-11-

509 92 24
                                    

''Sabía que eras un problema cuando entraste

Me avergüenzo ahora

Me llevaste a lugares donde nunca he estado

Hasta que me humillaste.''

I knew you were trouble - Taylor Swift 


Justo cuando la amenazadora figura de Jung Kook se acercaba a mí, éste suspiró y optó por sentarse frente a mí, donde antes había estado Ji Min, sin embargo, mucho más alejado.

La mirada hastiada del sujeto provocó un nerviosismo notable en mí, volviéndome incapaz de levantar la vista.

No sabía que se suponía que debía hacer ahí, Jung Kook permanecía ahí tan solo observándome mientras yo procuraba no respirar... Y se podría decir que lo estaba haciendo literal puesto que comenzaba a sentirme sofocada y con mí cabeza a punto de explotar.

—Parece que la fiebre está volviendo—Habló, dejando un eco en la silenciosa habitación. Di un brinco notorio en mi lugar al escuchar su voz tan de repente. Eso parecía haberle causado gracia, puesto que su media sonrisa de lado volvió a la vez que inclinaba su cabeza—
—¿Qué sucede?...—Dijo al tiempo que se ponía de pie, medio paso más y estuvo delante de mí, no quise levantar mí vista, mí corazón latía tan fuerte que sentía que podría largarme a llorar. Entonces él se inclinó, tan brusco que instintivamente levanté mí rostro, el suyo estaba delante del mío, a centímetros. Tenía sus manos apoyadas en la cama, a cada lado de mí cadera. Retrocedí mí rostro y torso en el asombro, y Jung Kook no dudó en acercarse de nuevo.—...¿Me temes?—Susurró con una voz aterciopelada y pícara, y mí corazón amenazó con salir disparado de mí pecho.

Estaba realmente cerca, y al notar esto aparté mí vista de nuevo con temor, obviamente sin éxito alguno, puesto que apenas al bajar la mirada, Jung Kook tomó mí mentón y subió mí rostro, obligándome a mirarlo.

Su agarre se tornó más delicado, hasta que se transformó en una caricia que recorrió mí mejilla. Por alguna razón, temía incluso su dulzura.

—Voy a confesarte...—el susurro de sus labios terminaba en los míos, sintiendo su aliento, a nada de un beso—...Que encuentro encantador tu miedo.—dijo y sonrió con malicia—Porque es eso lo que debes sentir, miedo. No te confundas aquí, no te confundas con nada de lo que te suceda.

Y entonces creí entender una advertencia. 

Quizá sea la manera de Jung Kook de hacerlo, pero sentí que estaba aconsejándome, así como Ji Min me había aconsejado ser una máquina delante de él. Podría ser que Jung Kook se sintiera igual que Ji Min, atrapado en ese lugar y obligado, quizá tampoco era tan malo como habían hecho que creyera.

Volvió a sonreír, pero era una sonrisa más pesada y forzada, con dolor.

—Tú realmente no entiendes nada de lo que te estoy diciendo...—Y al son de lo que dijo se dispuso a mirarme pensativo, como si realmente esperaba que dijera algo en ese momento.

Al segundo siguiente ya era una situación completamente diferente, Jung Kook se había alejado de mi de golpe, a la vez que me tomaba del brazo y me obligaba a levantar.

Del lugar salí de esa manera, siendo arrastrada por él, que sin esfuerzo lograba moverme a la perfección. Instintivamente aplicaba cierta resistencia, clavaba mis pies en el suelo para evitar que este continuara llevándome hacia quien sabe dónde, pero todo era inútil ante él.

Doblamos por al menos cuatro pasillos antes de llegar a una pequeña escalera. El lugar estaba al final del corredor, una luz para nada útil estaba sobre esta al final.

Descendimos por dicha escalera. Era una escalera en espiral, y no habían otros pisos debajo, descendimos y descendimos en lo que parecía ser un hoyo oscuro, uno que terminaría en nada. Sin embargo este término en algo.

Cuando la escalera concluyó en el suelo de lo que parecía ser un sótano, se podría decir que terminé de forcejear. Era un corredor largo y estrecho, pero para nada se parecía a los de arriba, este estaba en casi completa oscuridad, de no ser por pequeños focos que hacían cortos de a ratos. El papel tapiz estaba rasgado en muchas partes, o al menos eso notaba en la penumbra, era demasiado aterrador.

Sin reparar en mis acciones, me pegué a la espalda de Jung Kook, torpemente buscando protección. Y es que el penumbroso y sucio lugar era aterrador, sentía que nada bueno podría pasar ahí, que debía dejar de avanzar, pero Jung Kook continuaba guiándome, cada vez más hacia la oscuridad.

Lo más lógico sería que continuara forcejeando y haciendo lo posible para no continuar, pero no lo hacía. Jung Kook ni siquiera me sostenía el brazo, yo sostenía el suyo siguiendo sus pasos.

Nos detuvimos en seco, Jung Kook me miró entonces, como si hubiéramos llegado a lo que quería mostrarme, pero sin importar que mirara a todos lados no lograba entender qué.

Parecía el final del corredor, donde solo había oscuridad intensa, una débil luz se arrastraba desde el otro lado, por donde habíamos caminado antes, pero esta se había quedado a medio camino, no llegaba a enfocar absolutamente nada de lo que el chico parecía querer mostrarme.
Este me sonrió, una sonrisa maliciosa.

—Jung Kook...—Gemí muy, pero muy débilmente, sumida en ese intrigante terror. No me encontraba en posición de suplicar nada, pero llegué a sentir que podría escucharme si se lo pedía. No quería estar ahí, no sabía que hacíamos ahí pero no quería estar en ese lugar—...P-por...favor...—Hablar frente a esas personas no era totalmente fácil, al contrario, era lo más atemorizante que pudieras hacer, pues no sabes cómo reaccionarán ante el más mínimo sonido que hagas.

Sin embargo me atreví no solo a abrir mi boca, sino a suplicar, a pedirle casi al borde de las lágrimas que se apiadara de mí.

Yo permanecía detrás de él y ahora no solo tenía su brazo, sino que prácticamente me colgaba a su espalda. Por eso mismo cuando Jung Kook dio media vuelta, quedando frente a mí, estábamos tan cerca que hasta imaginé que me abrazaría, sentía que de verdad entendía lo que en esos momentos me atormentaba.

Entonces solo sonrió de lado, de manera tierna, aunque cuesta estar segura de ello, y levantó su mano haciéndola llegar hasta la pared. Poco después descubrí que ahí había un interruptor, que tras el sonido del click, tres grandes focos comenzaron a encenderse, casi cegando con su brillante luz.

—Ahora vas a entender de lo que hablo.—Dijo Jung Kook fríamente. Pero ahora su voz estaba lejana, él estaba detrás de mí, lo sabía, pero mi atención se concentraba puramente en lo que las luces me habían enseñado. Frente a nosotros enormes barrotes cortaban el corredor, este tenía una puerta pequeña donde una cadena de acero la envolvía, totalmente cerrada. Pero todo escenario visto quedaba sin importancia, en la nada, frente aquella espeluznante imagen que mis ojos veían.

Y por alguna razón, yo misma busqué protección en ese hombre del que podría esperar todo menos eso, pero mi cerebro no lograba pensar lógicamente en aquella situación.

Estaba totalmente en shock, aterrada y con el peor de los sentimientos ahogándose por dentro.

Ni cuando Jung Kook colocó sus manos en mi cintura y por detrás acercó sus labios finos y pronunciados a mi cuello fui capaz de reaccionar—¿Qué opinas?—Preguntó con malicia... 

Hasta Romperte¹ |J•J•K|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora