Capítulo 31

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La muerte no parecía tan mala idea comparado con lo lento que era el sufrimiento de cada día. Los dolores se clasificaban dependiendo la herida pero una en el interior es mucho más dolorosa que una física, pienso yo... Aun así, intenté recuperar aquello perdido, intenté una y otra vez pero al parecer fallé...

Querido diario, siento decir, que estamos llegando a las últimas páginas...

... ...

Lo miró confundido al no haber entendido las palabras, el ruido cotidiano y el poco interés en su voz para hacerlo audible, le había impedido si quiera descifrar más que una vocal.

- No entendí –

- No importa, lo que si, es que no voy a dar marcha atrás –Volvió a su expresión de fastidio mientras movía levemente los pies dentro y fuera.

- Pero no es correcto –Agachó la mirada- Es un crimen, es algo malo, si lo haces... Al final no serás feliz –Kara encogió las piernas, abrazándolas a su pecho y apoyando en mentón en ellas.

- ¿Crimen? ¿Me hablas de crimen cuando hemos vivido entre y a costa ello? ¿A caso crees que todas las comodidades que tuviste fueron por ser simplemente una buena persona? –En su voz se percibió el enojo- Oyabun, Choro San, aquel imbécil, yo... Todos somos unos criminales, inclusive tú quieras o no –

- ¡No es cierto! Yo no he hecho nada malo –Le miró preocupado y girándose hacia él.

- Directamente no pero has tenido todo gracias a ello. Dinero, viajes, comida, ropa, zapatos... ¿Recuerdas cuando viste aquel niño con un peluche de pony y quisiste uno igual? –Kara asintió- Te tengo noticias, Oyabun ordenó quitárselo y cumplir tu capricho, y no me refiero a buena manera huh –Resopló- Fuiste el causante de que ese niño no regresara a casa ese día –

Kara se quedó sin habla, sus labios se separaron pero no fue capaz de emitir sonido, al ser más consiente de las cosas entendió con rapidez el significado de aquello, un sudor frio resbaló por su sien al igual que un escalofrío paseó por su espina. Su cuerpo tembló a la par que las emociones se turbaron en su interior, cubrió su boca con una mano mientras sus ojos se humedecieron, siendo solo un pequeño sollozo audible por su parte.

¿Cuántas veces? ¿Cuántas veces entonces había sido el causante del sufrir de algunas personas? Los buenos momento podían re memorarse cuando alguien quisiera pero las culpas, los reproches, los malos momentos podían ir y venir con rapidez incontrolada... Por esa razón aquella chica de servicio no volvió cuando derramó accidentalmente el té sobre él, el señor que vendía flores en las calles y de quien aduló el pequeño gatito a su cuidado, mismo que luego le fue entregado por Choro San, todo aquello que consideraba bello propiedad de otros y que le era concedido de manera extraña o las palabras de Oyabun "No te molestarán más", ahora lo entendía.

El malestar le invadió por completo, el sollozo se volvió llanto y se abrazó a sí mismo dejando que aquel remordimiento se reflejara con sus lágrimas, él era malo, era una mala persona por el contrario de Dino, él no le querría más luego de saber lo que había hecho. Eso dolió más que todo, el verse como alguien indigno de él e imaginar una mirada de tristeza por su parte.

Karasu le miró serio, no era la primera vez que lo veía llorar pero conocía cada uno de sus llantos, los de miedo, los de alegría, los de tristeza, absolutamente todos.

"¿Por qué?"

Frunció el ceño desviando la mirada, tensándose por lo lastimero de su llanto, a este punto ya había perdido la cuenta de cuántas veces le había hecho llorar. Se movió acercándose, tomando su rostro con ambas manos para hacerle mirar.

El Diario de Don _ IchiKara FanFic Au MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora