Cap.14 - 1-22

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"Frío", es lo primero que siento al despertar. Me incorporo y miro a mi alrededor.

Lo único que puedo distinguir son cuatro paredes, una puerta y un pequeño colchón sobre el que estoy sentada. Me levanto y y me acerco a la pared más cercana, definitivamente están hechas de ámbar azul. Sé que es una tontería pensar en que la puerta estará abierta pero aún así intento abrirla. No se puede. "Hubiera sigo gracioso que estuviera abierta."

-Sujeto 1-22, sitúese en la pared más lejana, de espaldas y con las manos arriba.- Una voz masculina habla a través de las rejillas de la puerta.

Hago exactamente lo que dice, de todas formas dentro de esta habitación no tengo muchas posibilidades de hacer nada. Escucho un pequeño pitido, la puerta se abre. Un hombre alto y corpulento me pone unas esposas con motivos azules.

-Vamos.- Empezamos a andar fuera de la celda.

Pasamos por un pasillo lleno de gente, la mayoría son mayores que yo, los pocos que veo de mi edad están escoltados por un guardia. Llegamos a lo que parece un comedor, nos aproximamos a unas mesas y mi nuevo amigo me golpea en la espalda mientras me señala con un gesto de cabeza una de las sillas. Todo es de madera, las mesas, el techo, las sillas, el suelo. No hay ventanas, sólo un pequeño tragaluz por el que se puede distinguir el cielo estrellado.

Noto cómo todo el mundo me mira de reojo, con cuidado de que no se note demasiado.

-Come.-Una mujer me trae un plato a la cual pongo cara de asco.

La cocina de este sitio no es un restaurante de cinco estrellas, más bien es un vertedero en el que cogen basura y te la echan en un plato. Son una especie de gachas amarillentas y aceitosas. No me fío de nada de lo que pueda llevar esta comida, además de que la verdad mi estómago se ha cerrado nada más ver esta espectacular cena.

El guardia al ver mi comportamiento se encoge de hombros y me levanta agarrándome con fuerza del brazo. Salimos del comedor y entramos en una sala bastante amplia con varios sillones y estanterías. En las paredes hay cuadros de distintas épocas, obras que además son impresionantes. Una de ellas ocupa absolutamente toda la pared del fondo. Parecía egipcia.

Delante de ese cuadro, en un escritorio había un anciano con un montón de papeles apilados. Al verme formó una gran sonrisa.

-Adelante, pasa, no seas tímida.-Al ver mi indecisión, le hizo un gesto al guardia, éste me quitó las esposas y salió por la puerta cerrándola tras de él.- Perdón por las formas pero nunca se sabe cómo reaccionarán los nuevos integrantes. Espero que haya comido bien, hay mucho que hacer, pero primero es lo primero. Tome asiento. Le haré una ficha para seguir su evolución.

-¿Evolución?-Digo aún en pié.

-Eso son preguntas que usted misma podrá preguntarle a la persona encargada de su tutoría más tarde.- Coge un bolígrafo y un papel de los cientos que tiene sobre la mesa.

Denki (Electricidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora