-12-

470 87 22
                                    

''Nena,

Viviste tu vida como un cisne durmiente 

Tu tiempo ha llegado

Para ir más profundo''

No Fear - The Rasmus


En ese momento comprendí...

Era un sentimiento extraño, como si realmente acabara de comprender algo importante, sin embargo seguía sin entender nada. Un sentimiento desconcertante me inundaba, ni siquiera sabía si era posible eso, pero así me sentía.

Tan absorta estaba en la imagen delante de mí que no reaccioné a las acciones de Jung Kook, cuando me sujetó por la cintura o cuando acercó su boca a mi cuello, que luego se deslizó hasta mi oreja, dejando, tras un rastro húmedo con su aliento, toda mi piel hormigueando.

—¿Lo entiendes ahora?—Susurró, de forma victoriosa. No comprendí sus palabras, ¿qué se suponía que debía entender yo?, no lo sabía, pero Jung Kook pareció creer que aquella mujer algo me demostraría.

Delante de nosotros y detrás de los barrotes, una mujer de aspecto esquelético y demacrado yacía en el suelo, estaba sentada y estaba totalmente pérdida, al lado de ella había una cama, en aquella pequeña prisión también habían otros objetos pequeños, muchos.

La mujer no nos miraba, estaba mirando fijamente la pared del frente, estaba totalmente hecha un desastre, su ropa sucia y su cabello enmarañado y grasoso.

No podía dejar de mirarla, y no podía evitar que lágrimas se formarán en mis ojos, pues aunque no conocía a esa mujer, sentía una terrible desesperación por ella.

Di media vuelta hundiendo mi cara en el pecho de Jung Kook y empujándolo, pues quería salir de ahí. Entendía lo que decía, sabía que podría terminar así si se me ocurría desobedecer alguna orden, él solo buscaba infundir miedo para garantizar el control sobre mí, apostaba mi vida a que lo había hecho, o harían, lo mismo con el resto de las chicas, pero para mí ya no era necesario ver más, ni siquiera lo fue verlo desde un principio, a mí no se me ocurriría desobedecer, no cuando mi ojo aún estaba morado e hinchado tras lo ocurrido en esa habitación.

Jung Kook me sujetó de los hombros y me apartó un poco, solo para ver mi rostro. Él sonreía, ajeno a mi consternación.

—Su nombre es Fátima—dijo él, de modo que suponía que yo tendría que saber quién es ella.

—Por favor...—le supliqué, obviando sus palabras y tan solo queriendo irme de ahí.

No sabría explicar por qué me alteraba tanto estar ahí, quizá se debía al intenso sentimiento de que yo podría estar en su lugar en cualquier momento, o solo el hecho de que mi alma se partía de solo verla.

—¿Sabes quién fue ella?—Preguntó ignorando mis suplicas—Obviamente no lo sabes, aún no lo entiendes.—Me obligó a darme media vuelta, nuevamente para mirarla. Se acercó a mí oído y susurro—Ella estaba en el lugar que ocuparás ahora tú, ella estuvo en lo alto de la cadena, y mírala ahora...¿Crees que no te pasará lo mismo a ti?

Entonces el nombre Fátima comenzó a sonarme familiar. Montgomery había estado hablando de ella la vez que me vio, sin embargo, él hablaba de ella como una muerta, literalmente. No estaba en el mejor de los estados, pero no estaba muerta, y entonces me intrigaba saber que había pasado con ella realmente, porque había acabado ahí. Solo pensar en lo que esa mujer podría haber vivido me aterraba, más aún por que yo podría repetir la historia.

Mis piernas flaquearon en el momento en que me imaginé en su lugar, del otro lado de los barrotes.

Jung Kook pareció entender que ya era suficiente, puesto que me tomó del brazo y me llevó de nuevo hacia arriba.

Jung Kook, cuando subimos al pasillo, sí me dejó caer al suelo, quedando tan solo de pie frente de mí, al menos por unos largos minutos mientras yo aún respiraba aceleradamente, hasta que flexionó sus piernas y trató de quedar a mi altura. Levanté mi vista inmediatamente, cuando noté que sentía ciertas náuseas.

—No creí que te afectaría tanto—Lo dijo con sobrada maldad, a la vez que sonreía de lado.

—No tiene sentido...—Murmuré. Jung Kook me escuchó, e inclinó aún más su cabeza hacia mí.

—¿Qué dijiste?—Preguntó.

—Lo dices como si realmente yo pudiera hacer algo.—Hablé lo más firmemente posible, pues había comprendido que Jung Kook disfrutaba de mi cobardía, y no quería ver esa sonrisa suya de nuevo—¿Crees acaso que tengo el derecho de elegir algo?

Pese a mis deseos, este sonrió...

—Podrías. Si no eres una chica estúpida, podrás hacer muchas cosas.—Y sonrió aún más a la vez que guiñaba un ojo. Luego solo se levantó—Vamos, ya es demasiado tarde.

Las palabras habían quedado muy metidas en mi cabeza, tanto que no prestaba atención a ninguno de los jalones del chico, llegando así al cuarto donde el resto de las chicas ya dormían.

Con Jung Kook no hubieron muchos rodeos, me empujó al interior y salió, escuché como cerraba la puerta y luego como se alejaba con sus característicos pasos.

Me senté en el suelo, mi cabeza no paraba de darle vueltas a esas palabras, y es que si acaso había posibilidad de no vivir lo que tendría que vivir, quería aprovecharlas todas. Pero ninguna idea venía a mi mente, habían muchas cosas que aparentemente pasaba por alto todavía.

Una hora y media aproximadamente, un chico de cabello negro entró a la habitación, seguido de Tae. Ambos sujetos me miraron de arriba a abajo, pues yo seguía sentada en el suelo del otro lado de las camas.

Tae caminó lentamente unos pasos hacia mi.

—Jin—Habló—Recuérdame lo que debíamos hacer cuando alguien no obedecía.—Sentenció mientras me miraba con severidad desde lo alto.

Parecía estar molesto.




Hasta Romperte¹ |J•J•K|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora