Cap. 3 - Placebo

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Desperté en la cama del  vagón, tenía el cuerpo entumecido y la boca me sabía a hierro

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Desperté en la cama del vagón, tenía el cuerpo entumecido y la boca me sabía a hierro. Levanté la mirada y vi a Zed sentado en el sofá mirando una cámara de fotos.

-¿Estás bien?- Me miraba con cara de preocupación, nunca había visto sus ojos tan apagados y perdidos.

-Me cuesta moverme...

-Es normal, teniendo en cuenta todo el sedante que te ha inyectado.

Me intenté incorporar, a la vez que Zed se acercaba a ayudarme a levantarme.

-¿Que ha pasado con el que me disparó?

-Esa persona no te molestará más.

-He preguntado que le ha pasado Zed, no si volverá o no. Lo vi salir disparado y darse un golpe contra el vagón. Pero nada lo estaba golpeando, era como si una ráfaga de aire lo empujara.

-Te lo habrás imaginado por el sedante, cuando llegué le grité y salió corriendo como una rata. Vamos, es tarde, tu madre estará preocupada por ti.- se dirigió a la puerta del vagón- ¿Puedes andar bien?

Miré a mis pies, asentí con la cabeza y lo acompañe fuera del vagón, debería haber una abolladura en la parte en la que el hombro de ese desgraciado había chocado con el vagón. Pero no había nada.

-¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?

-Poco más de 6 horas. Te he vendado el hombro, así que intenta no quitarte los vendajes en un tiempo.

Poco después llegamos a mi casa.

Al girar la esquina que daba a la calle de mi casa unas luces de policía me cegaron, "Había estado desaparecida 6 horas, y ya había llamado hasta a la policía".

Antes de que pudiera abrir la puerta, mi madre la abrió con ojos llorosos. Primero me examino de arriba a abajo como si en realidad yo fuera un espejismo, me abrazó, y después se abalanzó hacia Zed.

Detrás de ella, en el pasillo principal de la casa había dos policías expectantes a lo que sucedería.

-¡Tú! No te quiero volver a ver cerca de mi casa nunca. Ya sabía que no eras de fiar, pero, ¿hasta este punto? ¿Qué le has hecho en el hombro? No quiero...

-¡Mamá!, no me ha hecho nada- Se quedó perpleja mirándome, uno de los policías que había detrás de ella sonreía mientras su compañero le daba codazos para que parara.

-Gracias Zed, pero si me disculpas tengo que hablar con mi hija en privado.

Me agarró del brazo bueno y tiró de mí hacia adentro, después escuche como cerraba la puerta de golpe. Me sonrió mientras me llevaba al salón. "¿Y este cambio de humor tan repentino?".

Entonces lo vi.

Había un cuerpo tirado en mitad del salón, grité, grité como nunca lo había hecho antes al ver el cuerpo de mi madre tendido en la fría superficie llena de sangre. Tenía los ojos muy abiertos, pero sin expresión ninguna. "Si mi madre está ahí, entonces... ¿quién...?"

Denki (Electricidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora