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El tiempo siguió su curso, trayendo cambios para todos ya sea en menor o mayor manera, afectando a unos, beneficiando a otros.
Karasu vivía sumergido en corajes casi todo el día, haciendo un gran esfuerzo para no tratar con desprecio a su pequeño hermano como acostumbraba, preocupándose por él hasta el grado de no dormir por vigilar el sueño de Karamatsu y calmarlo cuando tenía una pesadilla, abrazándole y acariciando sus cabellos hasta que volvía a dormir en paz. Era algo exagerado pero teniendo en cuenta las advertencias de Oyabun, eran riesgos que no estaba dispuesto a correr, el pequeño por su parte era más que feliz de que su hermano tuviera atenciones con él y la emoción recorría su interior cada vez que Karasu le decía "Te quiero".
Una palabra dicha de manera vacía pero con significado a los oídos de quien era cruelmente asaltado por estas mentiras.
Pero si hablábamos de cambios, el más significativo era para Ichimatsu. Aquel chico que había sido llamado una vergüenza para la familia, un chico solitario y amargado, con el único objetivo de simplemente llegar a ser igual a su padre había desaparecido. No era un cambio tan drástico, aún conservaba aquel carácter pasivo y a veces mal humorado pero más sincero, demostrando que podía ser más que lo proyectado por su apariencia.
Ya no importaba más ser criticado por los demás, sabía perfectamente que todos susurraban y hablaban a sus espaldas por el simple hecho de tener amistad con Kara pero siempre se quedaba en eso, simples palabras que nadie se atrevía a decir de frente y era mejor así, no pretendía desgastarse con pleitos absurdos pero no dudaba en defenderse a sí mismo o a Kara si alguien intentaba agredirlos de nuevo.
Cada día era especial, podían hacer lo mismo cada tarde, ya sea sentarse en los jardines a observar nubes, jugar a las escondidas, ir a la biblioteca donde Ichi leía para Kara sin importar que fuesen libros de química o historia, escabulléndose fuera del campus y dando paseos en bicicleta cerca de los parques, inclusive mirar películas en el dormitorio. Para este punto Ichimatsu ya había visto la saga completa de Harry Potter y un sinfín de películas de Disney, se dormía a mitad de todas pero el hacerlo todo al lado de Kara era suficiente como para disfrutarlo.
Riendo, charlando, bromeando, escuchando, mirando, sintiendo, todo aquello que no imaginó hacer, o tal vez si pero no con aquel sentimiento en su pecho, tan único y diferente a lo que conocía, como una pequeña hoja blanca llenándose poco a poco de diversos colores. Ichimatsu, o Dino como Kara seguía llamándole era todo lo que siempre quiso, un ser pensante independiente y feliz.
Esa era la palabra que podía utilizar para sí, feliz, él era feliz. Llenando diariamente las hojas de su diario con diversas vivencias, pensamientos y algunas fotos que solía tomar de él al lado de Kara, su favorita aquella después de haber sido perseguidos por el can.
Pero como todo tiene un punto medio, Ichimatsu llegó al suyo en este apacible momento. Era consciente de su comportamiento y también fue consciente de que aquellas sensaciones y sentimientos que Kara causaba en él, se transformaron en algo más que un simple cariño de amigos.
Aquella noche, Ichimatsu tuvo uno de los sueños más raros y a la vez maravillosos de su vida, al menos el que pudiera recordar. Un sueño donde se veía a través de los años junto a Kara, creciendo, viajando, construyendo una vida juntos y siendo más que simples amigos.
No había un deseo mal intencionado, ni si quiera llegó a imaginar si quiera besando al pequeño pero sabía lo que significaba, despertó en mitad de la noche, sobresaltado y confundido aunque sobre todo culpable, culpa que se acrecentó con el pasó de más días en el calendario porque a pesar de que no tenía intención de tocar a Kara, aceptaba que en algún momento podía llegar a desearlo.
Y quizá era algo que era posible justificar pero Ichi lo veía de manera que era interpretado como una traición a la amistad sincera que Kara le brindaba, es decir, era un niño, sin importar que a su edad muchos pudieran ser más maduros, al fin y al cabo su comportamiento, personalidad y mente eran las de un niño, ¿tan despreciable podía ser por sentir algo más por un ser inocente?
Ese sentimiento le hizo retraerse, evitando a Kara aunque no del todo, tampoco quería hacer sentir al pequeño rechazado pero su conciencia pesaba. Utilizando la excusa de sus prontos exámenes, Ichi se encerró en el dormitorio, pensando hasta hartarse, abogando a la inteligencia y el raciocino por un consejo o una solución. Ajeno a todo esto Kara vivía en su mundo donde su mejor amigo Dino era alguien dedicado al estudio y en donde su hermano al fin le trataba como lo que eran, familia, el chiquillo apreciaba y quería tanto a Ichimatsu que hasta él hubo fantaseado con estar a su lado pero sin un significado más allá de la amistad, aquel sentimiento de atracción o amor no era interpretado debido a su inocencia.
Mientras aquel asunto martirizaba a Ichi, Kara no dejaba de hacer sus propias actividades, Karasu debía cumplir con las encomiendas de Oyabun así que los días en los que Ichimatsu se retraba temprano o se encerraba en el dormitorio, iba a la biblioteca a charlar con Homura o en días como hoy, Choromatsu acudía a buscarle para llevarle con Osomatsu.
Osomatsu sabía cómo ganarse la confianza del pequeño, jugaba con él, le compraba diversas golosinas o le permitía jugar con los perros, aquellos más dóciles claro, acostumbrándolo a su presencia y convenciéndolo día a día de una amistad ficticia. Pues eso era, un simple juguete que Osomatsu podía manejar a su antojo para el cumplimiento de sus planes presentes y futuros, haciéndole creer que era alguien digno de llamar amigo.
Karamatsu estaba rebosante de alegría y gozo al verse ahora rodeado de personas cariñosas, una cruel broma para quien menos culpa tenía en todo este asunto.
Solo fue hasta que Ichimatsu decidió hablar con alguien más de su sentir que tomó una decisión. No tenía muchas personas de confianza, de hecho no tenía a nadie más que Kara o Homura, ella se había vuelto parte de su vida diaria por lo que optó en contarle a ella sobre sus sentimiento, de cualquier manera era una mujer y podía ser más certera en este tema pensó.
Fue necesario verla fuera del trabajo, Ichi no inventó algo para salir con ella a espaldas de Kara, fue honesto y dijo que necesitaban hablar de algunos asuntos personales así que el pequeño solo se apartó y jugueteó por su cuenta mientras que ellos se citaban en una cafetería cercana.
Él le habló con algunos titubeos pero al final ella pudo entenderle y aunque le cuestionó demasiadas cosas no se ganó su repudio pero tampoco una aceptación amplia, por el contrario recibió consejos, opiniones y si, advertencias, las usuales que alguien pudiera dar ante la situación. Al final del día Ichimatsu se sintió más tranquilo y de nuevo no durmió pensando en lo que haría a partir de ahora, no quería apresurar absolutamente nada por lo que decidió confesarle a Kara lo que sentía pero sin intentar iniciar una relación o algo parecido, solo hablar.
Y así fue, invitando a Kara a un helado fuera del campus, Ichimatsu se confesó. Como era de esperarse el pequeño no entendió sus palabras pero no cambio su manera de verle, ni si quiera recibió una caricia o un beso, un simple abrazo fue suficiente para trasmitirle aquel cariño puro. Ichimatsu tuvo varias oportunidades de si quiera rozar sus labios pero no era lo que deseaba, había dicho lo que sentía, Kara le seguía viendo como su persona especial y eso era suficiente para dejarle tranquilo.
Tal vez luego, cuando fuese más grande, cuando pudiera entenderlo y pudiera darle una respuesta independientemente de ser buena o mala, tal vez entonces sería la única manera en la que podría intentar algo.
Las cosas entre ellos no cambiaron en absoluto, todo siguió tan pacífico como siempre que por un momento Ichi deseó que todo se quedase tal cual. Ellos seguían pasando las tardes juntos y divirtiéndose, Karasu seguía obedeciendo lar órdenes de Oyabun, Kara seguía frecuentando a Osomatsu, todo seguía igual...
Hasta que ese momento de plenitud fue cortado de tajo cuando cierto día una llamada trajo la noticia que cambiaría su vida por completo, su padre, el gran Don, había sido abatido en un tiroteo.
Ichimatsu vió poco a poco su mundo de color desvanecerse y siendo remplazado por aquel mundo sombrío del que había prometido no ser parte, y aunque tuviera la valentía suficiente como para rechazar ese destino, habían más cosas que le demandaban la obediencia y resignación. La salvedad de Kara por ejemplo.
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El Diario de Don _ IchiKara FanFic Au Mafia
FanfictionDisclaimer: Los personajes pertenecen a su correspondiente autor, Fujio Akatsuka. Resumen: "Madre me obsequió un pequeño libro antes de que se marchase de casa. En el, dijo que podía escribir todo aquello que se me ocurriera, vivencias, sueños, dese...