"¿Estáis bien? ¿Y Alan? ¡Alan! Oh, mierda, otra vez no... ¿Estáis bien? No, espera, eso ya os lo he preguntado... ¿Necesitáis algo? ¿Mantas, agua, comida? Oh, no tengo nada de eso, pero me parecía una grosería no ofrecerlo. Soy Vanessa, Vanessa Pelt, aunque todos me llaman Van. Bueno, con lo de todos me refiero a nadie, estoy muy sola ji-ji-ji. Pero me va bien, sigo cuerda".
El viento meneaba el helicóptero con el entusiasmo de un niño hiperactivo, los motores rugían al ritmo de las aspas y las gotas de lluvia eran como piedras chocando contra los cristales, pero nada de eso impidió que nuestra salvadora siguiese hablando como si no hubiera un mañana:
– Perdón, perdón, perdón – las turbulencias eran tan preocupantes que no tuvo más remedio que regresar a la cabina – ¿Sabéis? Desde que mi hermano vio esa película de vuestra realidad – fin de las turbulencias – No ha vuelto a ser el mismo, y lo peor es...
– ¿Cómo nos has encontrado? – interrumpió Tinman, modo interrogatorio activado – Y más importante, ¿Quién te envía?
– Oh, eso, pues veréis, mi hermano, Alan, lleva un localizador – carraspeó –. Hace un par de semanas uno de esos extraños portales vomitó un videoclub entero delante de mi casa – giró la cabeza y nos miró – ¿Enserio aún tenéis videoclubs en vuestra realidad? Pobres – hizo una breve pausa –. Y pues eso, entre las cintas había una en la que aparecía Alan... bueno, su "alter ego" – su incesante parloteo me saturaba – Desde entonces recorre los bosques imaginando que está en Jumanji ji-ji-ji – tenía una risa peculiar – Así que no tuve más remedio que ponerle un localizador por si se metía en líos... es más majo...
– Bip-bip, creo que trabaja para los malos – me susurró –. Trabajas para los malos, ¿Verdad? – Teddy reposaba sobre su regazo, él lo acariciaba cuál villano de cómic
– No, no trabajo para los malos – respondió entre risitas – ¡Soy tan afortunada! Y pensar que estoy aquí con vosotros... ¡En Pandora no se habla de otra cosa! – soltó los controles del helicóptero y saltó a la parte de atrás – ¡Los guerreros de otro mundo elegidos para salvarnos! – nos asustamos – ¡Pasen y vean, damas y caballeros! – señaló a Tinman – ¡A su izquierda, el grandioso Tinman, líder carismático y experto cazador de robots! – me señaló – ¡Y a su derecha, Bip-bip, su fiel escudero especial!
– Perdona, ¿Qué? – lo de "fiel escudero" podía llegar a soportarlo, pero lo de "especial" me remató
– Luego te lo explico – dijo Tinman mientras me daba unas palmaditas en la pierna
– Tenéis que contarme como acabasteis con las dominatrix – se arrodilló delante de Tinman – ¿Es cierto lo que dicen? – lo miraba con extrema admiración – ¿Estuviste desnudo durante semanas para que tu amigo no pasase frío? – volvieron las turbulencias, el helicóptero comenzó a descender sin control
– ¿¡No deberías pilotar!? – me abroché un cinturón imaginario, si es que eso podía protegerme del inminente impacto
– Oh, cierto – me guiñó un ojo y volvió a los mandos con una tranquilidad acojonante (nos salvamos por los pelos)
– ¿Se puede saber de qué va eso de "fiel escudero especial"? – pregunté a Tinman
– Veras, Bip-bip, cuando llegamos me tomé la libertad de divulgar unas cuantas mentiras – sonrió –. Es bueno cubrirse las espaldas con un buen currículum post-apocalíptico
– Va a ser cierto eso de que todo el mundo miente en su currículum
– Pero toda mentira tiene algo de verdad, colega – seguro que lo decía por lo de "especial". Sentí un dolor punzante en el pecho... y no, no eran gases
Aterrizamos en un pequeño helipuerto lejos del escudo protector de Pandora. Vanessa nos contó, entre otras cosas, que trabajaba en uno de los muchos puestos de vigilancia que rodeaban los límites exteriores de la capital. Dado que su hermano se pasaba la mayor parte del tiempo haciendo el Tarzán por los bosques, se podría decir que vivía sola.
Su hogar era de lo más pintoresco, una mezcla de casa-árbol con platillo volador. La parte principal giraba de forma ininterrumpida alrededor del tronco, a velocidad suficiente como para notar el giro, pero no tan excesiva como para marear. El metal de la fachada se fundía en un eterno baile con el color cobrizo de las ventanas tintadas:
– Espero que no os moleste – abrió la puerta, con dificultad, y nos adentramos en la madriguera de un conejo con síndrome de Diógenes – Está un poco desordenado – se dio la vuelta y, cual diva, posó, sonrió y dijo – No esperaba visita
– A mí me gusta tu decoración – dijo Tinman – Tienes...
– Algo especial, ¿A que si? – volvió a mirar a mi amigo con esa admiración en sus ojos – La gente no lo entiende, mi vida es muy complicada, ¿Sabes a lo que me refiero?
– Nadie te dijo que la vida sería así – cogió de las manos a Vanessa, ella se sonrojo – Tu trabajo es un chiste, estas arruinada y tu vida amorosa ha muerto antes de empezar
– ¡Eso es! – los ojos le hacían chiribitas – O al menos así era hasta que apareciste tú
– Es como si siempre estuvieras atascada...
– ¡Si, si, solo tú me entiendes! – lo interrumpió, emocionada – Oh, Tinman, ¿Estarás siempre aquí para mí? – la situación me superaba
Durante unos segundos disfrazados de horas, Tinman y Vanessa siguieron compartiendo un empalagoso momento. ¿Sería posible que Tinman se hubiera enamorado? ¿Qué hubiera olvidado la búsqueda de su mujer y su hija? La respuesta no tardó en llegar:
– ¡I'll be theeere for youuu! – la apartó casi de un empujón – When the rain starts to pour – se abalanzó sobre un montón de DVD's – ¡I'll be theeere for youuu! – la cara de Vanessa se convirtió en una mueca de incredulidad – Like I've been there before – colocó un DVD en el reproductor y encendió el televisor – ¡I'll be there for you! – Vanessa se secó con disimulo una lágrima de tristeza, Tinman una de alegría y yo una de sudor – 'Cause you're there for me too
La canción de Friends no tardó en comenzar y en el televisor pude ver, y añorar, aquella perfecta intro de una de las mejores series de televisión que jamás he visto:
– Por qué no tiraría esas malditas cintas – murmuró Vanessa –. No aprendiste con lo de tu hermano, no... Pueden ser de valor, dijiste, las podemos vender, dijiste – se acercó a la pared más cercana – Estúpida, estúpida, estúpida
Y mientras Tinman veía Friends y Vanessa se daba de cabezazos contra la pared, yo, en mitad de la casa-árbol-platillo-volante, rodeado de basura giratoria, me pregunté en qué momento se habían convertido en algo normal esas situaciones tan raras y desconcertantes:
– ¡Bip-bip, mira, Joey y Chandler tienen un pato y un pollo!
Sin pensármelo demasiado, me dirigí hacia el sofá en el que se había acomodado Tinman, me senté junto a él y vimos la serie hasta que me quedé dormido.
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La insignificante vida de un cazabots
Science FictionMi historia no es la típica historia apocalíptica en la que las máquinas se hacen con el control del mundo tras una masacre sin precedentes. Olvidaos de los perfectos héroes, de las hermosas damiselas y del monstruo malvado. Este es el paraíso de lo...