Capítulo 29 - La conjura de los necios

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Uno de los pequeños placeres de la vida, y creo que estaréis de acuerdo conmigo, es estirarse por las mañanas. Ese breve instante, posterior al despertar, en el que sientes la calurosa dulzura del amanecer acariciando tus mofletes y no puedes evitar realizar un incestuoso movimiento sobre la cama. Sí... creo con firmeza que la cama es casi como un miembro más de la familia, de ahí lo del incesto.

Para mí, ese placer se convirtió en una húmeda, repugnante y escalofriante forma de empezar el día. Desperté sobre un lecho de basura, con una cáscara de plátano pegada a la cara y cientos de bichitos acampando sobre mis pies. Sustituí el estiramiento matutino por un ataque epiléptico, retorciéndome por el suelo en un vano intento de quitarme aquella suciedad de encima. Estaba rodeado de basura, así que eso sólo empeoró la situación. Tras una intensa lucha contra bolsas pegajosas, periódicos acartonados y olores nauseabundos, conseguí salir al exterior y respirar aire puro. Tinman estaba allí contemplando el amanecer, desnudo:

- ¡Ahí está mi fiel escudero! - movió sus posaderas a modo de saludo (el mismo movimiento sin estar dándome la espalda me habría traumatizado) - ¿Has dormido bien, colega?

- Si omitimos el hecho de que estaba rodeado de basura y cubierto de bichos... Sí, creo que se podría decir que he dormido bien

- Ups, seguro que lo de los bichos es por el bocadillo que cené anoche - se dio la vuelta y me señaló con su virilidad - Se me cayeron unas migas de pan al suelo, los bichitos vinieron, les eché más migas, vinieron más... fue muy conmovedor

- Ya, bueno, rara es la vez que no tienes algo que ver con mis desgracias - estaba de mal humor, no lo niego - ¿Se puede saber por qué estas desnudo otra vez?

- ¿Por la misma razón que tú?

- Si yo no... ¡¿Pero qué?!

Si, exacto. Yo también estaba desnudo. YO. DES-NU-DO. ¿Os alegráis de que esto no sea una película o una serie de televisión, verdad? Excepto si me imagináis como un Chris Hemsworth o un Charlie Hunnam, en cuyo caso las fans estaréis agradecidas. Ahora que lo pienso, también os di la opción de imaginarme como una mujer... Mmm, ¿Qué os parece Scarlett Johansson? Sea como sea, cualquiera de estas opciones es mejor que la realidad. Believe me.

Tapé mis vergüenzas como pude e intenté entrar de nuevo en la casa, pero la puerta estaba cerrada. Fue entonces cuando me percaté de que había más puestos de vigilancia a nuestro alrededor, y gente observándonos desde ellos. Algunos, incluso, usaban prismáticos para vernos con más detalle. Voyeurs del siglo XXII. No sé cómo no me desmayé:

- ¡¿Por qué estamos desnudos Tinman?! - él seguía como si nada, tarareando la melodía "Morning Mood" de Edvard Greg - ¡Respóndeme, pervertido!

- Oh, vamos chicos, no discutáis - Vanessa me miraba desde la puerta que, segundos antes, no había conseguido abrir - Yo os desnudé ji-ji-ji

- ¡¿Po-por qué hiciste algo así?!

- Teníais la ropa súper-sucia. No me parecía higiénico, así que os la quité y la eché a lavar - seguía mirándome, y no a la cara - Con tu amigo fue más fácil, pero contigo... ¡Uiii, lo que nos costó no despertarte!

- Ya ves truz, hasta tuvimos que usar un poco de cloroformo - sonrió como si aquello fuera lo más normal del mundo - Si te sirve de consuelo, esto último fue idea mía

- Pe-pero... Yo-yo-yo...

Tinman, Vanessa, Tinman, Vanessa, Tin... sentí pánico. Eran la pareja de lunáticos perfecta. Juntos formaban un escuadrón de la muerte más peligroso que Bud Spencer y Terence Hill con sus tortazos. Temí por mi vida:

La insignificante vida de un cazabotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora