Capitulo 11. Gabriela.

85 6 2
                                    

Capitulo 11.

Gabriela.

El día siguiente me desperté sintiendo que una manada de elefantes africanos me había pasado por encima, era jueves y debía ir a la escuela o me vería obligada a reprobar la clase de Aritmética.

Suspiré profundo y afiancé mis pies a la alfombra de mi habitación, le eché un vistazo a mi rostro algunos minutos mientras peinaba mi cabello y sabía que tenía que aplicar todo una carretera de maquillaje para disimular un poco el moretón que salía de una de mis mejillas.

Antes de irme descubrí que aún poseía mi celular en alguna parte de mis pantalones, lo cual fue un verdadero milagro porque aún funcionaba.

Entonces descubrí tres mensajes de texto de Amy, recibidos anoche.

El primero decía:

Disfruta tu patética noche con Tristán.

El segundo era:

¿Como va todo por allá?

Y el tercero era algo como:

Perdón, Gaby. Soy una pequeña bala de cañón y lo sabes.

Así que decidí que lo más apropiado para este caso sería citarme con ella en el receso de la escuela, entonces tomé mi móvil y le envié un texto:

Caverna azul, primer receso, te veo allá.

Pasé las clases de Química, Literatura e Ingles; esperando a que tocaran la campana y cuando por fin lo hicieron, tomé mis libros y me zambullí entre la multitud de estudiantes en el pasillo. Esquivé cada persona que se interpuso frente a mí. Siempre agachando el rostro, para evitar que alguien viera el moretón, hasta que logre salir de la secundaria.

Con tan solo una hora de receso me apresure a salir del distrito escolar y camine deprisa hasta llegar a la Caverna Azul. El bar de licuados estaba ubicado exactamente en la esquina opuesta de la escuela.

Halé la puerta, y examiné el lugar. Noté algunas modificaciones que había hecho Aude en los últimos días: agregó mas plantas exóticas para que el área adoptara un aire mas selvático, había sustituido la piel de leopardo en la barra de ordenes por una de cebra psicodélica; y, por supuesto, colocó un nuevo asiento "especial" para los clientes, un auto convertible a mitad del salón.

Divisé a Amy sentada sobre uno de los asientos del auto convertible que ahora era utilizado como mesa. Ella lucía uno de los atuendos hippies que tanto le gustaban, una blusa de colores que se anuda por abajo, unos shorts violeta, lentes de sol redondos, sandalias y su cabello caía grácil en una trenza francesa, llegue hasta ella y dije:

— Ya llegué. — Trataba que mi voz sonara dura e indiferente.

— Que bueno verla, Gabriela Lighter. ¿Cómo ha estado? — El cambio de pronombre me molesto un poco. Los tragos prolongados en su licuado de frambuesa demostraban que era mejor actriz que yo.

— Bien, aunque un poco desvelada por estar hablando con <<Marcia>>, — La mención de ese nombre la tenso en automático —. Sobre la próxima mas-grande-fiesta-del-siglo.

Amy trago saliva fuerte, lo pude escuchar.

— Bien por ustedes. No creo que esas fiestas fueran demasiado. — Musitó inexpresiva.

— ¡Oh, Dios! No sabes de lo que hablas, Amy. Esa cosa estuvo genial, bebidas de todo tipo; al igual que bocadillos y lo mejor de todo, muchachos extranjeros por cualquier lado. — Dije, y mi boca se sintió amarga por la sarta de mentiras que le arrojé.

THE CONSTELLATION IN YOUR BODY (Counting the stars #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora