Un paso antes de morir

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Un hormigueo invadió las piernas del Christopher cuando vio el cuerpo de su hija en el suelo de aquella mansión. Los gritos de Charlotte, y las amigas de Katherina, inundaron el lugar en llanto. La alarma de evacuación del pueblo se activó, provocando que las puertas se abrieran rápidamente dejando salir al tumulto de gente que quedaba dentro escapando del lugar.

―No, mi pequeña no. ¡¿Qué te hicieron mi amor?! ―le hablaba Christopher al cuerpo sin vida de su hija. Sus ojos verdes aún permanecían abiertos. Amanda estaba por cerrarlos, cuando Charlotte le arrebató la mano.

―¡No, no lo hagas! ¡No lo permitiré!

El humo negro entró con velocidad por la puerta de entrada, creando gritos nuevamente. Tyler era el blanco especifico, y el humo no tuvo piedad en entrar nuevamente por cada orificio de su cuerpo. Valak había vuelto.

Christopher y los demás se levantaron rápidamente desde donde estaba el cuerpo de Katherina. Los ojos de Tyler nuevamente estaban negros y su rostro podía reflejar la venganza que estaba por comenzar ante quienes lo habían encerrado.

―Tenemos que sacar el cuerpo de Katherina de aquí.

Dijo Daniel con esmero, para cuando se dio vuelta a ver el cuerpo de la chica, el cual había desaparecido.

―¿Dónde está mi hija? ―gritó Charlotte―¡Katherina!

―Los muertos no hablan, Charlotte ―aclaró Valak―. Aunque mañana es día de muertos, quizás el cuarto jinete pueda hacer una excepción ―habló al mismo tiempo en que alzaba la palma de su mano derecha haciendo levitar el cuerpo de Charlotte―. O quizás te pueda reunir con ella al otro lado. Pero esta noche, me encargaré de ponerlos a todos en el peor rincón del infierno. ―añadió junto a una macabra carcajada de satisfacción.

―Ya no soy un simple demonio, ahora...¡Soy el soberano de las tinieblas! ―gritó agrietando las paredes.

―¡Eso lo veremos! ―dijo la voz de otro demonio apareciendo detrás de Tyler, golpeándolo en la espalda haciéndolo volar al otro extremo del salón, dejando caer también a Charlotte al suelo.

―¡Vengan conmigo! ―les dijo la voz de un demonio en el cuerpo de una mujer de pelo rojo acercándose a los Warren y los demás.

―¿Dónde han dejado a mi hija? ―exigió Charlotte la verdad― Nosotros no nos la hemos llevado, está a salvo, pero nos dejó el encargo de que debíamos salvarlos a ustedes.

―¡¿Qué?! ―exclamó Christopher.

―No hay tiempo para hablar. ―dijo la mujer pelirroja tomando a Sophie y a Melany, desapareciendo con ellas de la mansión. Otros demonios llegaron hacia Daniel y Demian, sin previo aviso de hacerlos abandonar el recinto también.

―¡Eres un descarnado, una abominación! ―exclamó Christopher― No nos iremos con ustedes.

―¡Oh, por Satán! ¡Me alagas! Ahora ahórrate tus elogios para después, si no seguimos el plan, todos moriremos.

Lo tomó del hombro lo mismo que a Charlotte trasladándolos al muelle del pueblo, ahí ya estaban los demás.

―¿Qué hacemos en el muelle? ―preguntó Charlotte.

―¡¿Qué alguien nos explique qué demonios está pasando aquí?! ―exigió Christopher.

―Tenemos que escapar del pueblo, todos. ―dijo la mujer demoníaca de cabello rojo al que parecía ser el líder del grupo de demonios.

―¿Dónde está Katherina? ―exigió Amanda.

―¡Hey, cazadora! Te hemos dicho que está bien ―arremetió el demonio de cabellos rojos.

El Susurro del Diablo Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora