😳 JiHoon, el niño te mira 😳

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El azabache de ojos saltones había estado todo el día junto al pequeño bebé. Habían jugado con coches de plástico, con soldaditos verdes, con Barbies, y el menor le había acompañado en la cocina cuando fue anocheciendo para que Cheolie pueda cocinar la cena.

Chan estaba sentado en la mesada para que el mayor no pueda perderlo de vista. Sus pequeñas y regordetas piernecitas colgaban en el aire, y él las movía divertido, con las manos en las rodillas, observando atentamente al cocinero que cortaba un pepino en rodajas.

Tuvo que levantar ambas piernas horizontalmente cuando su niñero favorito necesitó abrir el cajón que el menor estaba bloqueando. Pidió permiso con una sonrisa y estiró el largo cajón para alcanzar un tenedor y volver a cerrarlo, y durante ese tiempo el pequeño tuvo que hacer equilibrio para no caer de espaldas en la mesada.

Su sonrisa era radiante. Estaba contento por poder pasar tiempo con él, porque era su tío favorito.

Pero a JiHoon no le caía bien Chan, y Chan nunca tuvo oportunidad de interactuar con JiHoon.

El pelirrosa estaba leyendo el diario en silencio, sentado en el comedor con los antebrazos apoyados en la mesa.

-¿JiHoonie? - preguntó su novio - ¿Cómo te fue hoy?

«Qué te importa» pensó el otro, «No te importa nada que no sea ese pequeño alienígena»

-Bastante bien - respondió evitando a su inconsciente y sin sacar los ojos de la noticia.

Cheol terminó de cortar los pepinos, agarró al bebé por las mejillas y rozó sus narices para luego besar su frente. Su recompensa fue una risa sonora, que lo hizo derretirse por dentro.

El menor extendió sus brazos en dirección al tío Cheolie cuando éste se alejó, para que lo abrace y lo alce, llevándolo a la mesa del comedor y sentándolo allí.

JiHoon sacó la vista del diario por primera vez, y pudo observar a la criatura que lo desafiaba desde el otro lado de la mesa. Para él, Chan era la persona que le sacaba la atención de Cheol. Era un ser de maldad, que quería matarlo para quedarse con su hombre. Esa pequeña criatura infernal y bestial, salida del universo de Stranger Things, repulsiva, sudorosa, feroz, voraz, que se acercaba a él para asesinarlo sin piedad...

La realidad era que Chan es sólo un bebé que gateaba en ese momento por toda la mesa con una sonrisa risueña y satisfecha, interesado en la persona que nunca había visto y buscando un primer contacto. Había dejado un charco de baba en el lugar en el que paró cerca del pelirrosa para observarlo mejor.

-Cheolie - alzó la voz levemente - tu mascota está babeando la mesa.

Las diminutas zapatillas con luces de led brillaban en los pies del menor que seguía arrodillado y observando al mayor cuando Cheol entró con un trapo al comedor. Se quedó en el marco de la puerta con una media sonrisa, viendo al soñador tan atento a los ojos inquietos de JiHoon, leyendo las noticias a una velocidad que Chan no entendía.

Se acercó a ellos para limpiar la viscosidad que le asqueaba a su novio, y le regaló un beso en la cabeza a ambos, poniéndole una mano en el hombro al mayor del par para llamar su atención.

-JiHoon, el niño te mira.

Lo dijo como si JiHoon no lo supiese, como si no intentara ignorar al psicópata que iba de cacería por él. Como si no estuviera incómodo por nunca haber interactuado con un bebé.

Lo miró con los ojos confundidos, y cuando volvió a Chan, estaba intentando murmurar lo que ambos supusieron iba a ser su primera palabra.

-D... d...

-¿Daddy? - se entusiasmó Cheol.

-D... Di...

-¡Qué emoción, va a decir su nombre! - el azabache gritaba como un fanático, mientras JiHoon solamente observaba un tanto indiferente.

-Di... ¡dildo! - dijo finalmente el menor aplaudiendo orgulloso por poder lograrlo tras la motivación del tío Cheolie.

-¿Qué carajos? - el más bajo de la pareja interrogó al otro, que seguía en shock.

-Hey, no digas eso en frente del niño.

-Da igual, creo que sabe más que nosotros.

Mientras el bebé seguía riendo soñador y dulce por su reciente logro, el azabache echó un vistazo al diario que estaba sobre la mesa. Al verlo tan preocupado, el sentado también se dio vuelta para mirarlo. El titular explicó varias cosas:

    ~Encuentran un dildo en la tumba de ex ministro australiano~

JiHoon se limitó a reír nervioso, rascándose la nuca. El otro achicó los ojos y lo miró enojado, agarrando el periódico y enrollándolo.

-JeongHan nunca se va a enterar de esto - lo señaló con el diario enrollado - ¿entendidido?

-S-si, Cheol.

-Y vos tampoco - señaló al bebé con la misma furia - ¿Capichi?

-¡Dildo!

-Dios mío - Cheol se masajeó frustrado el puente de la nariz con la mano libre y puso la otra en su cintura - es peor de lo que creí.

El azabache volvió a la cocina negando con la cabeza cabizbajo. JiHoon se sintió nervioso por quedarse con un futuro depravado sexual en su mesa sin periódico que lo distraiga. Se rindió y decidió cruzar los brazos para abandonarlos sobre la mesa y apoyar su cabeza sobre ellos.

El bebé gateó un poco más hasta donde solía estar el diario de la discordia. Picó un par de veces los musculosos brazos del pelirrosa, que le parecieron suaves y esponjosos, logrando que abra sus ojos y lo vea tan cerca como para asustarse, pero sin energías como para hacer algo al respecto.

-Piérdete, mocoso.

Pero ambos sabían que esas palabras no estaban en su vocabulario. Es más, acaba de demostrar la única palabra que sabe. Así que no cumplió la amenaza, y por el contrario, hizo lo que solía hacer con todos los objetos suaves y esponjosos que había en su casa.

Se acostó cerca suyo, y apoyó su cabeza con cuidado sobre el brazo del mayor, quedando ambos dormidos hasta la hora de la cena.

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