¿Que pasaría si un día despiertas y tienes poderes?
Acompaña a Thea, una chica con una vida normal, o eso creía ella, hasta que empezaron los sueños extraños. Una vez comenzaron las pesadillas, su vida se desmoronó.
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Zed"
Me incorporo y subo corriendo al segundo piso como si la vida me fuera en ello. Thea está gritando y Selva no para de ladrar, "¿qué es lo que está pasando?". Abro la puerta de su cuarto y mi corazón se acelera.
Thea se encuentra en una esquina de la habitación, echa un ovillo, con su cabeza escondida, gritando. Su pelo irradia fuego y electricidad.
-¡¿Zed, Thea?!- Escucho a Adam subir deprisa.
- Mierda...-Cierro la puerta empujándola con una ráfaga de viento mientras que de un salto me coloco de cuclillas delante de ella y la abrazo.- Ya está, ya está, estoy aquí, tranquila.
Thea deja poco a poco de forcejear hasta que cae rendida y se desploma sobre mí. "Se ha desmayado"
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Thea"
La luz del sol incide directamente en mi cara haciendo que abra los ojos poco a poco, "¿qué hora será?", en realidad me da bastante igual, no es como si tuviera que ir a clase o a trabajar de todas formas. Me doy la vuelta hacia el otro lado buscando a Selva con el brazo y los ojos entrecerrados. "¿Pero que hace metido debajo de mis sábanas?"
-Selva... Sal de ahí, no me gusta tener pelos de perro entre mis sábanas.
Me incorporo y retiro las sábanas. Mi corazón se acelera y pego un grito ahogado.
Zed está en mi cama, completamente dormido boca abajo y sin camiseta abrazando a Selva. "Ay dios", instintivamente reviso mi ropa. No tengo mi pijama puesto, solo la ropa interior y la camiseta que Zed llevaba ayer. Me quedo mirándolo, inmóvil, pensando en todas las posibilidades de cómo he acabado en esta situación, no lo recuerdo. "¿Podría ser que Zed y yo...? no imposible, pero y si..."
Recorro su espalda desnuda con mi mirada hasta acabar de nuevo en su rostro. Está profundamente dormido, en este momento parece un niño pequeño e inocente. Sus pestañas son larguísimas, y sus labios tienen un grueso perfecto.
-¿Vas a seguir toda la mañana mirándome?- Pego un respingo en el sitio mientras Zed sonríe y abre los ojos.-Buenos días.
Enfadada y muerta de vergüenza empiezo a gritarle como una loca, muy típico de mí.