Capitulo 6. Tristán.

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Capitulo 6.

Tristán.

— Estos zapatos parecen armas nucleares. — Las chicas y su obsesión con el calzado. Es decir, acaso no pueden usar unos zapatos cómodos y deportivos todos los días; porque, digo, honestamente esas enormes plataformas que suelen poner en sus pies son semejantes a enormes barcos de guerra. — Podría matar a quien sea con estos broches puntiagudos. — Amy sostenía en una mano el zapato de tacón negro, inmenso y tenebroso. ¿Por qué los zapatos de chica tiene que ser tan enormes? antes se suponía que nosotros teníamos los pies mas grandes.

— Tengo que comprarme un par, podrían servirme como arma de guerra. — continuo Amy.

— No seas exagerada solo tienen unos cuantos adornos de metal en la punta. — Dijo Gaby.

— Esto podría destrozar a cualquiera. — Respondió Amy — Tú también deberías de comprar un par, Gabriela. Te podrían servir por si algún chico se pasa de listo.

Gaby volteo a ver su rodilla.

Esta vez ella llevaba puestos unos pantaloncillos un poco arriba de la rodilla, una blusa fucsia con cintas para atrás y el cabello recogido con un prendedor de flor. Estaba muuuuuuuuuuuuuuuy hermosa.

No se si es un trastorno mental adolescente, pero cada vez que veo a Gabriela la encuentro mas atractiva.

Las hormonas están haciendo de las suyas, mí querido Tristán.

— Mejor deberías de comprar estos. — Habló Gaby. — Se verían muy lindos en ti.

— Estos zapatos están hechos para personas con pies pequeños. — Exclamó una señora algo bajita, cabello suelto y negro; con el uniforme rosa de la zapatería. — A usted le quedarían muy bien, y en este color. — Le mostro a Amy unas sandalias turquesa, tenían flores trenzadas en el frente. Suponían ser unos muy buenos zapatos, cubrían todos los requisitos para la manera de vestir de Amy; colorida y con ropa llena de ataduras. — Su piel juega a su favor cuando usa estos hermosos zapatos. Se mira muy bien con ellos, son igual de adorables que usted.

La señora hacia bien su trabajo, en un parpadear de ojos tenia sobre una pequeña mesa de madera la caja con las sandalias de la talla de Amy. Basto unos segundos para que sentara a la chica en una butaca y la incitara a probarse el calzado.

Amy no dejaba de ver los zapatos de tacón que tanto miedo me daban.

— Venga, camine sobre la alfombra. Usted se ve muy bien, debería de aprovechar la oferta del día domingo y llevarse esas sandalias.

— ¿Oferta?... en ese caso, sin pensarlo dos veces, me llevo esos — Amy señaló los zapatos de mis pesadillas.

— Amy, no creo que te veas bien con esos. — Intervino Gabriela.

Yo había tomado asiento sobre un pequeño banco.

— No me importa, Gabriela. La única razón con suficiente fuerza que pueda hacer que no lleve esos zapatos es que nuestro mayordomo no resista el peso.

Y cuando dijo Mayordomo, se refería a mí.

— Al mayordomo le gustan las sandalias. — Pronuncie desde mi asiento.

— Platica de chicas. — Respondió Amy.

Guarde silencio. Los buenos chicos guardamos silencio ante las charlas de chicas.

— Estos zapatos no son tu estilo, así de sencillo. Las sandalias van mejor con quien eres.

Amy parecía insultada.

— Me estas diciendo que no soy interesante como esos hermosos tacones, y en cambio soy plana y aburrida como esas tontas sandalias.

Insisto, ¿Por qué las chicas se complican tanto?

THE CONSTELLATION IN YOUR BODY (Counting the stars #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora