eres parte de nuestra familia también. ―Tyler se mantuvo en silencio, esperanzado ante las palabras que escuchaba. De pronto, vio a Katherina observarlo detrás de su padre. Sin pensarlo, se dirigió hacia ella y la abrazó como si fuera su hermana.

El Susurro del Diablo Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora