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"No, no me voy a morir.

Nada va a cambiar solo porque no estás aquí.

No, no me duele, no.

Es solo que a veces me traiciona el corazón."

No me voy a morir - Belanova.



Abigail 

Tae tomaba lugar en el mismo rincón que Dante había estado y, por si no bastara, mantenía su misma postura. 

Yo, por otro lado, me encontraba sentada en el suelo con una sensación extraña; lejos de ser alivio, lejos de ser dolor. Algo extraño brotó de mí cuando Tae terminó de contarme todo lo sucedido con Jung Kook. 

Según Tae, todo se había originado por Fátima, pues esta había escapado y, en ello, apuñaló a Jin cuando estaba desprevenido; el herido había comunicado de esto a Jung Kook antes de quedar inconsciente y él, como es costumbre, puso el deber de traer a Fátima de vuelta por encima de la salud de Jin. 

¿No sonaba aquello demasiado favorable? Demasiado perfecto. 

Tae aseguró que Dante no considera a Jung Kook como un traidor, pues Fátima había confesado todo a Dante, exigiéndole ver a su hijo.

—Al menos no es uno por ahora,—Agregó Tae que, claramente, compartía las mismas sospechas que yo—Las cosas podrían cambiar cuando Jin despierte. 

Alcé el rostro, todavía con esa sensación confusa y observé el perfil del chico, tan serio y preocupado como apuesto. 

—¿Crees que miente?

El día anterior había sido tan caótico que me negaba a aceptar que su resolución fuera tan carente de  dramatismo como el mismo problema. No es que quisiera ver a Kook en aprietos, pero había aprendido que ahí nada nunca está bien, que todo debía estallar y que, conforme se aplazara el desastre, más destructivo se volvía. Sencillamente no podía confiar en que el resto creyeran lo de Jung Kook cuando yo no lo hacía completamente. 

—Solo creo que para Jung Kook es demasiado sencillo hacer que Fátima dijera lo que le pidiese—Confesó—Sin embargo, no entiendo el por qué.—Tae se rascó la nuca pensativo y agobiado, terminando por morder ansioso su labio inferior. 

—Es tan poco probable que sea cierto como que sea mentira.—Medité. 

¿Cuál sería el punto de Jung Kook de llevarse a Fátima y luego fingir que se había fugado por su cuenta?—¿Cómo pudo Fátima escapar?—Tae volteó a verme, soltando sus labios al fin, obteniendo como consecuencia un bezo rojizo y brilloso por su saliva. 

—Bueno, escapar no sería la palabra que se aplicaría a esto.—Me corrigió—Cuando para empezar, Fátima nunca había estado encerrada. Fue por capricho propio que se encontraba en ese lugar.—Lo miré tan sorprendida como confundida. 

El primer recuerdo fugaz que me llegaba a la mente sobre Fátima era con Jung Kook, quien había implantado aquel pensamiento sobre el encarcelamiento de Fátima. Sin embargo, él no había sido el único responsable, pues Tae Hyung también se había referido a ella como una retenida. Imaginármela ahora como alguien que había estado ahí por propia voluntad era complicado y, de todos modos, tampoco podía asegurar que no le creía a Tae.

—Entonces, ¿Por qué perseguirla desde un principio?—Pero más importante aún, ¿Por qué había estado ahí abajo todo este tiempo?

—Fátima no es mentalmente estable, no desde lo sucedido con su hijo.—El chico suspiró con pesadez. Tae irguió y me dio la espalda, caminando en su lugar inquieto—Cuando el hijo de ella y Dante nació, Dante se lo llevó. Fátima se encerró a sí misma jurando que no saldría hasta que Dante le devolviese a su hijo. No antes de intentar asesinar a Dante. 

Hasta Romperte¹ |J•J•K|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora