Katherina había tomado la decisión de no dormir. Aquellos sueños tan vívidos, la vulnerabilizaban, y le impedían mantenerse cuerda y en calma durante el transcurso del día.
Miraba su reloj de vez en cuando, mientras se mantenía sentada en la ventana de su cuarto, esperando a que los primeros rayos de sol destellaran en su rostro. Ese, sería el aviso de la llegada de su padre y Daniel. Sus ojos estaban cansados ya, y en ocasiones le era imposible mantenerlos abiertos. Se incorporó de su lugar en dirección a la puerta, era la hora de tomar una taza de café bien cargado, para evitar desfallecer antes de la llegada de los demás.
Caminó medio adormilada hasta la cocina encendiendo la luz, pegando un salto en su lugar, al mismo tiempo en que veía la silueta de su madre sentada en una de las sillas, con los codos apoyados en la madera negra del mesón y las manos sujetando su cabeza escondida entre sus antebrazos. Katherina se preocupó de inmediato.
―Mamá, ¿estás bien? ―Charlotte reaccionó de su posible letargo y subió la cabeza para observar a su hija.
―¡Si! ―respondió a la primera―. Todo está bien.
―¿Estás segura? ―interrogó Katherina nuevamente―. Porque tus ojos no me dicen lo mismo.
La cansada madre miró detenidamente la expresión interrogante de su hija; posterior a eso, soltó un jadeo apretando rápidamente los ojos, con la disposición de responder la pregunta.
―Es el don... fueron muchos años sin él y, encenderlo de golpe, después de tanto tiempo es, algo abrumador. ―contestó la mujer.
Katherina se quedó unos instantes observando a su madre en completo silencio. —¿Qué fue lo que viste ayer cuando te quedaste mirando la puerta? —inquirió otra vez―. Le hablabas a alguien.
―¿Qué? ¿De qué hablas? ―le preguntó su madre.
―¿No lo recuerdas? ―Katherina apoyó sus manos en el mesón, luego de que su madre se quedara en silencio por unos segundos.
―No, la verdad no recuerdo mucho. ―respondió al fin―. Realmente no sé qué decirte.
Katherina observó un sobre cercano a los codos de su madre. ―¿Qué es eso? ―preguntó de inmediato. Charlotte la observó confundida, olvidando que a su lado se encontraba ese sobre.
―El sobre... ―explicó la chica.
―¡Ah, sí! Es una carta del rector de la Secundaria de Blaze Ville. ―respondió Charlotte―. Quiere que tu padre sea el nuevo profesor de Literatura.
―¡Wow! Pero, ¿Quién le informó sobre eso?
―Por lo que explica en la carta, insinúa que el Sheriff le comentó sobre su título, y que fue profesor de la universidad de Columbia. ―añadió Charlotte.
―¿A caso soy la única que piensa que esto es una trampa? ―inquirió Katherina con un atisbo de desconfianza. Charlotte, soltó una bocanada de aire.
―Hay que averiguarlo con tu padre. El problema es que no sabemos si Matt sigue siendo...Matt.
―Creo que ustedes saben cómo hacerlo, ¿No?
―¿A qué te refieres? ―preguntó la madre nuevamente. El sonido de la puerta de entrada abriéndose las sobresaltó. Ambas se miraron con preocupación, no obstante, se dirigieron al umbral de la puerta de la cocina, para investigar el origen del ruido. El miedo no alcanzó a apoderarse de ellas, cuando la figura de Christopher apareció detrás de la puerta.
Ambas mujeres soltaron un suspiro de alivio.
―¡Chris! ―exclamó Charlotte recibiendo a su esposo, al momento que, detrás de él aparecía Daniel, regalando una tranquila y a la vez cansada sonrisa ante los ojos expectantes de su novia, la misma que luego corrió hacia él para abrazarlo.
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El Susurro del Diablo Libro I
FantasyLibro 1 El Susurro del Diablo es una saga de cuatro libros. Actualmente se está subiendo el segundo a la plataforma de Wattpad. SINOPSIS ¿Qué pasaría por tu mente si te dijera que eres el elegido para comenzar el apocalipsis? ¿Estarías dispuesto a...