11: Desenmascarado

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11: Desenmascarado.

"Me has herido muy mal ésta vez y no voy a regresar, quieres que te perdone, pero no puedo hacer eso, creo que ya no me queda nada más..." Forgiveness, Paramore
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-Veo que ya estás despierto -interrumpió Madame en el umbral de la puerta.

Ben se alejó disimuladamente de Rey para levantarse de la cama, con algo de dificultad lo logró y avanzó hasta su madre.

- ¿Cómo te sientes?

-Mejor.

La mujer mayor observó con atención a su hijo y después de un gesto dirigió su atención a Rey-. Ven a verme al despacho -le susurró Madame a Ben-. Rey, baja al desayuno, llevas días sin comer bien.

La chica asintió mirando a la mujer, quien se retiró.

-Esta conversación no ha terminado -insinuó Ben.

Rey le dedicó una sonrisa y salió de la habitación, la tranquilidad y alegría con la que Ben había despertado había desaparecido por completo de su rostro; ahora era un mirar serio y algo hostil mientras caminaba a prisa por uno de los pasillos. Pasó por el gabinete de armas antes de continuar y tomó su siempre confiable revólver, revisó la ruleta y verificó que irónicamente solo quedaba una bala en esta; ajustó la gabardina de gamuza azul marino para cubrir sus vendajes, alzó la mirada hacia un espejo, se observó a sí mismo, su verdadero rostro y no el que siempre le mostraba a Rey, él era un asesino y nada nunca podría cambiar eso.

Ocultó el arma dentro de su gabardina y siguió, pasando rápidamente frente a la puerta que daba al comedor en donde Rey ya se encontraba, aguardando por la comida que Madame había mandado a preparar para ella. La chica tal vez no lo vio completamente pero ella logró percibir el destello azul de su gabardina y la curiosidad por saber lo que haría ahora que estaba despierto la obligó a ir tras él. Había varias cosas que quería preguntarle, sabía que la conversación de hacía un rato atrás no iba a quedar impune, sin embargo más allá de la tensión que ambos compartían, su curiosidad más que nada era saber quién lo había dejado así en primer lugar. Las interrogantes se hacían presentes y su mente estaba hambrienta de respuestas.

Ben continuó sin mirar atrás hasta que se encontró frente al despacho de Madame, dentro había dos hombres a parte de Hux y su madre por supuesto quien aguardaba por él y el sujeto que creía haberlo matado.

La tensión estaba al filo de cualquier cuchillo, Ben tardó algunos segundos en terminar de digerir el ambiente, en cuanto visualizó a su madre, una sonrisa se le dibujo en el rostro, pero su satisfacción crecía al ver al hijo de puta traidor, quien yacía de rodillas atado de manos y pies.

-Te tomaste tu tiempo -señaló Hux.

-Pase por algo antes de venir aquí -respondió dejando ir la puerta detrás suyo sin asegurarse de que cerrara correctamente.

-Tú pero... Estabas... -balbuceó el traidor.

Era un esfuerzo enorme para el sujeto, el simple hecho de hablar después de todo lo que le habían hecho durante los 3 días que Ben permaneció en cama no habían sido desperdiciados, Hux estuvo a cargo de la interrogación y se había puesto especialmente creativo ante el hecho de que ese traidor casi mataba a su amigo.

-Hierba mala nunca muere -interrumpió regodeándose en sus laureles-. ¿Ya le sacaron algo?

-Le saqué todo -afirmó Hux-. Ya sabes que nadie jode a la familia.

-¿Entonces por qué sigue vivo? -lo miró como si se tratara de una sabandija.

-Cuestiones personales -respondió guiñándole un ojo.

Hopeless (An A.U. Reylo Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora