capítulo seis

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El lunes en el liceo decido ubicar a Raquel para preguntarle si ella conoce a Daniel. Durante el fin de semana decidí que por una vez seguiré mis instintos y hare algo que de verdad quiero hacer aunque mi madre no me haya pedido hacerlo.

Su reacción cuando le menciono el nombre de Daniel es realmente épica.

—¡¿Daniel?! ¡¿Daniel de verdad?! —exclama fuera de sí.

—Supongo que es de verdad.

—Me estás diciendo que lograste enrollarte con un universitario, y no cualquiera sino el más caliente de la vida. Me está diciendo que hubo tensión entre ustedes y que se besaron. ¡Oh Dios mío! ¡Se besaron! ¡De verdad lo hicieron!

—Creo que lo estás exagerando un poco —digo avergonzada cuando se pone aes de intensa. En realidad, yo no estaba buscando enrollarme con nadie, y menos con el hijo de la encargada de Relaciones Públicas de mi actual pareja.

—No estoy exagerando, patricia. Es que no tienes ni idea de cuantas muchachas de este liceo desearían tu suerte. —Raquel gesticula con exageración mientras habla, lo que hace todo muy divertido—. Mira, linda, todas las chicas de nuestra generación desearían de verdad estar con un chico universitario al menos por una noche. Que uno de esos al menos las mire. Daniel es hermano de Berto, así que casi siempre está en las fiestas que se organizan allá, que no son pocas porque su casa es enorme y estupenda. Pero no vayas a creer que Daniel anda interactuando con cualquiera que va allá. Los muchachos universitarios están en un nivel superior. O sea, estás en un nivel superior. ¡Dios mío! ¿Cuál es tu siguiente paso? ¿Un empresario exitoso con una fortuna millonaria?

Sonrío ante este último comentario.

—Creo que esa opción la agoté primero que el muchacho universitario —me burlo.

—¿Me estás diciendo que has estado con un empresario exitoso y millonario?

—Mi actual pareja lo es. —Una punzada me recorre al darme cuenta de que en realidad no sé si Facundo es o no mi actual pareja.

Raquel suelta un grito emocionada y aplaude.

—¡Por Dios! Debes dejarle algo a los otros, Patri. ¡Por favor!

—Queda mucho para todos —digo—. Entonces, dime, ¿me vas a ayudar a contactarme con él?

—¡Pues claro! Mira, te paso su instagram, su facebook, su twitter, su snapchat y su otro facebook. Que si no lo contactas en uno de esos te llevo a su universidad.

No sé por qué no me sorprende el hecho de que no me preguntara si le fui infiel a mi actual pareja con un completo desconocido. A esto es que mi madre se refiere cuando dice que los jóvenes de ahora no tienen madurez y que son un bando de corruptos. Aun así, no creo que Raquel sea una mala persona, solo que es de mente abierta.

—Te debo la vida, Raquel —agradezco.

—Solo me debes una cosa —reclama.

—¿Qué?

—Debes ir a mi pijamada del jueves y darnos consejitos a todas las cosas. Además de dejarnos saber cómo mantienes esos estupendos rizos. —Su expresión facial es tan sincera y tan contenta que no puedo sacar una respuesta negativa de ninguna manera.

—A mi madre no le agrada que duerma en casa de personas que ella no conoce. Aunque no te quiero decir que no...

—Si quieres voy con mi hermana mayor a hablar con tu madre. Le decimos que tenemos un examen súper difícil el viernes y que el jueves nos quedaremos estudiando hasta tarde. —Frunce el ceño en señal de concentración.

No te atrevas a decirme que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora