Capítulo 25

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El sabor a canela del pan no era su preferido pero era mejor que tener el estómago vacío, podía comer tranquilo por el momento, a nadie le importaba una persona más en el local y menos un joven con apariencia simple, bien, casi a nadie.

Kara engulló rápidamente el pan pero disfrutó con lentitud el cappuccino, estaba tibio y caía tan bien en su estómago, además el local contaba con clima así que era un momento perfecto para relajarse después de tanta tensión y temor. Pidió otro pan que fue servido unos minutos después y al terminar se quedó quieto y pensativo.

¿Qué haría ahora? No llevaba suficiente, lo necesario para cenar esta noche y desayunar al día siguiente, no había tomado nada, ni ropa, identificación, pasaporte, ni si quiera su preciado peluche, NADA. ¿Cómo pretendía buscar a Dino entonces?

Ah, Dino, cómo deseaba tenerlo ahora, recibir un abrazo suyo y ver una vez más esa sonrisa de dientes agudos, hipeó por lo bajo, agachando la mirada y apretando sus labios para no llorar. Inhaló profundamente, reteniendo unos segundos el aire y luego dejándolo salir con suavidad, eso lo había calmado un poco, permaneció cerca de una hora ahí sentado, mirando por el vitral hacia las calles pero a la vez nada, solo ahí perdido en su mundo.

Regresó al escuchar el sonido de una voz a su lado, lo primero que miró fue una mano que le extendía un pequeño pañuelo, sencillo de color amarillo y con los bordes cosidos en un hilo tono pastel a juego, Kara levantó la mirada cruzándola con la chica que tenía tal gesto con él.

Una chica joven, más grande que él por cuatro años y ojos grandes en color miel brillante, de buenos atributos tenía que reconocerlo y que se dejaban admirar en aquel vestido blanco entallado, algo llamó su atención fue el color de su piel, la chica tenía un tono bronceado que no era común entre la comunidad asiática, demasiado pensó pero que era lindo al menos para él, sobre todo el cabello rubio, obviamente de bote.

- Tómalo, por si lo necesitas –Dijo ella con una sonrisa.

- Gracias –Aceptó el objeto y por inercia lo acercó a su rostro, aspirando el aroma de perfume dulce en el- Huele bien –La miró sonriendo levemente.

- Lo sé, ese suavizante me gusta mucho. ¿Puedo sentarme? –Kara asintió y observó a la chica sentarse en la silla vacía delante, ella dejó su bolso en una de las cabecillas y se apoyó de codos en la mesa, mirándole sin dejar de sonreír, esto puso algo nervioso al chico pero tampoco podía apartar la vista- No me conoces pero yo a ti si, bueno, solo nos hemos visto una vez pero me alegra el haberte encontrado de nuevo, necesitaba agradecerte por habernos ayudado a mi hermano y a mí –La chica tomó su bolso y de ahí sacó su cartera, ofreciendo un par de billetes hacia Kara- No es mucho pero es para agradecer lo que hiciste por nosotros –

- No entiendo –Ladeó levemente la cabeza- No recuerdo haberte visto antes, lo siento –

- Claro que si, tú fuiste quien nos defendió a mi hermano y a mí hace unos días de los hombres de Oyabun –Insistió- Siento si sueno algo grosera, te vías más alto y fornido pero no olvidaría tu rostro –

... ...

Era una tarde lluviosa, el clima había cambiado drásticamente a pesar de que no se había pronosticado, las calles estaban vacías y los puestos de comida cercanos habían bajado las rejillas para evitar mojar sus ingredientes y objetos de trabajo, algunos perros se resguardaban bajo autos o cerca de botes de basura y la tenue luz de las farolas daban una vista algo melancólica de los sitios.

El sonido de platos y cubiertos rompiéndose contra el piso junto con el grito de una mujer era una alerta para los propietarios aledaños de que aquel pequeño puesto de ramen tenía problemas pero como era común en este barrio, nadie movería un dedo para no involucrarse en un problema ajeno, solo podían mirar con disimulo o apartar la mirada. No había más.

El Diario de Don _ IchiKara FanFic Au MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora